Con las medidas de flexibilización, el avance de la vacunación, la dinámica de la discusión política electoral y la llegada de la primavera, se instaló una sensación en la sociedad: el coronavirus quedó atrás. ¿Realmente quedó atrás? Especialistas de distintas áreas hablaron con Tiempo sobre el escenario actual, el rumbo errático de la información sobre las medidas y el factor Delta. Y sostienen que algo es seguro: la pandemia sigue. Y que los cuidados también deben continuar.
“La pandemia no terminó, pero ni ahí –acentúa Gonzalo Camargo, presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias–. Y la responsabilidad individual está más a full que nunca”. Sostiene que “estas medidas están en consonancia con lo que se venía hablando hace tiempo, ya se venían permitiendo aforos y ahora solo se aumentó un porcentaje. Además, los mayores de 18 ya están casi todos vacunados y el 80% de los mayores de 40 ya tienen las dos dosis”.
Rodrigo Quiroga es doctor en Ciencias Químicas, docente de la Universidad de Córdoba y uno de los especialistas en análisis estadístico que siguió las curvas de la pandemia durante este año y medio. Asegura que se “malinterpretó” el mensaje de la ministra Carla Vizzotti. “De ninguna manera dijo que dejaba de ser obligatorio el barbijo, solo en un caso puntual: si es al aire libre y si la persona está sola o acompañada de convivientes en un lugar sin aglomeración. Y para ser honestos, la enorme mayoría de nosotros, cuando está solo al aire libre, muchas veces anda sin barbijo”. Otras flexibilizaciones le preocupan más: “Las actividades puerta adentro de muchas personas, y donde más cuesta controlar el uso de barbijo: eventos bailables y fiestas con jóvenes, muy pocos vacunados. Hay que hacerlo con cuidado y de manera gradual. En Europa, a pesar de que pedían certificado de vacunación, los boliches terminaron generando un problema, con súper contagios”.
“No vería un relajamiento excesivo actualmente sino, en todo caso, una dificultad para incorporar dos cuestiones: primero, la magnitud de la catástrofe vivida y la necesidad de lidiar con el impacto que eso ha tenido y va a tener; y segundo, el alto nivel de incertidumbre. En este momento, estamos en una situación epidemiológica muy buena, pero sabiendo que eso tuvo que ver con los controles de ingresos, con los cuidados, y con la demora de Delta, cuya capacidad de disparar una nueva ola todavía no conocemos”, destaca Daniel Feierstein, doctor en Ciencias Sociales, investigador del Conicet y docente de la Untref y de la UBA. “Más que pensar si el relajamiento es excesivo –continúa-, es importante pensar que hay algunos cuidados mínimos que hay que sostener, y saber que esto es temporal. No necesariamente esta situación epidemiológica es el fin de la pandemia, sino que puede ser un respiro que sería importante aprovechar”.
“Si no es ahora, con 17 semanas seguidas con baja de casos, menos de dos mil contagios promedios por día, y con 65% de la población con al menos una dosis, ¿cuándo avanzaríamos con algunas aperturas?”, se pregunta retóricamente el infectólogo Tomás Orduna, como respondiendo a esos “sectores de la oposición que están permanentemente en la vereda de enfrente de cualquier cosa que se haga. Ahora dicen que esto es apresurado. Si se hacía antes de las PASO iban a acusar de demagogia. Pero no confundamos, acá nadie dice que hay que dejar el barbijo. Y la pandemia sigue estando”.
Vivir solo cuesta vida
Los especialistas coinciden en que algunos anuncios generaron confusión, y fueron aprovechados por sectores opositores políticos y mediáticos. Lo del barbijo, comunicacionalmente, fue meterse en un terreno engorroso, que se podría haber evitado.
El jefe del Servicio de Infectología del Hospital de Alta Complejidad Cuenca Alta, de Cañuelas, Javier Farina, precisa que “hay lugares donde el barbijo tiene un rol importante, que son los espacios cerrados, los comercios, y la calle cuando hay mucha gente. Hay que entender que estas medidas son buenas pero que sirven para este momento y este número de casos. Si llegan a aumentar, rápidamente se tendrá que cambiar la estrategia”.
Quiroga sostiene que con la variante Delta ya circulando, es matemáticamente imposible alcanzar en el corto y mediano plazo la inmunidad de rebaño, debido a la efectividad de las vacunas que hoy están aprobadas. “Tomemos el mejor caso de disminución de probabilidad de infección estimado para las vacunas, que es el 85%, y hagamos una suposición optimista de un R0 (tasa de transmisibilidad del virus) de Delta igual a 6 en la Argentina. Es imposible alcanzar la inmunidad de rebaño total, ya que necesitaríamos vacunar a más del 100% de la población, un absurdo”. Pero remarca: “Sí sería alcanzable la circulación nula o muy baja de Delta si combinamos vacunación de adolescentes y niños y también el sostenimiento de cuidados, que genera un Re (R efectivo) menor al R0. Si abandonamos cuidados y restricciones por completo, vamos a tener circulación viral”.
“El barbijo, al menos en el ámbito médico, llegó para quedarse, sobre todo en época de alta transmisión viral. Se comprobó que transmitimos muchas menos enfermedades”, apunta Gonzalo Camargo, jefe de Emergencias en el Sanatorio de la Trinidad, de Ramos Mejía, donde el 98% de las consultas por cuadros gripales están dando negativos de Covid. “Uno ve los parques llenos de gente, y no hubo aumento de contagios. Entonces está claro que el aire libre no es motivo de infección –subraya–. Hay que apelar a la responsabilidad individual y a que en las propias familias se presione a los familiares que aún no se vacunaron, para que tomen conciencia”.
Para Feierstein, los anuncios de los barbijos fueron “innecesarios”, más por un problema comunicacional que técnico: “Son correctos en su formulación. Lo real es que hoy en los espacios públicos sin aglomeración no hay un peligro importante sin el uso del barbijo, pero eso ya ocurría antes y se podría haber dejado la situación como estaba. Anunciar el no uso del barbijo en el espacio público puede llevar a que mucha población salga sin él, y uno no sabe qué situaciones van a darse. Quizás sale con la idea de no encontrarse con nadie, pero después se cruza con alguien o habla con un comerciante, y potencia una posibilidad de contacto”.
Esta semana, el Hospital Posadas informó que, por primera vez en un año y medio, la terapia intensiva no tuvo pacientes de Covid–19. Orduna comenta que en el Muñiz, donde es jefe del Servicio de Medicina Tropical y del Viajero, solo hay dos internados. Ambos no vacunados. Aunque hubo internados graves vacunados: “Cuando llega alguien que se vacunó, tenemos que salir a explicar que puede suceder con personas que tienen poca respuesta defensiva y no pueden formar anticuerpos de manera adecuada, pero les ocurre lo mismo con otras vacunas para otras patologías. Suelen ser personas mayores o con factores de riesgo”.
Lo que más le preocupa ahora son los tratamientos postergados por el Covid, en una sociedad que va asomando la cabeza, volviendo a los problemas que habían quedado en un segundo plano, “como si hubiese salido de una guerra”. Orduna meciona como ejemplos la falta de cuidado de patologías crónicas, el abandono de tratamientos y el Calendario de Vacunación. Esta semana, la subsecretaria de Gestión de la Información del Ministerio de Salud bonaerense, Leticia Ceriani, relató que a mediados de año se debía alcanzar al 50% de la población objetivo del Calendario. “Sin embargo, estamos muy por debajo: alrededor del 40%, y con algunas vacunas en particular, en apenas un 25-30% de cobertura”. «
Más flexibilizaciones en las fronteras
Otro anuncio que generó atención fue el de las mayores flexibilizaciones en las fronteras. Desde esta semana, los argentinos, residentes y autorizados por Migraciones que ingresen al país con el esquema de vacunación completo, no deberán realizar la cuarentena obligatoria. Solo sus hijos, si no están vacunados. Florencia Carignano, directora nacional de Migraciones, contó que además deben sumar testeos 72 horas antes de viajar, al llegar y luego, a los cinco o siete días: “Los costos estarán a cargo de los pasajeros”.
El gobierno además dispuso una apertura de fronteras gradual que también contempla a extranjeros residentes y quienes arriben por trabajo, sin necesidad de aislamiento. El 1 de octubre comienza el turismo internacional, y ahí tampoco será obligatoria la cuarentena para viajantes de países limítrofes, respondiendo a una demanda de provincias como Mendoza y Misiones.
Si bien admiten el contexto epidemiológico y de vacunación más favorable, desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria se mostraron cautelosos con la medida: “Parece prudente esperar el comportamiento de la variante Delta antes de tomar medidas definitivas o extremas en temas referentes a políticas de fronteras”.
La vacunación no para
Mientras tanto, siguen llegando vacunas. A las tres millones de Sinopharm que recibió el país en las últimas horas, repartidas en tres vuelos, se sumaron 1.050.000 de Sputnik V que arribaron anoche desde Rusia: 700 mil dosis del componente 1 y 350 mil del dos. También se espera para los próximos días un nuevo lote aprobado del segundo componente fabricado por el laboratorio Richmond.
La Argentina ya posee casi 67 millones de vacunas, de las cuales aplicó 50,6 millones. Las dos primeras semanas de octubre se espera el arribo de 1,6 millones de dosis de Pfizer por semana, destinadas a quienes tienen entre 12 a 17 años. Y para los más chicos también se espera la inminente aprobación de Anmat de Sinopharm en menores
Por último, avanza el objetivo de completar esquemas: ya son casi 21,5 millones con dos dosis (46,5% de la población), y quedan alrededor de 8 millones por completar esquemas. Es la misma cantidad que el país inmunizó en el mes pasado.