«Cristina es la líder del peronismo y ha dado acabadas muestras de su compromiso inquebrantable con los sueños y los anhelos de nuestro pueblo. Conoce cada rincón de la Patria e interpreta las necesidades como nadie. En este tiempo tan duro para los y las argentinas, ella puede encender una luz de esperanza con su mirada estratégica y su coraje para volver a organizarnos y comenzar la reconstrucción. Es momento de que una mujer, que militó toda su vida en el peronismo, presida por primera vez el Partido Justicialista». El tuit de Wado de Pedro fue el primero de una seguidilla de un nutrido grupo de dirigentes cercanos a CFK en lo que representa un claro «operativo clamor» para que la expresidenta ocupe el cargo máximo del PJ Nacional, vacante desde la renuncia de Alberto Fernández.
Nadie duda que el gesto tiene el visto bueno de la propia Cristina, lo que le otorga más relevancia a la movida, en momentos donde distintos sectores del peronismo intentan posicionarse y en algunos casos reagruparse para conducir el partido, incluso sugiriendo que hay que dejar atrás la etapa del kirchnerismo.
Lo cierto es que el operativo iniciado por Wado de Pedro no puede leerse como una jugada política limitada a La Cámpora, donde nadie discute el liderazgo de Cristina, sino de algo mucho más amplio. Al mensaje inicial del actual senador, se sumaron rápidamente intendentes como Gustavo Menéndez (Merlo), Mariel Fernández (Moreno), Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mayra Mendoza (Quilmes), además de dirigentes gremiales como el secretario general de ATE Capital, Daniel «Tano» Catalano, y dirigentes políticos importantes como José Luis Gioja, Teresa García y Juliana Di Tulio, entre otros.
Si bien algunos intentaron instalar que el «opearativo clamor» era un dardo directo contra las intenciones de Axel Kicillof y otros gobernadores como el riojano Ricardo Quintela, el pampeano Sergio Ziliotto y el fueguino Gustavo Melella, lo cierto es que el propio Kicillof desde México (donde viajó a la asunción de la presidenta Claudia Sheinbaum, declaró en las últimas horas que “es lógico, razonable y es hasta sano que se disputen y discutan representaciones, estilos, y hasta diría, programa, lenguaje. Después por supuesto que como toda discusión puede ser más o menos dura, fuerte, con golpes bajos. Y esto no lo estoy diciendo por la cuestión específica de La Cámpora o Máximo. Pero es un sector que tiene un peso importantísimo en el gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el vínculo con Cristina. Así que yo le doy una relevancia, pero también creo que no hay que dramatizar”, dijo el gobernador bonaerense en una entrevista con La Política Online.