Un estudio realizado en el conurbano bonaerense, al que Tiempo accedió en exclusiva, actualiza el impacto de la crisis económica sobre los hábitos alimentarios. Revela las dificultades para llegar a fin de mes y cómo ese deterioro se proyecta en el humor social, el nivel de desaprobación de la gestión del presidente Mauricio Macri y de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
La edición de agosto del Índice de Estabilidad Social del Conurbano refleja que el 66% de los consultados reconoció que tuvo que reemplazar algún alimento o eliminarlo de su dieta por falta de dinero. El mismo porcentaje confió que ellos o algún miembro de su familia dejó de desayunar, almorzar o cenar por esa razón. En ese universo, el 75% sostiene que se vio obligado a pedir alimentos o a comer en un comedor del barrio.
Los datos surgen de la encuesta realizada por las consultoras Reyes – Filadoro y Numeral 8, sobre 600 casos del Conurbano bonaerense, entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre. El trabajo preguntó sobre la situación de la economía doméstica, el estado de ánimo personal, las expectativas económicas en un futuro cercano, el acceso a condiciones de vida satisfactorias y el nivel de acuerdo con los gobernantes de turno.
Por un cambio en la metodología de las ediciones realizadas desde marzo de 2017, la de agosto no compara los períodos anteriores, pero establece que «el IES en el conurbano para septiembre alcanzó los 59 puntos, en una escala del 1 al 100 en la que los puntajes más bajos denotan mayor estabilidad social y los más altos denotan mayor inestabilidad social».
Llegar a fin de mes.
Uno de los ejes de las preguntas tiene que ver con las dificultades para concluir el mes sin endeudarse. Consultados sobre su capacidad de ahorro, el 50% aseguró que no le alcanza para llegar a fin de mes, el 39% que «no puede ahorrar pero llega» y el 11% que dice que puede «ahorrar algo».
El 54% confió que tuvo que pedir un crédito o dinero prestado para llegar a fin de mes, el 42 dijo que no fue necesario, pero «casi el 77% de quienes no llegan expresaron la necesidad de contraer deudas para afrontar sus obligaciones económicas».
Además del endeudamiento personal, el trabajo también preguntó a los encuestados si realizó algún trabajo extra como, por ejemplo, ofrecer un servicio o vender productos para que el dinero les alcanzara. El 62% dijo que sí y el 36% que no.
El 68%-además-recibe o forma parte de una familia que recibe algún tipo de ayuda del Estado, pero el «92% de las personas que perciben ayuda estatal evalúa negativamente la gestión de Macri y el 84 opina que las medidas del gobierno benefician a la clase alta», sostiene el documento cuando entrecruza otras variables políticas consultadas.
El ánimo
Para tener un panorama del estado de ánimo y el nivel de frustración de los encuestados, el estudio les pidió que eligieran una palabra para definir su situación personal. El 44% contestó que se sentía con bronca y el 34% frustrado. Sólo el 11% dijo sentirse conforme y el 7% entusiasmado. De ese modo, los sentimientos negativos ante la crisis llegaron al 78% de los consultados, los positivos al 18%, pero «quienes expresan mayor nivel de frustración son las personas que tienen entre 30 y 49 años».
Ante la consulta sobre la satisfacción de cada consultado con su vida personal, el 57% aseguró sentirse poco y nada satisfecho, mientras que el 42% afirmó estar satisfecho y muy satisfecho con su vida. La escala de humores que llega hasta la insatisfacción total registró cuatro porcentajes: el 12% eligió caracterizarse como «muy satisfecho» y el 30% optó por definirse como «satisfecho», pero en el plano negativo, el 37% aseguró estar «poco satisfecho» y el 20% sostuvo que está «nada satisfecho».
En este capítulo, la encuesta remarca que «los más satisfechos con su vida personal son las personas que reportan una situación económica positiva en su hogar, tienen entre 50 y 59 años, título universitario y evalúan positivamente la gestión de Macri».
Sobre la capacidad de tolerancia.
Para conocer la percepción sobre la situación económica en el hogar, el 56% la definió como negativa y el 44% como positiva, un porcentaje alto compuesto por un 48% que la consideró como «buena» y un 2% como «muy buena». Ese recorte arroja otro dato: «El 79% de las personas que aprueban la gestión de Macri, reportan una situación positiva en su hogar». La mayoría de las opiniones negativas está integrada por un 35% que consideró «mala» su situación económica y otro 14% que la consideró «muy mala».
Los cuadros de expectativas sobre la situación económica para el próximo año reflejan que el 39% ve un «mal» futuro, otro 12% que lo percibe «muy mal», un 34% que lo augura «bien» y otro 4% «muy bien», aunque un 10% no sabe. Las cifras totalizan un 52% de expectativas negativas y un 38% de positivas sobre el futuro de su economía.
Pero el nivel de tolerancia es muy corto: el 41% aseguró que no puede esperar más tiempo para que mejore la situación económica, el 21 dijo que puede esperar entre 6 meses y un año, el 20 sostuvo que sólo puede esperar menos de seis meses y un 19 consideró que puede esperar por un año o más.
Sobre el riesgo de perder el trabajo en los próximos doce meses, el 48% dijo que está «muy preocupado», el 33 «preocupado», el 12 «poco preocupado» y el 7 “nada preocupado”. Es decir que un 81% tiene algún nivel de preocupación por perder su trabajo y el 19% no carga con ese temor.
Conurbano, Macri y Vidal.
El abanico de percepciones sobre la gestión de Macri aporta cómo impacta la economía. El 54% opina que es «muy mala», el 28 la considera «mala», el 14 «buena y el 4 «muy buena». La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal no se diferencia de esas lecturas. El 40% considera que es «muy mala» su gestión, el 28 opina que es «mala», el 19 la define como «buena» y el 13 como «muy buena”. Macri llega al 81% de apreciaciones negativas y Vidal al 68%, mientras que las positivas son del 19% para el Presidente y del 32% para la gobernadora.
Sobre las 15 medidas paliativas que anunció el presidente luego de la maxidevaluación del 12 de marzo, el 75% consideró que benefician a la «clase alta», mientras que un 5 opinó que es para la clase baja. La misma cifra se repite para la clase media y para todos por igual.
El documento concluye con una pregunta inquietante: «¿Usted diría que está satisfecho con el funcionamiento de la democracia en Argentina?». El 33 se definió «nada satisfecho», el 38 consideró que está «poco satisfecho», el 21 «satisfecho» y el 8 «muy satisfecho». De este modo, las opiniones negativas llegan al 71% y las positivas al 29%, aunque el estudio acota que «el mayor nivel de insatisfacción se registra entre las personas que tienen dificultades económicas, no llegan a fin de mes y reciben ayuda del Estado».
En diálogo con Tiempo, Florencia Filadoro, una de las directoras del estudio, explicó que «el espíritu del IES es conocer y entender qué sucede en los hogares de las familias del conurbano bonaerense, siendo una de las zonas más desventajosas del país y donde los niveles de pobreza son superiores a la media nacional».
En la edición de agosto del índice «se observa que la crisis económica está muy instalada», pero destacó que entre los principales aspectos del trabajo «cuando consultamos por el estado de ánimo, sólo el 18% expresó sentimientos positivos, algo que puede interpretarse como el fiel reflejo del deterioro social que se percibe en esta zona del país, que representa a casi el 30% de los argentinos».