El jueves por la noche, media hora después del intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, los legisladores del Frente de Todos comenzaron a reunirse de urgencia en el Senado, el mismo lugar que la vicepresidenta había dejado una hora antes, luego de conducir una sesión de siete horas. En poco tiempo se juntaron quienes no habían dejado sus despachos y los que estaban volviendo de urgencia, empujados por el espanto de una escena que fue transmitida en vivo y se viralizó en las redes con una velocidad directamente proporcional al impacto estremecedor que provocó.
Ante la ausencia concreta de definiciones de la Casa Rosada, las bancadas del FdT en los dos recintos del Congreso aceleraron las decisiones. Primero acordaron convocar a los bloques de la oposición en la Cámara Alta para transmitir un mensaje de repudio y acompañarlo con una foto de respaldo. Los jefes parlamentarios de JxC no dudaron en adherir, pero los ánimos comenzaron a cambiar después de 20 minutos, cuando vieron el segundo acto de esa noche. No los tomó por sorpresa, porque sabían que los integrantes del frentetodismo parlamentario iban a moverse lo más rápido posible.
La titular de la Cámara Baja, Cecilia Moreau, rodeada por unos 50 legisladores, anunció la convocatoria de una sesión especial para este sábado en las dos cámaras para repudiar el intento de asesinato. El anuncio fue acompañado por un anticipo que reanimó las inquinas opositoras: la creación de una comisión bicameral investigadora del intento de magnicidio para acelerar el proceso, pero también para acompañar la tarea de la jueza federal María Eugenia Capuchetti. Junto al fiscal Carlos Rívolo lleva adelante la investigación del caso y busca avanzar con celeridad. En el oficialismo desconfían y no olvidan que es una magistrada propuesta por el expresidente Mauricio Macri, con vínculos políticos muy aceitados con su exjefe, el exfiscal general porteño y actual edil Martín Ocampo, compadre del extitular del club Boca Juniors y empresario de los juegos de azar, Daniel Angelici. En la bancada del FdT también aseguran que los vínculos llegan al titular del bloque del PRO en la Cámara Baja, Cristian Ritondo.
En ese contexto comenzó a gestarse la sesión que se concretó este sábado a partir de las 13. Hasta ahora no hay precisiones de que el Senado cumpla con su parte y la idea de la bicameral no apareció en el horizonte. Los dirigentes opositores que negociaron su realización no sólo no quieren escuchar ninguna instancia de investigación parlamentaria, sino que tampoco estaban dispuestos a afrontar una sesión donde fueran señalados como impulsores de los discursos de odio que sus adversarios les achacan. En JxC aseguran que esos puntos fueron los aceleradores de una negativa que tensó la negociación con el oficialismo. Dentro del PRO también admiten que la posición de la titular del partido, Patricia Bullrich, de no condenar el atentado, los dejó en una coyuntura aún más frágil para forzar un rechazo masivo y dejar la sesión sin quórum.
Nuevamente hubo una coicidencia entre los autopercibidos blandos y duros del PRO. Todos estuvieron de acuerdo en llevar hasta las últimas consecuencias y forzar cambios en la declaración que iban a votar. Finalmente no hubo mención a los discursos de odio del texto inicial. Lo votaron porque había sido el acuerdo con los demás bloques de JxC, pero luego Ritondo anunció que dejaban el recinto. Cuando lo hizo, los dos representantes de la Coalición Cívica no ocultaron su bronca y el diputado Maximiliano Ferraro, que preside el partido, le reprochó a sus socios del PRO que habían incumplido con lo pactado.
Más temprano, el titular de la bancada de la CC, Juan Manuel López, había declaraco, relación a Patricia Bullrich y su postura frente al ataque a la vicepresidenta: «Es de una generación para la que la violencia era una opción».
En el conglomerado opositor hay posiciones divididas. Algunos consideran que fue un acierto no haber perdido la conversación con sus votantes, pero a un costo altísimo que los dejó pegados al diputado de ultraderecha, Javier Milei. Al igual que Bullrich es uno de los más cuestionados por no haber condenado el ataque a CFK y ambos siguen sin hacer una declaracion concreta, más allá del discurso que pronunció el líder de Avanza Libertad, quien se negó a considerarlo un ataque político sino un hecho policial. El radicalismo aportó para el quórum, pero con la misma política del resto de los socios de JxC: poner lo mínimo para evitar que la sesión se cayera. De sus 116 bancas, JxC sólo aportó 40 escaños y no paró de condicionar la sesión hasta que concluyó dos horas después. Ninguno de los consultados cree que la actitud que tuvieron se les volverá en contra frente a la opinión público, aunque los más convencidos de la movida, admiten que si al expresidente Mauricio Macri le habría pasado una situación similar, jamás habrían perdonado que el oficialismo les hiciera eso. No hubo una posición unánime para vaciar la sesión o restarle legitimidad. Había otros que estaban dispuestos a respaldar los pedidos del oficialismo, pero otra vez quedaron empujados, sin iniciativa, por los planteos de su ultraderecha. Con esa foto, la Cámara Baja buscará volver a sesionar esta semana. La garantía suficiente de que los debates irresueltos de este sábado volverán a emerger en el próximo round, porque el tono del debate legislativo ha cambiado y no se sabe bien hacia dónde. «