La irresponsabilidad del gobierno de Cambiemos no tiene punto de comparación con ningún otro gobierno pasado. Solo quizá con el de Carlos Menem, que inició las relaciones carnales con los Estados Unidos de Norteamérica y que bastante problemas atrajeron a nuestro país en materia de relaciones internacionales.

Es pertinente recordar que fue en el gobierno de Menem cuando se produjeron los atentados a la embajada de Israel y a la Mutual israelita AMIA.

En aquel momento Menem y su par de Israel Yitzhak Rabin acordaron acusar a Irán y a Hezbollah sin pruebas, como autores intelectuales y materiales de esos deleznables crímenes.

Ese es el inicio de lo que en estos días el gobierno que conduce Mauricio Macri va a culminar con la creación del RENAPOST (Registro Nacional de Personas y Organizaciones Sospechosas de Terrorismo).

Varios investigadores del caso AMIA, y menciono solo ese atentado porque el de la embajada de israel ni siquiera fue investigado, han concluido en que no existen pruebas de la participación de Irán y aún menos de Hezbollah en ese hecho luctuoso.

Más aún, en recientes declaraciones, Mario Cimadevilla, quien estuvo a cargo de la Fiscalía Especial Amia, afirma lo mismo que los investigadores: No hay pruebas de la participación de Irán y Hezbollah en el atentado a la AMIA.

Para más datos, algunos de los familiares de las víctimas de AMIA, como Diana Malamud, opinan en igual sentido, y pocos saben como ellos las actuaciones y lo que contiene el expediente que investiga el atentado.

Se puede agregar mucha mas información al respecto, como la dependencia del extinto fiscal Alberto Nisman a la embajada estadounidense y al estado de Israel, incumpliendo sus deberes de funcionario público, ejerciendo el prevaricato y la corrupción respecto de los fondos recibidos para la Unidad Especial Amia que tuvo a cargo durante doce años.

Toda esta larga introducción es necesaria para poder comprender el presente que atraviesa nuestro país a nivel político y de sometimiento a intereses foráneos que en nada benefician a la República Argentina.

Relaciones Carnales II

Ya en campaña el candidato a presidente Mauricio Macri había expresado su deseo de establecer una alianza con el estado de Israel, ni hablar de los Estados Unidos porque ellos lo pusieron en el cargo que ostenta hasta octubre de este año.

Ha cumplido con creces ese deseo, la única promesa de campaña cumplida, y que ha dejado a la Argentina a merced de lo que israel y los Estados Unidos indiquen para su beneficio.

¿Cuál es el motivo que lleva a la Argentina a crear este registro relacionado con el terrorismo?

Ya dejamos claro que no es por la causa AMIA, por lo tanto, hay que pensar en otros intereses, que no son precisamente nacionales, sino que corresponden a los mandantes externos a los que obedece Macri y su gobierno.

Un escenario muy similar al del gobierno menemista, cuando envió dos fragatas al medio oriente para unirse a la alianza contra Irak,  otra infamia norteamericana que dejó un millón de asesinados.

En estos tiempos las necesidades de Israel y Estados Unidos son otras: se trata de eliminar todo escollo que tengan delante impidiendo el logro de sus objetivos.

En Medio Oriente esos escollos son dos: Irán y Hezbollah.

¿Tiene eso algo que ver con los intereses nacionales? Rotundamente ¡NO!

Cambiemos, violador serial de la Constitución Nacional.

El gobierno de Cambiemos ha vulnerado de manera constante la Carta Magna de los argentinos, gobernando por decreto y estableciendo por esa vía asuntos que deben pasar por el Congreso Nacional.

Desde el nombramiento de jueces para la Corte Suprema, hasta este registro ilegal que viola los derechos individuales de las personas.

Respecto a esta última instancia, tenemos las pruebas de la persecución religiosa a miembros de la comunidad árabe-islámica argentina, con prisión preventiva sin pruebas fehacientes y basados en acusaciones falsas provenientes de la DAIA, entidad que dice representar políticamente a la comunidad judía argentina.

Falsos Motivos

Hablemos claramente, este registro será creado a través de un decreto con el solo fin de declarar a Hezbollah como organización terrorista, algo que solo han hecho pocos países en el mundo.

¿Y porque declararlo ahora y no tiempo atrás en el auge de la investigación por el atentado a la AMIA? Ni siquiera Nisman propuso tal declaratoria.

La importancia de ahora se debe a que Hezbollah ha derrotado en el campo de batalla, en Siria, a los mercenarios contratados y protegidos por Estados Unidos e Israel. Y no sólo es ese motivo, sino el rencor israelí por haber sido vencido en Líbano por esta misma Resistencia Libanesa encabezada por Hezbollah.

Hezbollah no es una organización terrorista, es un partido político, con un brazo armado, formado ad hoc para combatir al invasor israelí que ocupaba – y ocupa – el Líbano desde fines de 1970 a la fecha. Que luego combatió al terrorismo en Siria para seguir defendiendo al Líbano.

¿Cómo puede un partido político ser considerado terrorista, teniendo 3 ministros en el gobierno de Líbano y 13 diputados en el parlamento? ¿Cómo puede ser terrorista esta agrupación político-militar, cuando hay calles de Beirut que llevan los nombres de sus mártires?

Y siguiendo la misma línea de interpretación ¿Por qué no se considera así a Isis, Al Qaeda y sus patrocinadores como Israel, Estados Unidos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes o Turquía, que promueven el terrorismo real?

¿Qué tiene que ver todo esto con la Argentina? El gobierno de Cambiemos se está introduciendo en terreno pantanoso, creando un incidente diplomático con un país que siempre ha sido hermano y que ha dado sus hijos a la Argentina, como es Líbano.

Este poder gobernante en Argentina hunde al país en el concierto de las naciones, alejándose de la tradición diplomática de la neutralidad, siguiendo por ley las decisiones de las Naciones Unidas, que no considera a Hezbollah una organización terrorista.

Como corolario, queda evidenciar que las consecuencias de esta decisión poco le importan a Hezbollah, ya que el partido político libanés no tiene ningún interés en Argentina, pero sí nos debe importar a los argentinos, ya que cualquier ciudadano, en ejercicio de las libertades individuales llegase a simpatizar con las acciones del actor en cuestión, corre el riesgo de ser incluido en ese registro nefasto.

Le queda poco tiempo a este gobierno, la incógnita es si el próximo gobierno argentino sostendrá este decreto o bien en la actualidad el parlamento decida ser lo que la Constitución Nacional ordena para cada uno de los tres poderes, independientes del poder ejecutivo y reclamar para sí el debate de esta iniciativa impulsada por terceros países.