El ministro de Educación de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro, prohibió las actividades político-partidarias dentro de las escuelas para evitar la “sectorización de la sociedad”, a través de la resolución N°7 que modificó el reglamento y afirmó que “la escuela debe ser el espacio de la pluralidad y no de voces sesgadas”. Si bien garantizó que la actividad de los centros de estudiantes no va a estar afectada, dijo que las actividades políticas deben garantizar la “pluralidad”. La medida despertó críticas desde el punto de vista por el cercenamiento de uno de los pilares de la participación democrática como son los partidos políticos y porque es una resolución que aísla a la escuela de la comunidad. Aunque el ministro aseguró que no va en contra de los centros de estudiantes, los obliga a aceptar una postura política: la de quien decida, en cada caso, qué es o no lo plural.

“Achica mucho el margen, porque si el centro de estudiantes quiere dar una charla con un panel, ¿quién va a juzgar la pluralidad de esa charla? Las actividades optativas en la escuela está en la voluntad de la gente si quiere escucharlas o no”, criticó el ex Director de Educación bonaerense, Mario Oporto, tras conocerse la Resolución N°7 del 16 de enero.

El ex ministro -en cuya gestión se impulsó la creación de centros de estudiantes en las escuelas- consideró que “prohibir la política es ponerla del lado de lo malo”. Y explicó que la resolución del ministerio “pone a la escuela fuera de la comunidad, fuera de lo social y de la política”, pero remarcó que lo más grave es que “pone a la política como lo peligroso, lo sospechoso”.

La medida fue anunciada por el gobierno provincial como la prohibición de “los actos político-partidarios en las escuelas” y apunta a la utilización de la sede escolar fuera del horario de clases, los feriados y los fines de semana. Al anunciarlo en la web del ministerio, Finochiaro garantiza la pluralidad pero cierra las puertas de la escuela: “se puede debatir sobre ideas en las escuelas siempre y cuando estén representados todos los sectores; pero estará vedado cuando se quiera teñir el espacio de reflexión de un solo color político- partidario. Los partidos deben promover estas actividades en espacios concebidos para ese fin”, dice.

Para el Secretario General del gremio docente bonaerense SUTEBA, Roberto Baradel, con esa medida, el gobierno de María Eugenia Vidal “subestima uno de los pilares de la vida democrática, porque los partidos políticos son parte de la institucionalidad democrática”. En esa línea, resaltó: “Si bien es verdad que la actividad curricular debe ser equilibrado, las actividades extracurriculares, las jornadas solidarias y otras actividades son parte de la democracia. No es contrario a la institucionalidad”.

En ese camino, remarcó que “el PRO tiene una mirada de controlar la democracia, y su planteo es hipócrita porque ellos hacen política partidaria, pero lo hacen despolitizando”. Y disparó: “el PRO no tiene militancia en los barrios, en el territorio, entonces tratan de impedir a otras organizaciones que sí tienen relación con los barrios y el territorio”.

La política en las escuelas ya había ocupado la atención de los medios hegemónicos como parte de la persecusión y demonización mediática de la que sufrió la agrupación La Cámpora. Al ser consultado si la resolución ministerial se corresponde con esa mirada, no descartó que sea parte de “esa suerte de caza de brujas”, que pesa sobre esa organización política del kirchnerismo.

Política vs educación

La cartera educativa aseguró que la medida intenta “preservar a la escuela en su función pedagógica” y ciñó todas las actividades “con el espíritu y con los objetivos de los lineamientos curriculares”. También modificó el Código de Faltas e incorporó penas para revalorizar “la autoridad al docente y el acompañamiento a su investidura”. En ese contexto, Finochiaro dijo que “la escuela debe volver a ser un lugar sagrado, donde toda la comunidad educativa se sienta resguardada y protegida”.

“Están achicando es la participación democrática porque creen que la política es un tema técnico de gestores y administradores y no de participación comunitaria”, opinó Oporto. Y remarcó que “es buena la política partidaria porque nosotros vivimos en un sistema democrático que se expresa a través de los partidos políticos. Lo que no es bueno es obligar a los alumnos a escuchar la actividad. Pero si en una localidad me piden el edificio para un fin de semana o fuera del horario de clase para una actividad política ¿Que tiene de malo?”, se preguntó el ex ministro. Y respondió: “por el contrario, fomentar la participación política es bueno.