Bajo el título Donde los vamos a llevar ahora los van a hacer señoritas, La Cámpora denunció el abuso por parte de fuerzas de seguridad sufrido por dos pibes de 12 años en la villa 1-11-14 la semana pasada. La organización política juvenil denuncia la entrada en vigencia de facto de la baja de la edad de imputabilidad.
«Donde los vamos a llevar ahora los van a hacer señoritas. Vas a ver como vos y tu amigo consiguen novio enseguida», le dijeron los gendarmes a los dos chicos. «En posición cuerpo a tierra y sin poder girar la cabeza, porque ya le habían ordenado que no lo hiciera, Kevin C.* no pudo ver cuál de los gendarmes se había tomado el trabajo de ponerse en cuclillas para amenazarlo una vez más, esta vez insinuando lo que supuestamente les esperaba una vez que los dejaran en un lugar donde según el mismo agente, lo iban a tener guardado por mucho tiempo», contó la organización.
«Al mismo tiempo y a menos de un metro, su amigo Francisco H.* no la estaba pasando mucho mejor: en la misma posición, acostado boca abajo y con las manos en la nuca, soportaba que otro de los gendarmes lo insultara y le recriminara que le habían interrumpido su almuerzo», agregó.
Kevin y Francisco tienen 12 años y viven en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores. El jueves pasado a las tres de la tarde fueron detenidos cerca del cruce de las avenidas Perito Moreno y de la Cruz por un grupo de prefectos que caminaba la zona, quienes les sacaron sus remeras y los hicieron acostar boca abajo sobre la vereda, para que se calcinaran. Antes de eso, los efectivos de Prefectura no se privaron de humillarlos, sacándoles fotos con sus celulares y burlándose del aspecto físico de ambos.
Los prefectos los entregaron a agentes de Gendarmería, quienes siguieron con las agresiones. Nosotros sabemos quienes son pendejos. Unos chorritos de cuarta. Rastreros. Pero se les acabó la joda ¿Sabían?, los amenazaron.
«Recién después de diez minutos de verdugueo, cachetazos y más puntapiés, los gendarmes terminaron el intercambio de llamadas telefónicas y de handy en las que preguntaban qué hacer con los dos pibes, y los subieron al auto para trasladarlos al Centro de Admisión y Derivación (CAD) Inchausti, ubicado en Perón al 2000. A ese lugar son llevados los menores de edad que cometen delitos, aunque Francisco y Kevin todavía no sabían de qué los acusaban», señalaron desde La Cámpora.
En el camino, el gendarme que había dejado de almorzar decidió terminar con el pollo que estaba comiendo arriba del patrullero, y cuando advirtió que se había manchado el uniforme le ordenó a Francisco que lo limpiara con la gorrita que llevaba puesta: «Y que quede bien limpio, pendejo ¿Me escuchaste? Cuando llegaron a la puerta del CAD, para que no quedara ninguna garantía constitucional por violar, Kevin y Francisco fueron esposados y así entraron al lugar», agregaron.
En el CAD fueron trataron bien, les dieron de comer, los hicieron bañar y charlaron con una Trabajadora Social.
Recién a las 23, después de seis horas de tenerlos en el lugar, los dos menores fueron entregados a sus familias y pudieron volver a sus casas, pero la pesadilla no terminaría ahí: dos horas después, un nuevo grupo de gendarmes golpeó la puerta de la casa de uno de los pibes para recordarles que sabía donde podía encontrarlo.
Hace menos de un año, en ese mismo barrio, fueron tiroteados por Gendarmería los miembros de la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo .