Una surge del Movimiento Evita y la Militancia de la economía popular, otra creció políticamente en La Cámpora y el activismo feminista, y la tercera convirtió a la academia en el espacio de lucha para una comunicación democrática. Ganaron sus internas partidarias y se impusieron a los oficialismo en sus respectivos distritos.
“En 150 años nunca hubo una intendenta mujer. En este momento, Moreno necesita una intendenta mujer. Las mujeres tenemos la capacidad de hacer miles de cosas a la vez”. Esta frase de Mariel Fernández al portal La Nación Trabajadora resultó premonitoria. La dirigente de la CTEP, pareja del secretario General de esa central de trabajadores de la economía popular, Esteban “Gringo” Castro, se impuso el domingo en la interna del Frente de Todos para la intendencia de la populosa comuna del conurbano bonaerense y desplazó a Walter Festa, el actual intendente, quien buscaba la reelección tras una gestión plagada de críticas de propios y ajenos.
Mariel no fue la única mujer en celebrar. En Quilmes, la camporista Mayra Mendoza arrasó en la interna peronista, pero además se llevó puesto al intendente macrista Martiniano Molina con un estilo similar al que utilizó Axel Kicillof a nivel provincial: el contacto cotidiano cara a cara con el electorado quilmeño que en 2015 se atrevió a probar el cambio de la mano de una figura que prometía representar a la “nueva clase (anti) política”. Se prepara también para convertirse en la primera mujer intendenta de ese distrito de la tercera sección electoral.
Y en La Plata, Florencia Saintout se impuso en la interna del Frente de Todos, que, sumadas sus líneas internas, lograba superar al oficialismo de Julio Garro con una diferencia de diez puntos.
¿Qué tuvieron en común estos casos? Enfrentaron internas con entre cinco y siete candidatos respectivamente, entre ellos referentes de mucho peso, e historia en cada distrito. Y además, todas ellas provienen de organizaciones o instituciones surgidas o multiplicadas durante los años del kirchnerismo. Son la renovación, no sólo en términos generacionales. Crecieron políticamente en un contexto de avance sostenido de la agenda feminista, y participaron de procesos colectivos de militancia.
Mariel Fernández nació políticamente en Cuartel V, de Moreno, con un activismo barrial que arrancó en el movimiento fomentista, luego derivó en la creación de un Centro Cultural –La Chicharra- y más tarde en la dirigencia del Movimiento Evita, organización que se multiplicó a través de la presencia en espacios culturales en el conurbano profundo. En 2011 asumió como concejala y responsable del Evita en Moreno, mientras su pareja, el Gringo Castro, se lanzaba a armar la CTEP.
Mayra Mendoza empezó dictando clases de apoyo en un comedor comunitario de Quilmes y pasó a integrar la agrupación La Cámpora desde su creación, en 2006. En 2011 se convirtió en la única mujer en la mesa de conducción nacional de esa organización que, tras la derrota electoral del kircherismo de 2015 debió reformular ese modelo de conducción para abrir paso a su rama feminista. Mendoza abrió su propio local partidario en 2010 y desde entonces venía trabajando para su postulación. Un caso similar es el de la marplatense Fernanda Raverta, quien se candidateó para la intendencia de General Pueyrredón y obtuvo el segundo lugar, en un municipio que parece seguir alineado con Cambiemos.
Saintout no proviene de la militancia barrial de base, pero forjó su carrera política desde la Universidad Nacional de La Plata de cuya facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación fue decana entre 2010 y 2018. Saintout se construye como referente a partir de dos de los estandartes de la gestión kirchnerista: la Ley de Medios y el alineamiento con los países latinoamericanos de la “Patria Grande”. Más acá en el tiempo, también se convirtió en referente del movimiento LGTBI y de la lucha por el aborto legal.