El mandatario salió a hablar luego de la declaración de Sarlo ante la jueza María Eugenia Capuchetti por el caso del «Vacunatorio VIP» en el Ministerio de Salud de la Nación. La ensayista fue citada por haber dicho en televisión que había recibido una propuesta para vacunarse «por debajo de la mesa». Hoy, en sede judicial explicó que recibió un mail del editor de Siglo XXI, Carlos Díaz, para sumarse a la campaña por invitación de Soledad Quereilhac, la esposa de Kicillof. Y adjuntó incluso los emails que intercambiaron y que muestran que no hubo ninguna irregularidad.
«Mi esposa (por Soledad Quereilhac) no ofrece vacunas, no se vacunó nadie de mi familia. Lo que titulan algunos medios es mentira y una campaña horrible y de odio hacia mi familia», disparó el mandatario en diálogo con TN y contó que Sarlo fue invitada como parte de la campaña «Yo pongo el hombro» que anunció el 26 de enero en Villa Gesell. Ese día, el mandatario contó en conferencia de prensa que invitarían a cien referentes de la cultura y el deporte, entre otros, a que se pusieran la vacuna y generaran confianza en la Sputnik V, en medio del clima de desprestigio que buscaban imponer la oposición y algunos medios.
«Más pública, más arriba de la mesa no se me ocurre, porque la idea era que se vacunaran y se sacaran una foto para terminar con ese tremendo trabajo que se estaba haciendo para desprestigiar la vacuna», dijo Kicillof y confirmó que pensaron en Sarlo porque «es una persona conocida, además opuesta al Gobierno» y mayor de 70 años.
El gobernador aclaró que esa campaña finalmente nunca se realizó porque, tras la publicación de los resultados del ensayo clínico en la revista The Lancet, se disiparon las dudas y ya no fue necesario. «Suspendimos la campaña de gente reconocida cuando el artículo de The Lancet hizo de goma el argumento antivacuna contra la Sputnik V».
Kicillof consideró que hay una campaña de desprestigio en contra de su familia y sostuvo que «se está ensuciando» a su esposa con «algo que nunca pasó» ya que ella nunca habló con la escritora. «Mi esposa no habla con Beatriz Sarlo hace 20 años, cuando fue su profesora. No es amiga nuestra», dijo.
En este punto, Kicillof consideró que Sarlo fue quien generó el malentendido y pidió que salga a aclarar ya que no hubo ninguna irregularidad en la propuesta y que así lo muestran los emails que intercambiaron ella y Carlos Díaz, el editor de Siglo XXI, sello editorial que también publica los escritos de Quereilhac y del propio Kicillof.
«El malentendido lo generó Sarlo. Cada minuto que no abre la boca siguen creyendo que fue mi esposa con una vacuna abajo del saco y le ofreció a su amiga Beatriz: ´Vení yo te vacuno que nadie se entera´ y no es lo que pasó y a mí me subleva porque me están acusando de algo que no hicimos y a mi familia”, disparó.
Un rato después, Quereilhac realizó su descargo en un posteo que realizó en su Facebook. Allí, la compañera del gobernador explicó que «no tiene potestad» para ofrecer vacunas a nadie, ratificó toda la información brindada por Kicillof y condenó la actitud de Sarlo, quien supo ser su profesora durante la carrera de Letras.
«No tengo la potestad de ofrecer vacunas a nadie. No soy funcionaria del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Yo no fui vacunada aún y estoy esperando mi turno como todo el mundo. Ni mi madre, ni mi suegra, ni ningún familiar ni amiga o amigo cercano recibió tampoco la vacuna. Todxs están esperando su turno, como corresponde», afirmó y subrayó: «No fomentamos ni participamos de ningún privilegio ni de ningún trato “vip” (siglas de una tontería innegable, además)».
También explicó que no tiene trato con Sarlo desde 2004, cuando ella renunció a su cargo docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y que no tiene «ni su email ni su teléfono».
«Si nadie de mi círculo se vacunó, si ni yo misma me vacuné, dado que jamás pasaría por arriba de los derechos de los demás, ¿por qué le ofrecería la vacuna a Beatriz Sarlo, persona con la que no tengo ningún trato ni vínculo? La acusación carece de lógica, además de no tener sustento ni basarse en pruebas», reflexionó en su posteo.
Ya sobre el final de su descargo, acusó a la ensayista de «cacarear mentiras en los medios» y le pidió que se rectifique. «Cuesta creer que quien fuera Profesora Titular de Literatura argentina del siglo XX durante más de dos décadas, tenga problemas de lectura frente a un simple correo electrónico. Lo cierto es que, para sobreactuar su honestidad, Beatriz Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras en los medios», señaló Quereilhac.
«Habló de propuestas ´por debajo de la mesa´ y con ello no sólo sembró dudas sobre el proceso de vacunación en su conjunto, sino que, sobre todo –y aquí lo más imperdonable–, terminó involucrando en sus mentiras a Carlos Díaz, una persona de bien, respetada y querida por gran parte del campo intelectual argentino. Y de paso, también me ensució a mí, atribuyéndome actos de corrupción y nepotismo que jamás en mi vida cometí», siguió Quereilhac y cerró: «A la luz de su autopercepción como una persona que ´tiene ética´, sólo cabe esperar que se rectifique. Mientras tanto, sigo sin decidirme entre la pena por su enorme torpeza o el desconcierto ante su mala fe».