Ganamos en todas las canchas, en el peor de los años. Ganamos en representación electoral con la ley de paridad, ganamos fuerza en el mundo sindical con el paro de mujeres, ganamos el primer tratamiento legislativo por el derecho al aborto, espacios en los medios afines y en los hostiles, y otra batalla contra la cultura de la violación tras la denuncia de Thelma Fardín. Se incorporó el disruptivo lenguaje inclusivo a la discusión política. Con el seguimiento cotidiano del debate por la interrupción legal del embarazo, el feminismo llegó –con mayor o menor intensidad- de manera capilar a todos los hogares. El movimiento de mujeres recibe 2019 en su mayor nivel de masividad y organización, se mete de lleno en la campaña electoral y con el proyecto de aborto legal marca un primer objetivo claro para el inicio del año legislativo, un deseo de fin de año que en estas feministas fiestas se volvió hashtag: #QueSeaLey.
Del cupo a la paridad
Terminaba 2017 y, rápidas de reflejos, diputadas de distintas fuerzas primerearon la votación de la Ley de Paridad de Género en las listas de candidatos a cargos legislativos. En la madrugada de una sesión maratónica, fue Victoria Donda quien peleó para impulsar el proyecto, que ya tenía media sanción del Senado. Primero se ganó la discusión de su tratamiento sobre tablas, y después, la votación con 165 diputades a favor y sólo cuatro en contra. Desde 1991, con la Ley de Cupo, sólo era obligatoria una representación femenina mínima del 30 por ciento. La paridad en las listas se aplicará por primera vez en las elecciones de 2019.
8M
“La tierra tiembla”, dijimos en las asambleas de mujeres y sindicatos que prepararon el segundo Paro Internacional de Mujeres, el 8 de marzo. La movida mezcló la militancia que convocó el movimiento antifemicida del NiUnaMenos, la poco usual coordinación entre centrales obreras (las dos CTA y la CGT) y la campaña por el aborto legal, consigna de la masiva movilización. Además de visibilizar el trabajo no pago en los hogares, la jornada permitió discutir condiciones laborales de las mujeres y reclamar mayor participación en los puestos de decisión en las estructuras sindicales.
Feminismo prime time
La comunicación feminista saltó de los medios especializados y espacios comunicacionales militantes a la tevé en horario central. Luciana Peker, Malena Pichot, Julia Mengolini, la Señorita Bimbo y Florencia Freijo le explicaban con paciencia, contundencia, claridad y sencillez a Jorge Rial y todo su público qué es el feminismo. El conductor se puso el pañuelo verde. Miles de mujeres aprendieron qué es el misoprostol y para qué sirve.
La marea
Uno de los primeros hitos del 2018 feminista tuvo lugar el lunes 19 de febrero con el primer –y ahora legendario- pañuelazo frente al Congreso, que pidió la inclusión del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Cuando en la apertura de sesiones, en marzo, Mauricio Macri anunció la habilitación del tratamiento, hubo que salir a desterrar la conservadora idea de que reclamar por un derecho de las mujeres era un distractivo de la crisis económica.
Pero la masividad de la lucha se impuso y los martes fueron verdes. El 6 de marzo el proyecto ingresó por primera vez al debate en comisiones, tras seis intentos fallidos. En el anexo de Diputados expusieron a favor profesionales de la salud pública, delegadas de colegios secundarios, actrices, escritoras, sociólogas, militantes del movimiento de mujeres, sindicalistas, estudiantes e integrantes de la Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, donde nació la iniciativa, en el XIX Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) realizado de Mendoza, en 2004. Del lado de enfrente, argumentaron religiosos y profesionales pagos por la Universidad Católica y la Universidad Austral, la rama laica de la Iglesia. Aseguran en la Campaña que fue “el tratamiento legislativo más informado desde el retorno de la democracia”. Más de 700 expositores fueron escuchados a través de transmisiones en vivo, cuyos hitos rebotaban en las calles y las redes. Afuera, los martes verdes se nutrían de recitales, clases públicas y performances político-artísticas. Se multiplicaron por todo el país los pañuelos atados a las carteras y mochilas.
Y en eso aparecieron las pibas, y el verde pasó a ser verde glitter. La militancia estudiantil secundaria y universitaria, pero también las pibas de los movimientos sociales, nutrieron de argumentos, masividad, color y euforia la helada madrugada del 13J. En el acampe hubo recitales, baile, agite, fogatas, mate, bufandas y gorros. La lucha fue alegría. Adentro, ardía el grupo de WhatsApp de les diputades sorores, una impensada coordinación entre la camporista Mayra Mendoza, Donda, la radical Brenda Austin y el diputado PRO Daniel Lipovetzky que logró, a fuerza de meses de debate, rosca y persistencia, la primera media sanción del derecho al aborto con 129 votos a favor y 125 en contra.
En el Senado, la cancerbera vicepresidenta Gabriela Michetti intentó imponer reglas de juego poco amables al tratamiento del proyecto. Las cúpulas provinciales de la Iglesia Católica visitaron a sus legisladores. No hubo allí coordinación sorora y sí agrupamiento antiderechos, con la radical tucumana Silvia Elías de Pérez y la salteña Cristina Fiore a la cabeza, quienes acusaban sin pruebas a todos los expositores pro aborto de ser financiados por Planned Parenthood, y saludaban los dichos del médico Abel Albino, quien pasó a la fama tras argumentar que el VIH traspasa la porcelana. La votación se perdió 38 a 31. Afuera, las organizaciones feministas decidieron no pudrirla. No había ley, pero se había instalado y ganado el debate en la sociedad. El aborto había dejado de ser un tabú vergonzante para convertirse, legal, seguro y gratuito, en necesidad.
Además, el debate dejó un profundo aprendizaje para quienes siguieron las exposiciones, que a su vez masificaron palabras y significados. “Persona gestante” (que incluye a las identidades lesbianas, bisexuales, travestis y trans), persona «cis» (la que elige quedarse con el género asignado al nacer), patriarcado (en tanto sistema de dominación) y muchas otras palabras se incorporaron al lenguaje cotidiano. Y se expandió el uso de la letra e para denominar en neutro, muy a pesar de la Real Academia Española.
En octubre se llevó a cabo en Trelew el 33° ENM. A diferencia de otros años, se marchó desde los barrios pobres hacia el centro. Y se ratificó en asamblea la nueva presentación en el Congreso del proyecto de IVE, en marzo de 2019.
#MiráCómoNosPonemos
Ya corría diciembre y la agrupación Actrices Argentinas decidió transformar la difícil tarea de denunciar una violación en un acto político. Thelma Fardín acusó a Juan Dhartés rodeada de sus colegas. La acción legal y comunicacional fue certera y obligó al mundo del espectáculo, y también fuera de él, a pronunciarse. Relatos de abuso se multiplicaron en diversos ámbitos, aun en organizaciones políticas de todo el espectro ideológico.
En 2019, los partidos políticos estarán obligados a pronunciarse sobre los objetivos de la agenda feminista: aborto legal e implementación de Educación Sexual Integral, una agenda que quedó inscripta para siempre en de las plataformas de las distintas fuerzas del campo popular. «