El costado misógino y más agresivo de Javier Milei volvió a aparecer en el juicio oral por el intento de asesinato contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La Sala AMIA del edificio de Comodoro Py se convirtió en una nueva caja de resonancia de aquella frase pronunciada por el presidente en una entrevista con el canal de noticias TN: «Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”.

En la última audiencia del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal número seis, uno de los abogados de la ex presidenta, José Ubeira, pidió la palabra: “La violencia que nos trajo a este juicio no ha cesado”.

“Nuestra mandante es una persona que sigue siendo hoy políticamente relevante y sobre la que tenemos -dentro de esta sala de audiencias- el deber de exponer cualquier cuestión que afecte su seguridad personal”.

Fue una invocación retórica. El tribunal oral debería dibujar un argumento para disponer que se fortaleciera la seguridad de Cristina Kirchner. Desde el propio Poder Judicial ya se ha dicho que sólo tres personas intentaron matarla y los tres están presos y sometidos a juicio. ¿Cómo se justificaría una orden para reforzar su seguridad si en los despachos contiguos ya se ha descartado que el atentado fuera la foto final de una película que comenzó mucho antes, mediante la gestación de un clima de crispación y odio que la tuvo por objetivo? Aunque la realidad demuestre otra cosa, para Comodoro Py sólo tres personas quieren muerta a la ex presidenta.

Ubeira recordó la declaración de Cristina Kirchner en el juicio por el ataque que sufrió hace poco más de dos años, cuando llegaba a su departamento en el barrio porteño de La Recoleta. «La ex presidenta ya señaló al declarar en este juicio las actividades previas que degeneraron y devinieron en esto que se está ventilando acá». Y en ese contexto, advirtió: «Esa violencia no ha cesado sino que se ha generado una situación aún más grave de violencia, por la persona que ha emitido esa acción, que es el actual presidente de la República».

Javier Milei justificó su declaración a TN en que fue sólo «una metáfora» que CFK (quien reaccionó preguntándole “¿así que ahora también me querés matar?”) no comprendió. Según el abogado de la ex mandataria, Milei retrocedió sobre aquella bravata inicial “para emparejar las cosas». Pero lo contradijo: «Una afirmación de este tipo excede cualquier ámbito de metáforas”.

La exposición de Ubeira fue seguida con un estruendoso silencio por el tribunal. Al comienzo de la audiencia, los jueces habían admitido la ampliación de la acusación contra los imputados Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo por la agravante de violencia de género por odio político.

El paralelismo es inevitable. Si -tal como sostiene la ex presidenta- el disparo que no salió del arma del frustrado asesino aquel 1 de setiembre de 2022 fue la consecuencia de una instigación permanente (con financiamiento endógeno incluido y una fuerte sospecha de origen en sectores marginales de la política que hoy llegaron al poder), el escenario podría repetirse pero esta vez fogoneado desde la propia Casa Rosada.

“Lo único que podemos hacer saber, más allá de las acciones personales que podamos llegar a tomar, es dejar registro de que en este juicio se ventila un hecho de violencia que se desencadenó por una serie de acciones políticas que se desarrollaron en el ámbito público. Y ahora el que las encabeza es el presidente de la República. Queremos que quede constancia en el registro de este debate que la vida de mi clienta, la de sus allegados y los militantes están sujetas a esta violencia que se genera desde el máximo responsable de la primera magistratura de este país”.

Ubeira responsabilizó a Milei por un eventual nuevo ataque contra Cristina Kirchner. «El presidente es el que está a cargo de la seguridad de todos los habitantes de la Nación. De él depende el Ministerio de Seguridad, la Policía Federal, los organismos de custodia que tiene nuestra clienta».