El juicio contra los 19 represores por los crímenes cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno de Avellaneda continúa. El encuentro que se repite todos los martes, tuvo esta semana la declaración, desde Francia, de Laura Franchi, sobreviviente del CCDyE Pozo de Banfield y sus hijas María Laura Stirnemann y Silvina Stirnemann.
Desde una habitación Consulado Argentino en París, Franchi brindó su testimonio ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata relatando las aberraciones sufridas en cautiverio en aquel centro clandestino. Recordó los años en los que fue secuestrada, permaneció detenida-desaparecida, y luego fue puesta a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, y llevada a la cárcel de Olmos, primero, y Devoto, después donde pasó detenida siete años más. “Es un orgullo estar acá ante un Tribunal que escuche mi testimonio que tardó 45 años en ser escuchado, este juicio llega 45 años tarde”, expresó la testigo.
Laura Franchi estaba casada con Mario Alfredo Stirnemann un militante peronista y sindicalista que en esos tiempos trabajaba en Loma Negra y habían elegido Quilmes para vivir con la hija de ambos de cuatro años. El 23 de noviembre de 1974 Laura salió de paseo junto a su hija, su cuñado, Juan José Stirnemann, cuando efectivos de la policía de la provincia los detuvieron.
“Nos trasladaron a la comisaría de Quilmes, donde fuimos interrogados. Allí la policía alegó que todos los procedimientos relacionados a la “subversión” estaban a cargo de la Policía Federal, en ese momento. Yo estaba embarazada de 3 meses de Silvina, me llevan con mi hija (María Laura) a la cocina de la comisaría donde pasé todo el tiempo durante mi detención en el lugar, y ahí vi que estaban nuestras cosas, que habían allanado la casa y habían llevado nuestras cosas, incluso los juguetes de María Laura”, describió.
En ese sentido, Franchi manifestó que su hija estaba atemorizada y tuvo que presenciar situaciones muy difíciles de entender para una niña de 4 años, “sobre todo cuando veía que su tío (Juan José Stirnemann) era arrastrado y torturado”, cuenta que en ese momento, la nena “sufrió un shock” y agregó: “Vio a hombres con sus camisas manchadas de sangre, que se reían y bebían cervezas”, recordó sobre ese momento. La pequeña estuvo dos días junto a su madre y luego fue llevada con su abuela materna.
La testigo recordó los momentos de tortura a su cuñado. “Podíamos escuchar cómo lo torturaban, realmente la situación que vivió fue espantosa con un ensañamiento terrible además de físicamente sobre, sobre todo psicológicamente al decirle que me habían violado, que había perdido a la bebé”, detalló.
Acerca de lo que ella vivió allí, expresó que fue torturada e interrogada: “Querían saber dónde estaba Mario Alfredo Stirnemann, todo giraba alrededor de eso. Un médico me tomaba el pulso y decía lo que había que hacer y lo que no había que hacer, todo estaba muy organizado” remarcó y agregó que “las personas que torturaban vestían de civil y eran personas preparadas para torturar”. Franchi estuvo una semana en esa comisaría y luego fue trasladada al Pozo de Banfield.
“Al llegar me bajan de una camioneta me piden que me ponga contra la pared y realizan un simulacro de fusilamiento, luego me llevan a un piso donde había varias celdas, en ese lugar sólo podía advertir movimiento de personas, pero no podía ver a lo que me rodeaba. Solo una de ellas que se identificó como policía y me dijo que estaba detenido. Luego advertí que su función, era la de controlar a los detenidos”. De aquellos días también recordó, “me llevaban a un sótano donde me interrogaban, siempre con un reflector en mi rostro para que no pudiera ver el rostro de las personas”.
El segundo traslado
A principios de enero de 1975, Laura fue trasladada a la Cárcel de Olmos. Allí fue puesta a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. “Al llegar a la cárcel, tuve contacto con otras mujeres detenidas embarazadas. La situación en el lugar era de un régimen abierto, es decir que estábamos en celdas, pero nos permitían circular y teníamos mucha comunicación entre nosotras, donde pude ver y encontrarme con mi hija María Laura”, recordó.
La testigo también contó que estando a punto de parir fue llevada al dispensario del penal para ser revisada. “Me trasladan al dispensario del establecimiento, a cargo del señor Leone quien me realiza un tacto vaginal muy violento, procedimiento que me provoca una hemorragia. Entonces me trasladan a lo que luego supe, era la cárcel de mujeres de Melchor Romero, en La Plata. Me llevan a una sala de parto me recuestan en una camilla y encadenada, era un lugar muy sucio y estaba rodeada de ratas” describió.
Allí, en el Policlínico de La Plata, encadenada y con custodia, Franchi dio a luz y luego la llevaron de regreso al penal de Olmos, de donde después la trasladan a Devoto hasta que en 1981 puede salir del país.
Con ojos de niña
María Laura tenía cuatro años cuando fue detenida junto a su madre y su tío. “Cuando fuimos detenidas recuerdo que vimos una camioneta de la policía que patrullaba cerca de donde estábamos en ese momento. Entonces mi papá (Mario Alfredo Stirnemann), dijo que era mejor que nos separemos, porque si nos encontraban con él corríamos peligro, cada uno tomó caminos distintos. Entonces es cuando la camioneta se detiene y nos suben al vehículo” recordó.
Según declaró ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, María Laura sufrió “amnesia postraumática”, y pudo recuperar la memoria de a poco. “Tuve tratamiento psiquiátrico, y tenía problemas para hablar. Recién cuando permitieron visitas de contacto con mi mamá a quien íbamos a ver a la cárcel de Olmos, pude hablar”, contó.
En su relato María Laura recordó a su padre, Mario Alfredo Stirnemann. “Viajé a Argentina para buscar a mi papá entonces, empecé a buscar datos en una investigación que duró cuatro meses”. El cuerpo de Mario fue identificado en el Cementerio de Lomas por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), cuyos especialistas determinaron que había sufrido lesiones mortales causadas por cinco proyectiles de armas de fuego. Ella junto a su hermana Silvina en 1995 fundaron la sede de París de H.I.J.O.S.
La hija del cautiverio
Silvina nació en Melchor Romero. Cuenta que los primeros recuerdos de su infancia son de cuando tenía 3 o 4 años e iba a visitar a su mamá en Devoto. Todo era confuso. Contó que conservó en lo profundo de su infancia, “la memoria de aquel primer abrazo de mi mamá al momento de nacer”, expresó entre lágrimas y agregó: “Cuando me reencontré con mamá también conocí a mi padre, por primera vez escuché hablar de él, entendí la historia de mis padres, comprendí el amor que se tuvieron. Recuerdo que durante años le pregunté a mi madre cómo se habían conocido y ese era mi cuento para irme a dormir, fue mi forma de recuperar ese lazo y entender quién era mi padre”.
Hacia el final de la audiencia la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, a través de la Directora de Querellas en Crímenes de Lesa Humanidad y Leyes Reparatorias, Verónica Bogliano, pidió al Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata ampliar la cantidad de audiencias en el Juicio Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno.
La solicitud fue realizada por la querella de la Subsecretaría, para que los jueces del TOF 1 ordenen y organicen la realización de por lo menos tres audiencias por semana, con el objetivo de llegar a un proceso de justicia en tiempo, y evitar que el paso del tiempo genere la impunidad biológica para los acusados y la consecuente ausencia de reparación para las víctimas.