Falta una eternidad para 2023, pero el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ya está armando un equipo multipropósito de campaña para la Provincia de Buenos Aires. Su amiga y aliada, Elisa Carrió, anunció que será candidata este año a diputada nacional por ese distrito. Al igual que la conducción de su partido, la Coalición Cívica (CC) está convencida de que hay que limitar las ambiciones de Mauricio Macri de tomar las riendas de Juntos por el Cambio recostado en su electorado más duro. El radicalismo amasa candidatos para disputar la boleta de 2023, como el diputado mendocino Alfredo Cornejo o el gobernador jujeño Gerardo Morales, pero el juego para este año seguirá abierto hasta que se defina la interna por el control de la UCR bonaerense entre el legislador provincial Maximiliano Abad y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Así concluyeron el 2020 los principales dirigentes de Juntos por el Cambio: ninguno de ellos sabe realmente cómo será el cronograma de las legislativas de este año, pero todos asumen que deberan medirse en internas para definir los liderazgos de la alianza y afrontar, o cooptar, a un nuevo competidor por ultraderecha que les disputará una parte del electorado.
A un año de haber perdido el control del Poder Ejecutivo, macristas, radicales y lilitos necesitarán como nunca a las PASO para terminar de ordenar los platos rotos de las derrotas nacionales sufridas en agosto y octubre de 2019. No están todos de acuerdo sobre la continuidad de las Primarias, pero no seguirán exhibiendo sus diferencias al respecto hasta que la Casa Rosada termine de jugar sus fichas y defina si mantendrá el cronograma como está previsto. O si aceptará la supresión de las PASO que reclama un puñado de gobernadores peronistas por razones sanitarias y económicas. El presidente Alberto Fernández no frenó ese planteo. Las dudas están puestas sobre la evolución de la pandemia durante la primera mitad del año y si la aplicación de distintas vacunas alcanza para frenarla antes de agosto.
Sin embargo, tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio admiten que ya quedó demostrado que se puede votar en pandemia. Citan como prueba, al menos para localidades de mediana escala, a la ciudad cordobesa de Río Cuarto, que concretó sus elecciones a intendente y concejales el pasado 29 de noviembre.
A las dudas sobre la continuidad de las PASO, en Juntos por el Cambio suman las incógnitas sobre el nuevo escenario electoral. Y las candidaturas que todavía no se definieron, como la exgobernadora María Eugenia Vidal.
En su entorno postergan un pronunciamiento, pero en el partido amarillo aseguran que volverá a calzar el traje de candidata y que está esperando el momento indicado para blanquearlo. Algunos arriesgan que volverá a pelear en una lista porteña y otros confirman el sendero bonaerense. «Ella tiene un problema: si es candidata en Provincia tiene que ganar y, si gana, querrá ser candidata a presidenta, pero si pierde en 2021, queda herida para 2023», explicó un integrante del partido amarillo para reflejar la centralidad de las legislativas para ordenar a los aspirantes de 2023.
Vidal no estará sola si lo hace. El extitular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, ya oficializó su interés por pelear por la gobernación en 2023. Se prepara para que su espacio dispute las listas bonaerenses del PRO durante este año. El volumen de esa aventura dependerá de los acuerdos que el «monzoísmo» teja con Vidal, luego de la reconciliación del año pasado, y del rol que juegue el intendente de Vicente López, Jorge Macri, que también ambiciona gobernar la Provincia.
En los incipientes cálculos electorales para 2021, en los tres partidos de Cambiemos se muestran cautelosos sobre Buenos Aires. El año de la pandemia no ha sido fácil para organizar los equilibrios internos. La exministra de Seguridad Patricia Bullrich preside el PRO desde hace un año y junto con Macri y el exsenador Miguel Pichetto buscan contener a su núcleo más duro, que se alimenta de la confrontación permanente con el oficialismo. A ese frente se suma la nueva geografía que dejaron las elecciones de 2019, con una porción de votantes, en su mayoría jóvenes, que se identifican con las opciones más ultraliberales de la derecha local, como los economistas Javier Milei y Luis Espert, que encabezan el frente Avanza Libertad, estructurados en las críticas por derecha a la administración de Macri.
En el macrismo, y sobre todo cerca de Bullrich, se preguntan cómo tejer los mejores puentes con esa dirigencia que los corre por derecha y que, como Espert, están más interesados en quitarle votos a Cambiemos que en ampliar sus confines.
En el oficialismo ven en ese frente ultraliberal un fenómeno similar al que dio origen en España a Vox, el partido de la derecha radical que ha multiplicado su base desde que fue fundado en 2013. Ahora estrecha lazos con la ultraderecha latinoamericana y especialmente con el presidente brasileño Jair Bolsonaro.
El 26 de octubre, la familia Bolsonaro y Vox lanzaron el Foro de Madrid para confrontar con el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, y nuclear a los grupos de derecha de Iberoamérica. Hace dos semanas, Milei y Espert firmaron la carta que fundó el Foro y se sumó el exmilitar y exfuncionario porteño Juan José Gómez Centurión. En el PRO fue firmada por uno de los principales reivindicadores de Vox, el diputado por Neuquén Francisco Sánchez, que sumó el apoyo de sus pares Alfredo Schiavoni, Carla Piccolomini, Hernán Berisso, Juan Aicega, Pablo Torello y Waldo Wolff. También puso el gancho Alberto Asseff, que integra Cambiemos por el partido UNIR. Esa escudería es la que reclama sumar candidatos más de derecha para atraer a ese electorado. Una opción, según explicaron a este diario en el partido amarillo, es cerrar acercamientos con dos economistas ultraliberales como Roberto Cachanosky y el exministro radical Ricardo López Murphy, que ahora controla el sello Republicanos Unidos.
Tanto Espert como Milei se niegan a participar de una interna con López Murphy y mucho menos con Cambiemos. «Ellos van a tener un problema. Al no tener internas competitivas se van a desinflar en las generales ante la necesidad de un voto útil contra el oficialismo y esos diez puntos se van a diluir», advirtieron en un comando macrista desde la Costa. Los tironeos de los ultraliberales no pasaron inadvertidos dentro del PRO y mucho menos en Cambiemos, donde sus socios se preparan para una feroz interna en agosto. La atención no solo está puesta en los beneficios electorales que puede cosechar el oficialismo cuando asome la pospandemia y un esperado rebote económico. También en la emergencia de un posible competidor por derecha que podría aumentar el impacto de una nueva derrota, con o sin Primarias. «