Uno de los valores que el macrismo considera como propios es la implementación con éxito de la «política 2.0»: el uso intensivo de las redes sociales para transmitir las «ideas» que representa Mauricio Macri. El presidente es un enamorado de estas herramientas. Sin embargo, tras nueve meses de gestión, sectores del oficialismo afirman que Twitter y Snapchat no alcanzan para gobernar.
El debate va más allá de discusiones entre modernos y tradicionales. Por caso, referentes de este último sector en la Cámara de Diputados parecen decididos a dejar atrás la queja y pasar a la acción para intentar provocar en la gestión ante la acumulación de problemas que carecen de una estrategia política (tradicional) para su resolución. Los hombres de confianza del presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó, reconocen la existencia de esta pelea con el mayor representante de la «política 2.0»: el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Aunque Monzó no reniega de la modernidad también reconoce que la preferencia de Macri por la estrategia de Peña ha redundado en un debilitamiento de su incidencia en las decisiones de la «mesa chica» macrista. Monzó no es el único que tiene esta mirada en el bloque del PRO. Hay otros más, incluso macristas puros, que se muestran preocupados por esta falta de política en la tarea presidencial y las complicaciones que deriva en la tarea parlamentaria. «El presidente no es un líder político tradicional sino más bien un jefe, un empresario», reconocen diputados del PRO.
Y advierten: «Un empresario usa lo que le conviene hasta que deja de dar resultado. Eso es lo que ocurre hoy con la estrategia de Marcos.» Sin embargo, las diferencias de este sector del oficialismo con la Casa Rosada no son de fondo sino de forma. A la agenda de cuestionamientos de ese sector se sumó en los últimos días el debate por la reforma electoral. «Temporalmente la boleta electoral está tarde», advierten cerca de Monzó. «Es muy difícil que lleguemos a tiempo», dicen los colaboradores del vicepresidente primero del bloque PRO, Álvaro González.
Todos señalan que es más importante resolver el debate del Presupuesto y de Ganancias. Enterado de la pelea, Adrián Pérez se agarra la cabeza. Como secretario de Asuntos Políticos redactó la reforma y modificó la iniciativa original luego de un largo listado que le pasaron los diputados de la UCR – que ahora le piden algunas más- y las que aportaron sus socios del Frente Renovador. Pérez se siente atrapado y perjudicado en esta interna a pesar de que es parte de la línea que representan Monzó y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. «La oposición no me frena la ley sino los nuestros», lo escucharon quejarse sin que pareciera tener conciencia de la fuerte disputa que se desarrolla por encima suyo y mucho menos el resultado que pueda tener. «