El 27 de octubre de 2010, hace 14 años, la temprana muerte de Néstor Kirchner sacudió al país. Miles de personas salieron a la calle a despedirlo. Miles de jóvenes se lanzaron a recoger su legado. Fueron los que construyeron una militancia con identidad propia arraigada en ese hombre que llegó del Sur para ordenar al peronismo, para ubicar al Estado como actor central de la gestión y el gobierno.
Néstor hizo historia. Dejó un legado. Se ganó un recuerdo eterno en el corazón del pueblo. A 14 años de su despedida, de ese momento que parió a una generación política, su discurso no pierde vigencia.
“Cuando llegué a presidente lo dije: vengo a que recuperemos la autoestima. Vengo a que recuperemos la justicia y el derecho de ser argentino”, dijo, la última vez que habló como jefe de Estado en Tucumán.