La semana que inició después del feriado largo de Carnaval se vistió con los retazos de la resaca vacacional de los afortunados que pudieron viajar y el desconsuelo de la vuelta a la rutina. En los sólo tres días hábiles que había luego, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Daniel Scioli, Juan Grabois y con más prudencia Eduardo Wado de Pedro, confirmaron que serán precandidatos a presidentes. Aunque sus postulaciones no causaron sorpresa, sí lo fue la decisión de estos dirigentes de abrir anticipadamente el juego electoral en febrero.
Ante la definición de los precandidatos, Federico Aurelio, director de la consultora Julio Aurelio – Aresco, afirma que el lanzamiento anticipado responde a la incertidumbre que hay entre y dentro de los espacios políticos.
«A diferencia de otros procesos electorales se observa una multiplicidad de candidatos porque ninguna figura es indiscutiblemente ganadora –dijo el consultor–. Esto responde a dos factores, la preocupación por la situación económica por sobre la electoral y la falta de interés de parte de los votantes en la política. Que los candidatos tengan mayor cantidad de tiempo puede ser de utilidad para dar a conocer más pausadamente sus propuestas e ideas de gobierno».
¿El que pega primero pega dos veces? Horacio Rodríguez Larreta parece creer que sí. El pasado jueves se adelantó a sus compañeros de partido y se convirtió, oficialmente, en el primer precandidato a presidente de Juntos por el Cambio.
«El lanzamiento anticipado de Larreta se entiende en base a los números. A la fecha, Patricia Bullrich tiene mayor preferencia electoral en las encuestas. Pero el jefe de gobierno tiene a su favor que está gestionando en la Ciudad con los recursos económicos más importantes del país, por lo que tiene mayor cantidad de medios que su contrincante para ‘aguantar’ una campaña larga. Bullrich no tiene forma de demostrar nada. Ella sólo es presidenta del PRO. En este ítem, sale desfavorecida», analiza el director del grupo Opinión Pública, Raúl Timerman.
A través de sus redes, el jefe de gobierno publicó un video que apeló a la sensibilidad de las provincias, en donde no cuenta con buena aceptación. Sobre esto, la analista política y especialista en opinión pública, Analía del Franco, afirma: «Larreta optó por el camino del consenso y el fin de la grieta, pero este discurso no cala en los sectores populares y provinciales, porque la mayor preocupación de estos espacios es mejorar su calidad de vida. El jefe de Gobierno no tiene gran credibilidad ni afinidad en el interior, como sí la tiene Patricia Bullrich». Entre el carisma y la gestión, uno tiene lo que el otro desea.
Dentro de la oposición aún queda por definir el rol que ocupará el radicalismo, aunque, según Del Franco «es notable su bajo ímpetu para competir por las presidenciales». Sobre esto, Timerman acuerda y añade: «El radicalismo le recrimina a Gerardo Morales que haya cerrado filas con Larreta y no con Facundo Manes. El neurocirujano tuvo una muy buena elección en el 2021 y se encaminaba a ser uno de los candidatos de la UCR porque no provenía de la política y tenía el atractivo de ser ‘lo nuevo’. Esto le dio una muy buena intención de voto durante un tiempo, pero después de que le soltaran la mano esta cayó y nuevamente el radicalismo está sin un candidato fuerte. Que Morales haya dicho que Larreta puede ser su vice es una ‘compadreada’. Está claro que el jefe de gobierno no aceptaría este rol y que es más factible que suceda lo contrario».
Del otro lado de la vereda, el oficialismo padece la falta de definiciones. A través de un posteo en su cuenta de Facebook y reafirmándolo posteriormente en una entrevista televisiva, Daniel Scioli fue el primero en anotarse como precandidato en el Frente de Todos. Respecto a la decisión del embajador de Brasil, Timerman sostiene: «Scioli se vio obligado a adelantar su candidatura porque ninguno de los 33 presentes en la primera cumbre del Frente de Todos fue a representarlo. Su decisión de lanzamiento responde a enviar una advertencia dentro del espacio para que lo tengan en cuenta. Él es el único que está dispuesto a jugar, incluso si le aseguran que saldrá décimo».
Para Del Franco, sin Cristina Fernández de Kirchner como candidata hay una dispersión muy grande dentro de los votantes del FdT, lo que podría perjudicar al oficialismo. Considerando este escenario, la idea del círculo de la vicepresidenta de que el ministro de Interior Wado de Pedro se convierta en su candidato podría no ser tan descabellada, en particular, por lo que su figura representa.
Sobre este punto, Timerman redondea: «Durante estos tres años de gestión, De Pedro desarrolló una muy buena relación con los gobernadores. La idea de instalar al ministro del Interior responde al aprecio que tiene CFK a la figura de la presidencia del Senado, espacio donde se encuentran los representantes de cada provincia. Este vínculo puede ser útil para cualquier tratamiento dentro del recinto y para contar con el apoyo del resto del país».
La posible presentación de De Pedro también como vicepresidente emularía lo ocurrido en 2015 con la elección de Claudio Zannini –hombre de estrecha confianza de la ahora vicepresidenta– como compañero de fórmula de Scioli. Gobernar es persuadir. Y retener.
A pesar de que esquive el tema y sólo hable de eso a través de diversos funcionarios, el presidnete, Alberto Fernández, continúa instalando su precandidatura para buscar la reelección. Los tres encuestadores que consulta Tiempo acuerdan en que el presidente se bajará de la carrera electoral. A cambio, y gracias a la personalidad dialoguista –a la que le sacará lustre a la hora de terminar de definir su rol en esta elección–, conseguirá un lugar prometedor para él y el resto de su tropa.
Respecto a la amplia convocatoria de aspirantes en ambas coaliciones, Aurelio añade: «Que haya muchos candidatos de un sólo espacio suele darle mayor volumen político a esa coalción porque los votos están más repartidos. Pero esto no sucede si los postulantes ingresan en una disputa feroz entre ellos. Las internas deben utilizarse con lógica, dentro de los parámetros de la política y que, pasada la elección, el perdedor apoye al triunfador. De otra forma, se perderían votos difíciles de recuperar».
Sólo el devenir de los meses dirá cuántos serán los candidatos que apuestan a competir en las Primarias Abiertas Similutáneas y Obligatorias de este año y quiénes serán los elegidos para representar a sus espacios en las generales. Todavía, y a pesar de la futurología, el presente es lo único que da certezas: febrero se despide con el inicio del año electoral. «