El sentido, la memoria y el empoderamiento también se construyen en batallas que se producen en el campo simbólico. En este caso, un grupo de vecinos de la localidad de San Antonio de Padua, en el Distrito de Merlo, quieren homenajear y recordar a Nora Etchenique, militante, vecina y quien fuera Directora del Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires hasta su trágico fallecimiento en un accidente automovilístico, el 7 de agosto pasado, con la designación de su nombre en una de las calles de esa localidad.
La particularidad es que esa calle se llama “Clarín”, ubicada a una cuadra y media de la Ruta Provincial 21, en una zona donde otras calles paralelas llevan nombres de periódicos y diarios argentinos, como “La Razón”, “La Nación”, “La Prensa”, “El Gráfico”, “Billiken”.
En diálogo con Tiempo, la concejal Patricia Álvez, autora del proyecto contó: “Este proyecto surge de una iniciativa de vecinos y vecinas de Padua, militantes, compañeros y compañeras de Nora Etchenique, una gran militante histórica por los derechos humanos, una incansable trabajadora de la Salud, quien ha sido también la pionera en lo que es la donación del plasma, la lucha contra el Covid y en buscar un tratamiento para las personas que atravesaban la enfermedad. Ella, que lamentablemente encontró la muerte yendo a su lugar de trabajo en La Plata, desde San Antonio de Padua, que era donde ella vivía”.
“Ese conjunto de compañeros expresó esta iniciativa en una sesión especial del Concejo Deliberante, justamente el 24 de marzo, donde rendimos homenajes a nuestros queridos desaparecidos en la última dictadura cívico-militar. Le dimos la palabra a uno de los vecinos, cuando le estábamos rindiendo homenaje a Nora, y propone como algo muy importante para toda la comunidad el cambio de nombre”, marcó.
“Nosotros, desde el Concejo Deliberante, estamos convencidos de democratizar los espacios públicos. Que esos nombres de calles, de espacios públicos, de plazas, de edificios públicos, que puedan estar de acuerdo con el espíritu y los valores de esa comunidad. Y así es como surge que la calle ‘Clarín’ no representa a nuestros vecinos y vecinas. Clarín no es más que una empresa, y como tal no representa a nuestra comunidad, a nuestros vecinos y vecinas. Sí los representa Nora Etchenique, con estos valores que te decía antes, de la militancia, de la lucha, del pensar en el otro, de pensar en cómo aportar ese granito de arena para vivir en una sociedad mejor. Nora fue una militante en la época de la dictadura que fue secuestrada, torturada, violentada sexualmente. Y ella logra pasar esa instancia, y a partir de 2003 su testimonio fue clave en los juicios de delitos de lesa humanidad. Entonces, decimos que los valores que nos ha transmitido Nora sí tienen que ver con nosotros y con nosotras”, diferenció la edil.
Por lo pronto, Álvez cuenta el proyecto no se aprobó aún, ya que ingresó en la última sesión y atraviesa el análisis de varias comisiones. Más allá de la oposición –anticipada- de los ediles de Juntos por el Cambio, la mayoría que conforman el interbloque de concejales del Frente de Todos en el Concejo Deliberante del Distrito, les brinda buenas perspectivas para su aprobación.
La vida de Nora Etchenique
Hija de Horacio Alejandro Etchenique, un reconocido dirigente del Partido Comunista de la zona Oeste del conurbano, Nora comenzó a militar a sus 14 años y, en su juventud, participó de la Federación Juvenil Comunista (FJC).
El 1º de abril de 1977, fue secuestrada junto a su padre durante un operativo de la Aeronáutica, y ambos fueron llevados inicialmente a la comisaría de Ramos Mejía, luego a la Base Aérea de El Palomar, y los terminaron por separar en una seccional policial de Morón. Nora fue trasladada a la ex Mansión Seré, el centro clandestino de detención que la última dictadura cívico-militar montó en Castelar, donde fue torturada durante 15 días, para luego ser liberada.
En 2014, la médica fue testigo del juicio contra militares realizado en el Tribunal Oral N° 5 de San Martín donde relató haber sido víctima de «dos sesiones de tortura, dos interrogatorios y varias violaciones».
Cabe mencionar que, en 1979, Etchenique recibió su título universitario y comenzó a trabajar en el hospital Zubizarreta, del barrio porteño de Devoto. Luego se sumó al servicio de Hemoterapia, se perfeccionó en Francia y en 1983 ingresó a esa área del hospital Güemes de Haedo. Permaneció en ese centro de salud por 17 años hasta ser nombrada como directora del servicio. Luego coordinó el Instituto provincial en la región sanitaria VII de la Provincia de Buenos Aires, y en el año 2000 comenzó a trabajar en el Ministerio de Salud bonaerense.
En 2008 fue designada directora del Instituto de Hemoterapia, pero con el cambio de autoridades Etchenique fue desplazada del cargo y al año siguiente se jubiló. Sin embargo, en diciembre de 2019 las nuevas autoridades provinciales la convocaron para volver al centro de donación de sangre. Allí, trabajó desde que comenzó la pandemia de coronavirus con un rol preponderante en la tarea de donación de plasma de pacientes recuperados, que sostuvo hasta su muerte, el 7 de agosto de 2020.