Los medios del establishment encierran a una parte de la sociedad argentina en una habitación, arrojan la llave por la ventana, y la obligan a estar las 24 horas con Harvey Dos Caras, uno de los personajes criminales de la serie Batman. También podría ser el doctor Jekyl y Mister Hyde de la novela de Robert Stevenson o tantos personajes que desarrollan la idea de la doble personalidad. La narrativa y el cine intentan mostrar que dentro de un ser humano pueden habitar el bien y el mal con la misma intensidad. La derecha no busca este mensaje filosófico.

Es un Harvey Dos Caras que ahora pide que los argentinos que viajaron a Miami puedan volver en manada y cuando la cepa Delta ingrese se va a quejar por eso. Lo enloquecedor del mensaje es la desconexión. No hay un encadenamiento de las decisiones y sus consecuencias. Los procesos ocurren de modo fragmentado. Se construye la fantasía de que hay una forma de transitar la pandemia sin políticas de restricción y sin que haya casos graves y muertos. Marcelo Longobardi se inventó la frase vacía de la “cuarentena inteligente”. No hay ningún ejemplo en el mundo de un país que haya podido contener el virus sin cerrar nada, pero ya se sabe que eso no importa.

El sabio dicho popular “todo no se puede” describe el destino humano que está obligado a optar, porque no alcanza el dinero, no alcanza la energía, no alcanza el tiempo, en el amor muchas veces hay que optar. Hasta los pocos años que dura el milagro de la vida empujan a elegir, a poner prioridades.

El climax del mensaje de este Harvey Dos Caras llegó con las producciones periodísticas preparadas durante semanas. Las hicieron para sacarles el mayor jugo posible a los más de 100 mil muertos por Covid. Y son los mismos que empujaban a las personas a no respetar las políticas de cuidado.

Sin embargo, siguiendo con la idea de que todo tiene al menos dos caras, hay otro sector de la sociedad que luego de tantos años de manipulación mediática ya generó, a tono con la época, anticuerpos.

El Observatorio Social de la Universidad Nacional de La Matanza realizó una encuesta a nivel nacional que cerró el pasado 7 de julio. El 67% respaldó la forma en que el gobierno gestiona el plan de vacunación y solo el 30% la cuestionó. Sobre el manejo global de la pandemia, un 52% la aprobó y un 44% la criticó. No ocurrió lo mismo con la economía, casi inevitable luego de la caída de 9 puntos del año pasado por la pandemia. Eran más las opiniones negativas que las positivas.

La batalla cultural de este tiempo no pasa solo por desmontar operaciones y desnudar el cinismo de quienes empujaron a la población a contagiarse y ahora hacen tapas con los miles de fallecidos. También hay que volver a repasar algo tan básico como que los procesos están encadenados, que una decisión tiene consecuencias diversas. La derecha trabaja con un mensaje que fragmenta todo lo que ocurre, como si una cosa nunca tuviera nada que ver con otra. La ilusión de que las decisiones no tienen consecuencias ni contradicciones y que cuando aparecen es por culpa del peronismo. «