Las intensas horas de grabación, una carrera musical exitosa y los viajes por el mundo dejaron postergadas las preguntas más profundas de la vida de Violetta. Acompañada por su familia, toma la decisión de emprender un viaje intenso que significará un encuentro con su interior personal y artístico. De eso se trata El gran cambio de Violetta, la película que estrenará este jueves y que conforma el cierre de la exitosa historia que, en formato serie tuvo varias temporadas en televisión.
No lejos de lo que pasa en el film, Tini Stoessel quien desde los 13 años se pone en la piel de Violetta, lleva toda una mañana dando notas para promocionar su trabajo. Sentada en el sillón de un lujoso hotel de Recoleta, se le ve pequeña como si no tuviera nada que ver con ese gigante personaje que cautivó durante años al público infantil y juvenil.
¿Qué hay de tu vida personal en la Violetta de esta película?
Las dos estamos en un proceso de entendimiento de un montón de cosas. Crecí con Violetta y Violetta creció conmigo por eso tuvo siempre mi esencia. Tenía trece años cuando empecé con el personaje y no tenía los conocimientos técnicos para componerlo, no sabía cómo reír ni cómo llorar, lo aprendí. Eso generó mucha cercanía con Violetta y por eso tuvimos muchas cosas en común.
¿Cómo fuiste incorporando las técnicas que aprendiste?
A medida que trabajaba. Con el resto del elenco, y no lo digo por creída pero la verdad es que con los pocos años de carrera tuvimos mucho oficio porque grabamos tres temporadas de televisión con 80 capítulos cada uno, después hicimos 400 shows en todo el mundo, cantando en vivo, bailando Esas cosas las aprendí haciendo, fue como un colegio para mí. Así lo incorporé.
¿Fueron 400 shows, cómo se maneja la energía del público?
Estaba feliz, pero me iba a dormir tranquila. Capaz no era consciente y lo naturalicé desde un buen lugar de divertirme y no ser consciente de que hay tantas personas viéndolo, yo terminaba el show y así era mi vida, era algo natural. Y al día siguiente tenía que hacerlo de nuevo, era mi rutina.
Atravesaste la adolescencia viviendo todas estas emociones, ¿cómo impactó la carrera?
No dejé de tener una adolescencia normal a pesar de no tener una vida como la de una chica de esa edad. A los cambios no los sufrí sola, al crecimiento los viví cerca de mi familia no los viví sola. Yo terminaba un show y estaban mis papás para que vayamos a comer juntos, así fue cómo no perdí la realidad de la vida y combinarlo con la locura que estaba viviendo. No sé qué hubiera pasado si eso era diferente.
Cómo resultó el cambio de trabajar en la tele y pasar al cine
Pensé que me iba a encontrar con algo similar a la televisión que grabábamos 17 escenas por días y a las chapas, y si era en una sola toma mejor, pero me pasó que en el cine estábamos doce horas para dos escenas. Los tiempos cambian muchísimo y así todas mejoran las áreas profesional y visualmente. Haber estado trabajando afuera en el sur de Italia fue una experiencia muy emocionante, sabíamos que era lo último, entonces fue muy intenso emocionalmente.
Con Violetta cumpliste el sueño que muchas adolescentes tienen: ser una estrella de la televisión, ¿cuáles te quedan por cumplir?
Sueño con seguir siendo feliz, con crecer más y más y aprender más musicalmente, sobre la producción, me gustaría seguir interesándome por la actuación y el cine y las series. Aprender instrumentos, darme tiempo para hacer esas cosas me encantaría.
Dirigí la película despojado del fenómeno Violetta
Para cerrar el éxito de Violetta, Disney convocó a Juan Pablo Buscarini para realizar la película que contaba la historia final de la joven artista. Buscarini viene de una larga trayectoria en películas para el público infanto-juvenil como El inventor de juegos o El Arca, Cóndor Crux, entre otros Disney estaba buscando una producción con una mirada más cinematográfica que tenga códigos distintos a los televisión. Se buscaba otros estándares visuales, cuestiones que fueron pesando. Terminamos filmando en Europa, en un lugar hermoso, cuenta el director que estuvo durante nueve meses abocado al proyecto.
El trabajo clave para Buscarini fue dejar de lado la idea original de la serie para completar el film. Cuando hacés este tipo de películas tenés que ceñirte al guión y me involucré en ese concepto. La dirigí despejado del fenómeno Violetta. Pensé en hacer la mejor comedia romántica y la hice con esa idea y jamás se mencionó cómo era ella en la serie por eso acá tiene una entidad propia, explica. Me parece que hay una combinación justa entre la identificación y lo aspiracional. Los chicos empatizan rápidamente con los problemas de Violetta y de los demás personajes, son todos identificables.
Como todo producto de Violetta, lo musical no podía estar ausente. El trabajo ahí dentro según afirma Buscarini se dio en forma muy natural. Acá los números musicales están dentro de la trama, y ese concepto me gustó mucho. Las canciones no están metidas con fórceps, yo cuidé mucho eso porque es beneficioso para la trama, puntualiza