Esta que fue tierra de moros, de musulmanes hasta aquel trágico enero de 1492 en que los Reyes Católicos ocuparon la refinada Granada, entregada por Boabdil, el último sultán que pisó tierra europea, como término final de la Edad Media. En el campamento de los bárbaros cristianos (si se los compara con la sutileza, educación, modales de la sociedad del antiguo kalifato de Córdoba), caminaba apresurado ‘vendiendo’ su idea a los Reyes un atrevido navegante del Mediterráneo (…) que intentaba lanzarse hacia la India por el Mar Océano, solo un mar secundario hasta ese momento, llamado Atlántico».
Así describía a Sevilla el filósofo argentino mexicano Enrique Dussel, fallecido en noviembre pasado en México, en el prólogo de 1492. El encubrimiento del otro, un texto indispensable para todo el que quiera saber cómo son estas tierras mestizas.
La cosa viene a cuento por el video que el gobierno publicó el 12 de octubre pasado. «Celebramos el día de la raza en conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón a América, un hito que marcó el inicio de la civilización en el continente americano», se escucha, sobre imágenes en primer plano de dos botas militares: ¿alguien bajando de las carabelas o un mensaje subliminal de quien gusta vestir campera de camuflaje como si fuera a un baile de disfraces?
En otro video, Claudia Sheinbaum insistió desde México en que España se disculpe por las atrocidades cometidas en América. «El 12 de octubre no es el día de la raza ni de la hispanidad. Cristóbal Colón descubrió América para los europeos, pero en nuestro continente y en particular en lo que hoy llamamos México, ya había grandes civilizaciones y culturas de las cuales nos sentimos orgullosas y orgullosos. La llegada de los españoles hace más de cinco siglos representó sometimiento e incluso eliminación de los pueblos originarios». Por este reclamo, al rey Felipe V no lo invitaron al cambio de gobierno en la que fuera la capital del Virreinato de la Nueva España, este 1° de octubre.
El 12, «Sus Majestades los Reyes, junto a Su Alteza Real la Princesa de Asturias, han presidido el acto solemne de homenaje a la Bandera Nacional y el desfile militar que se ha celebrado en la Plaza de Neptuno», segùn el comunicado oficial de la Casa Real. «Posteriormente (…) han ofrecido en el Palacio Real de Madrid la tradicional recepción conmemorativa del Día de la Fiesta Nacional».
El 12 de octubre incomoda en el mundo hispanoamericano. Hay testimonios como los del fraile domínico Bartolomé de las Casas que en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias denunció en su momento las salvajadas del invasor. Pero la devastación sobre la población y sobre culturas como la azteca o la incaica fue un verdadero genocidio.
Esas porfías sobre el 12-O se dan en todo el continente americano y también en España. Porque, hostias, que eso de descubrir lo que ya existía sí que tiene su gracia. Una de las dos Españas, como decía Antonio Machado, ciertamente nace cuando los Reyes Católicos derrotan al desdichado Muhammad XII, el último nazarí que gobernó en Al Ándalus, el 2 de enero de 1492. Como una ráfaga, en marzo ordenan la expulsión de los judíos, el 3 de agosto zarpa el aventurero veneciano con las tres carabelas y el 11 es ungido Papa el valenciano Rodrigo Lanzol y de Borja, padre (sí, padre) de Lucrecia y César Borgia, coronado como Alejandro VI. Fue el gran momento de España, que desde 1478 perseguía a los rebeldes a la «única religión verdadera» con la Santa Inquisición. La Biblia y la espada viajó con las carabelas.
La otra España se reconoce heredera de la rica tradición musulmana-judeo-cristiana y se permite, incluso, ironizar. Que los árabes podrían tranquilamente decir que en abril de 711, Tariq ibn Ziyad descubrió la península española cuando cruzó Gibraltar con 18 mil guerreros a su mando. Por cierto, Gibraltar quiere decir Montañas de Tariq. Vox, el Partido Popular, el franquismo, reniegan de los 781 años transcurridos desde entonces. Fijaron su identidad en 1492, cuando todos los astros se alinearon para el lado de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla.
Milei celebra el «día de la raza» porque se pone la camiseta de Santiago Abascal, Donald Trump y Jair Bolsonaro, la de los supremacistas blancos. Decenas de veces dijo «somos superiores», tan cerca del Ku Klux Klan. El supremacismo ya había regresado a la Argentina con Patricia Bullrich en 2017, cuando como ministra de Seguridad de Mauricio Macri le declaró la guerra a «la organización Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), el brazo armado de un movimiento de liberación etnonacionalista denominado Movimiento Autónomo del Puelmapu (MAP)».
Así como los conquistadores inventaron las razas para justificar la colonización y la esclavitud, los españoles inventaron la hispanidad para renegar de su pasado andaluz. Y la ultraderecha local, para fundar un país de «civilizados» contra la «barbarie» mestiza.
Acotación: el día de la raza fue invento de Faustino Rodríguez-San Pedro, ministro del rey Alfonso XIII, en 1913. En Argentina, desde Bartolomé Mitre -el que inventó la historia oficial- hasta Hipólito Yrigoyen, juraron el cargo un 12 de octubre, pero fue el radical el que adoptó la denominación. Perón, en 1973, fue el último en asumir ese día. Los presidentes de la actual democracia asumen el día de los Derechos Humanos.
Otra: un nieto de Rodríguez-San Pedro, Rodrigo de Rato, fue vicepresidente del gobierno de José María Aznar, director gerente del FMI de 2004 a 2007 y luego del grupo Bankia. Procesado por fraude y blanqueo de dinero, en octubre de 2018 fue detenido para cumplir una condena de cuatro años y medio, pero en 2021 salió en libertad condicional. Tiene otro juicio pendiente por el sospechoso origen de su fortuna. Otro ídolo. «