Giselle Robles, la exabogada de Leonardo Fariña, pidió su sobreseimiento en la causa en la que está acusada de formar parte del supuesto “guión” suministrado al financista arrepentido para que involucrara en causas de corrupción a funcionarios del anterior gobierno a cambio de su libertad. La letrada admitió que conoce a Allan Bogado, pero negó que se trate de un agente de inteligencia. En cambio señaló que Fariña, a modo de amenaza, le adelantó que la iba a vincular –a ella y a otro abogado que también trabajaba para el financista- con el extitular de la AFI durante el kirchnerismo Oscar Parrilli.
Robles declaró en indagatoria ante el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla, pese a que fue ella quien denunció (y aportó documentación) sobre cómo supuestamente agentes de inteligencia habrían indicado a Fariña, cuando estaba en prisión, qué debía declarar para salir en libertad e incorporarse al régimen de protección de testigos e imputados. La exabogada quedó complicada después de la declaración de Florencia Guijo, una exfuncionaria del Ministerio de Planificación, quien admitió haberle dado “una clase” a Fariña sobre derecho administrativo vinculado con los contratos de obra pública.
Robles explicó: “Fariña iba a decir que Franco (Bindi, su exsocio en la defensa del financista) trabajaba con Parrilli. Franco no lo conoce a Parrilli, yo menos, él tampoco. Eran cosas que Fariña hacía; él buscaba amenazar, esas eran las herramientas que él tenía, buscaba amenazar… Si no hacen lo que yo digo, digo que ustedes trabajan para Parrilli, una locura ”.
En declaraciones públicas, Fariña vinculó a Robles y a su socio Bindi –quien declaraba este martes también en indagatoria- con sectores de los servicios de inteligencia y con el empresario detenido Lázaro Báez. “Fariña dice que soy abogada de Báez, no lo conozco a Báez, jamás lo vi a Báez, nunca tuve trato, nada”, replicó.
En cuanto a sectores de la inteligencia vernácula, afirmó: “Voy a dejar en claro que nunca tuve ningún vínculo con ningún agente de ningún servicio de inteligencia, no conozco a ningún agente de inteligencia ni nada por el estilo, quien se jactó todo el tiempo de tener vínculos con los servicios de inteligencia fue el Sr. Leonardo Fariña”. Específicamente, según se desprende de la declaración, mencionaba al fiscal Eduardo Miragaya y al excomisario Carlos Sidrás, ambos agentes de la AFI.
“No quiero ensuciar gente que era la que él me nombraba, nunca las vi. Fariña tenía una línea telefónica abierta en el penal desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche. Hablaba con un montón de gente; de hecho con frecuencia hablaba con periodistas. Yo no era quien para decirle con quién hablar”, reconstruyó.
Robles ratificó que Fariña fue “guionado” a través de indicaciones que recibía en una cuenta de mail mientras estaba detenido. Le ordenaba a ella que los imprimiera y se los llevara a la prisión, y sobre esa base elaboró una declaración como arrepentido, luego de la cual salió libre. “La casilla me la pasa Fariña cuando estaba detenido y me pasa la clave, y me dijo que le pasara lo que dijera ahí que era lo que él iba a declarar. Según él esa casilla se la pasan los servicios de inteligencia, yo no lo vi a él con ningún servicio de inteligencia. Yo los imprimí y se los di”, señaló.
Y agregó: “Fariña te buscaba de corregir absolutamente todo, hasta las apelaciones. Se cree que sabe”.
En cuanto a Allan Bogado, a quien desde diversos sectores se lo sindica como “espía”, Robles aceptó que lo conoce, pero descartó que sea miembro de algún servicio de inteligencia. “Sí lo conozco, lo conocía porque yo estaba representando a (el exjuez Héctor) Yrimia, Bogado era cliente de Yrimia en la causa del Memorándum de Irán. Bogado era cliente de Yrimia. Como éste estaba imputado había puesto otro abogado en la causa del Memorándum. Está más que claro que ni Yrimia ni Bogado son miembros de los servicios de los servicios de inteligencia, es lo que informó la SIDE”, amplió.
Robles pasó de ser testigo, primero, y querellante, después, a acusada de “haber participado de una de las maniobras de espionaje político y judicial llevadas adelante por la asociación ilícita aquí investigada”. La abogada resolvió ejercer su propia defensa en la causa.