El mandatario celebró la idea de crear la escuela en plena pandemia. Habló de la desigualdad en el acceso a los cargos dirigenciales que existe en los sindicatos, acompañado por la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense, Estela Díaz; el ministro de Ciencia de la Nación, Roberto Salvarezza; la titular del CONICET, Ana Franchi, el líder de la CTA, Hugo Yasky, y el secretario general de La Bancaria, Roberto Palazzo, entre otros.
«Es muy oportuno estar ahora lanzando una escuela sindical de género, era el momento», sostuvo Kicillof. Y agregó que si no se hizo antes fue porque «tanto en el sindicalismo como también en la política hay una cultura del machismo que parte de cosas tan básicas como llamar a los intendentes los barones del conurbano».
El gobernador se reconoció cercano a los gremios. Recordó su paso por la vida sindical universitaria. Sostuvo que «hay un techo de cristal» en los sindicatos y en las centrales obreras que está naturalizado y que impide que las mujeres lleguen a los cargos de la conducción.
«Es mentira que las organizaciones gremiales estén compuestas mayoritariamente o prioritariamente por hombres. Sin embargo hay un techo de cristal, de madera o de piedra, para que las mujeres accedan a papeles dirigenciales, a las conducciones, como una suerte de fuerte prejuicio que opera de manera casi invisible, natural», dijo y acotó: «Uno no sabe que lo tienen hasta que reflexiona o se le aparece expuesto o es derrocado».
También sostuvo que la escuela representa «la punta de un iceberg». Y llamó al espacio sindical, universitario y de gobierno a sumarse a la iniciativa. «Creo que hacía falta una escuela para terminar con la tradicion machista en el sindicalismo, para eso hay que crear los espacios institucionales. Esta escuela va a ser tremendamente exitosa y atractiva en la medida en que sea abierta y no sectaria», dijo.
Por su parte, la ministra Estela Díaz sostuvo que es «una experiencia inédita» y que ocurre en el contexto actual «donde la perspectiva de género recorre la provincia, el país y es abordada por todos los sectores sociales, sindicales y también en la institucionalidad». Díaz contó que la iniciativa fue idea de la diputada nacional Claudia Ormaechea, representante de La Bancaria, y explicó que fue ella quien propuso «pensar en una escuela de género desde el más alto nivel».
«En el sindicalismo también las mujeres vienen haciendo enormes recorrido de organización, de presencia, de construcción. Pero a veces todavía sigue acompañado de bastante invisibilidad», dijo Díaz. Y señaló que entre los objetivos de la escuela justamente «está el de fortalecer esos liderazgos».
La ESiGen, que funcionará en el edificio del CONICET, tiene como objetivo «formar, investigar y generar cultura en materia de género para la acción sindical, posibilitando la construcción de ambientes laborales de equidad y protección contra las violencias y promoción de derechos».
La nueva escuela ofrecerá la diplomatura en géneros, feminismos y diversidad para la acción sindical, así como otros trayectos formativos, seminarios y talleres sobre nuevos saberes y prácticas, con sus titulaciones y certificaciones. Además conformará un espacio artístico sobre la temática y, a mediano plazo, será sede de equipos de investigación.
La escuela planea desarrollar el «Centro de Varones» para recoger, escuchar, analizar y tratar a varones en situación de violencia en el ámbito laboral y sindical. Creará el «Archivo de la Voz de las Mujeres Sindicalistas» para reconstruir las memorias de las experiencias de trabajadoras y referentes sindicales.
La institución cuenta con el impulso del Conicet, la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (Cicpba), la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP, el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense y la Asociación Bancaria.