La reunión del miércoles pasado en la sede de Azopardo ratificó la movilización propuesta por Camioneros y la declaración de Mar del Plata en la que se rechaza el techo paritario, la reforma laboral y se reclama la derogación de la reforma previsional.
Así las cosas, la marcha convocada (y ratificada) para el 22 de febrero ya es formalmente patrimonio del Consejo Directivo de la CGT. Sin embargo, de la cita no participaron los Gordos liderados por el triunviro Héctor Daer ni los Independientes de Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavallieri (Comercio) y Gerardo Martínez (UOCRA). Tampoco estuvo la UOM, que había renunciado al CD horas después del paro del 18 de diciembre ni Roberto Fernández de UTA.
Sí estuvieron dos de los miembros del triunvirato, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid, aunque su poderío, en los hechos, ha sido restituido a José Luis Barrionuevo y Hugo Moyano, los verdaderos artífices de la reunión de Mar del Plata y de la propia movilización.
Héctor Daer salió al cruce el viernes en declaraciones a Radio Mitre y, si bien bregó por no comprometer la unidad de la CGT, criticó duramente la movilización y desconoció la resolución del Consejo Directivo del que, aseguró, «la mayoría de las organizaciones sindicales no concurrieron».
Para Daer, «si la conducción de la CGT (por el triunvirato que integra) no es capaz de garantizar la unidad, hay que hacer un Congreso y nombrar una nueva».
La fractura ya se había puesto de manifiesto el pasado 18 de diciembre cuando la tendencia manifiesta de los trabajadores a participar de las marchas contra la reforma previsional obligó a la CGT a convocar, con un apuro inédito, a un paro general dos horas antes. Sin embargo, varios sindicatos decidieron no acatar la medida. Algunos, como la UTA, en forma explícita y otros de manera vergonzante como Sanidad o Comercio.
Durante aquella semana, vale recordarlo, el moyanismo mantuvo un perfil bajo.
Con todo, y a pesar de que queda lejos en el tiempo para las necesidades de las muchas luchas que están en curso (INTI, SENASA, mina del Río Turbio, Fanazul, Ingenio San Isidro, etc.), la movilización será un factor aglutinante de varias de las corrientes que militan en el movimiento obrero. Participará la Corriente Federal, ambas CTA y los sindicatos conducidos por el clasismo y la izquierda que, en forma diferenciada, reclamarán un plan de lucha. No lo harán las 62 organizaciones bajo el curioso argumento de que «no quiere ser conducida por el Partido Obrero, los K, ni Yasky», ni el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA). Con todo, será el canal a través del cual se mida la tendencia subterránea para dar continuidad a las movilizaciones de diciembre contra la reforma previsional algo que, desde el vamos, representa una preocupación para el gobierno. «