Con los contagios del AMBA en una relativa meseta, el foco de preocupación de Axel Kicillof se trasladó ahora al interior de la provincia, donde los casos de coronavirus no paran de propagarse y ya representan el 8% a nivel nacional. Asados, juntadas y fiestas clandestinas son el disparador de los brotes en muchos distritos que estaban en la última fase de la cuarentena y debieron retroceder.

En la ronda de consultas previa a definir cómo seguirá la cuarentena, Kicillof se reunirá mañana a las 15.30 por videoconferencia con los jefes comunales oficialistas y opositores del interior para hablar del incremento de casos y de las medidas para evitar una saturación del sistema de salud.

El virus, que arrancó con contagios aislados en algunos municipios por abril, se fue expandiendo y ya no queda ningún distrito de los 92 que no forman parte del AMBA, que no hayan tenido al menos un caso positivo.

El jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, explicó ayer que como reflejo de la expansión de casos en el interior de la provincia, por primera vez hay más municipios en Fase 4 que en Fase 5, la más permisiva y parecida a la «nueva normalidad». «Si bien se ha estabilizado relativamente la situación en el AMBA, (la pandemia) está avanzando mucho más fuertemente en el interior, y por eso queremos dar una señal de alarma respecto de los comportamientos sociales», dijo y agregó: «Les pedimos responsabilidad y que entiendan que hay cosas que no se pueden hacer. Estamos cuidando la vida de las personas». Actualmente, hay 39 municipios en Fase 3, 53 en Fase 4 y 43 en Fase 5.

El funcionario aclaró, no obstante, que «no se pretende judicializar» los comportamientos sociales, sino que el gobierno provincial «apela a la responsabilidad de funcionarios con responsabilidades ejecutivas para que haya control y monitoreo». Y de eso se tratará la reunión de mañana con los intendentes: pedirles que refuercen la campaña de concientización social y que hagan cumplir los protocolos a rajatabla.

Entre los distritos que retrocedieron en la última semana están Tandil y Bragado. En el primer municipio, conducido por el intendente radical Miguel Lunghi, hubo una escalada de contagios la semana pasada -tras reuniones y mateadas grupales- que derivó en 58 casos. Incluso el propio jefe comunal y gran parte de su gabinete están aislados desde ayer, luego que se confirmara que su hijo, también funcionario local, dio positivo. A raíz del brote, el distrito descendió ayer a la fase 4 del aislamiento, y quedaron suspendidas las reuniones sociales y familiares de hasta 10 personas, el funcionamiento de gimnasios, bares y restaurantes, entre otras actividades.

La situación de Bragado es crítica: registra 314 casos positivos y hay 500 personas aisladas. Lo que más preocupa es que están en uso 7 de los 8 respiradores disponibles en el distrito, por lo que ya hay gestiones con la provincia y con otros municipios vecinos para derivar pacientes en caso de ser necesario. El municipio retrocedió a Fase 3.

El Conurbano, en tanto, sigue por ahora en una «meseta» de contagios y un descenso de la velocidad de duplicación en el primer y segundo cordón. Los números serán analizados en conjunto por el gobernador Kicillof y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en una reunión a definir entre mañana y el jueves. Y, como antes de cada anuncio, también habrá reuniones con los expertos que asesoran a cada gobierno y finalmente cumbre en Olivos para consensuar qué pasará con el aislamiento despúes del domingo.