Las diferentes rupturas que viene sufriendo el bloque de diputados del FPV parecen traducir la existencia de un problema serio y profundo. Esa crisis comenzó (o estalló) el mismo día de la derrota electoral de 2015 y, con el correr de los meses, se expresó con mayor claridad en la ausencia de una jefatura política firme y contundente. Ante ese cuadro, las discusiones y las necesidades de algunos sectores internos del peronismo kirchnerista terminaron por saldarse, si vale el término, con escisiones y huidas. Lo cierto es que, como afirmó el presidente del bloque del FPV en Diputados, Héctor Recalde, la fragmentación debilita.
Los cinco diputados que se referencian en el Movimiento Evita (ME) y que anunciaron su separación sin un preaviso explicaron su decisión en la falta de autocrítica del espacio que, según su diagnóstico, obturó la readecuación de la táctica política y generó un tibio repudio al caso López. Además, advirtieron que es necesario ampliar el espectro de alianzas legislativas y con gobiernos para poder continuar actuando en el territorio ahora más necesitado a partir de la crisis económica. El debate por la autorización de los allanamientos al ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido sumó presión política. Aun así, entre esos argumentos termina por emerger la necesidad en una jefatura política que ordene y conduzca. Y la mirada conduce a Cristina Fernández con quien los popes del ME mantuvieron una larga reunión hace más de una semana en su residencia de El Calafate. Según trascendió, ante el reclamo de que vuelva a Buenos Aires, la ex presidenta les respondió que todavía no era el momento. El ME tiene representantes en la conducción del Partido Justicialista, un espacio anquilosado y referente de la ortodoxia peronista.
Casualmente, el mismo día de la ruptura del Evita comenzó a anunciarse en los pasillos de la Cámara de Diputados la convocatoria a una reunión de la conducción del PJ, prevista para el jueves, donde se ratificará la expulsión de José López como afiliado y, sobre todo, se instruirá a los legisladores a armar bloques parlamentarios que representen al partido. La idea no es nueva y había sufrido un par de postergaciones, pero la salida de los diputados de Misiones y luego del Evita habilitó su puesta en marcha. Los operadores de José Luis Gioja hablan de un nuevo bloque de 40 legisladores, pero todo indicaría que esa cifra se podría alcanzar forzada más por el deseo que por la realidad.
El FPV recibió con desagrado la noticia de sus compañeros del Evita. Recalde, más diplomático, la consideró un error. Más vehemente, Diana Conti los definió como oportunistas que escapan.
Lo cierto es que la conducción del FPV siempre supuso que el quiebre vendría del lado de Gioja. Si esto se concreta, el kirchnerismo podría quedarse con algo más de 37 legisladores donde predominan los representantes de La Cámpora. En el espacio también comulga otro grupo de legisladores, llamados Tíos, que integran, entre otros, Carlos Kunkel y Teresa García. Luego hay un sector de nestoristas y cristinistas. Una rara división donde todos reivindican los años de gobierno, pero muchos comparten el diagnóstico de que la ex presidenta cometió un error con el «exceso de verticalismo. Esa decisión resultó, según afirman, un obstáculo político en un tiempo en el que es preciso sumar para crecer pero también para defender las conquistas que, como está visto en estos meses, pueden ser anuladas o congeladas por el gobierno de Mauricio Macri.
Cuántos bloques peronistas habrá en Diputados (como expresión de lo que ocurre a nivel nacional) y cuántos miembros tendrá cada uno se irá develando en la semana mientras no se defina quién conduce políticamente. Lo cierto es que, al menos por ahora, este trance que vive el peronismo le viene perfecto al macrismo para ocultar y distraer a la sociedad de los efectos de sus medidas económicas y sociales. «