El juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 29 de la Ciudad de Buenos Aires, Juan María Ramos Padilla, encabeza la convocatoria de la marcha del 1 de febrero (1F) para pedir la renuncia de los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La movilización, que se hará el 1 de febrero cuando se retome la actividad tras la feria judicial, tendrá réplicas en distintos tribunales del país. Tiempo Argentino habló con el magistrado que le pidió al presidente Alberto Fernández que se sume a la actividad y denunció que el Poder Judicial lleva adelante un golpe blando.
-¿Cuál es el motivo de la movilización?
-No la inicié yo. La gente convocó espontáneamente. Estoy sorprendido de la necesidad que había. Todos defendemos al gobierno nacional y popular y hay que respetarlo, pero el gobierno tiene que respetarnos a nosotros porque el 10 de diciembre de 2019 y el 1 de marzo de 2020 nos prometió que iban a terminar con los sótanos y que íbamos a recuperar el Estado de derecho. La verdad que lo único que pasó en materia de justicia fue la muerte de Bonadío. Y esto cada vez es peor. Lo estamos invitando a Alberto a que se ponga firme. Quisiera verlo como presidente en cadena nacional, con la vicepresidenta y con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, describiendo lo que está pasando en la Justicia.
-¿Qué pasa en el Poder Judicial?
-Tenemos una Corte que ha permitido barbaridades. Hemos visto como uno de los cortesanos se nombra como presidente de un Consejo de la Magistratura diseñado como ellos quieren, poniéndole plazo al Congreso para que dicte una ley. Han puesto en vigencia una ley derogada. El señor (Horacio) Rosatti se pone como nuevo presidente del Consejo de la Magistratura para manejar todos los fondos del poder judicial y definir qué jueces se van y cuáles se quedan. Con esto se benefician Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. Estamos criticando a la Corte, a los jueces corruptos. Uno de los poderes del Estado quiere estar por encima de los otros. Y eso es un golpe de Estado, está afectando a los poderes de la Nación. No hay que mentir. Esto no lo resuelve internamente el Poder Judicial. Es absolutamente imposible porque se están encubriendo ellos mismos los delitos que cometieron.
-¿En Argentina se planea un golpe de Estado?
-El Poder Judicial ya hizo un golpe de Estado al poner en vigencia una ley que fue derogada, al darle órdenes al Poder Legislativo por el Consejo de la Magistratura. Esa causa estuvo seis años en estudio, nombró a jueces y echó a otros, y resulta que después de 6 años se le ocurre decir esto. Se mete en asuntos del Poder Ejecutivo al decirle que no puede ordenar en motivos de salud y de presencia de los chicos en las escuelas. También al decirle que no puede poner la tarifa de internet. La Corte se ocupa cuando tocan a alguien de su grupo mafioso como Bruglia y Bertuzzi. Entonces ahí sí, sacaron un per saltum, una medida excepcionalísima, para resolver el problemita laboral de estos jueces.
-¿Cuál tiene que ser el accionar específico del Gobierno Nacional?
-Yo quisiera ver a Alberto al frente de esta marcha o sino en cadena nacional. Tiene que actuar, no comentar. Decirle a todos los argentinos que la mafia se ha apropiado del Poder Judicial. Salir en cadena nacional con los otros poderes del Estado a decirle: “Ustedes son unos delincuentes, se tienen que ir”.
-¿Debería pedirles la renuncia?
-Exactamente. Informarle a todo el pueblo de la Nación las barbaridades que hacen estos tipos, que no son jueces. La única política que ha funcionado en Argentina es la política de memoria, verdad y justicia. Acá en vez de juzgar por sus delitos a estos jueces corruptos y delincuentes, se los cuida para que sigan en sus cargos y la principal responsable de eso es la Corte.
-¿Qué opina de lo que pasó en la provincia de Buenos Aires con el exministro de Vidal Marcelo Villegas y el armado de causas?
-Uno de los poderes del Estado está en manos de un grupo mafioso, vimos en televisión como armaban las causas, las pruebas sobran. La Corte sabía perfectamente lo que estaba pasando y dejó hacer. Un juicio laboral dura años y acabamos de ver un grupo de atorrantes que involucra a la AFI, miembros del gobierno de la provincia, del gobierno nacional, diseñando cómo iban a hacer para modificar las leyes laborales y para meter presos a sindicalistas. Esto no es un poder judicial que pueda ser tolerado. La Corte se ha metido con leyes muy importantes para el ciudadano común como la ley que declara públicos a los servicios telemáticos. Aparecen jueces que dicen: señor Clarín, señor La Nación, señor Magnetto, pongan los precios que quieran.
-Las causas de espionaje abarcan a varios gobiernos macristas…
-Sí, está recontra probado. Estos jueces se han hecho eco del cuentapropismo. Ahora se les cayó el telón porque estaban todas las representaciones con Villegas: explicaba cómo había que armar las causas, qué había que hablar con el fiscal y después con los jueces. Siguen encubriéndose entre ellos. El que tiene que actuar es el presidente y no lo hace, entonces lo tiene que hacer el soberano que es el pueblo.
-La causa del espía Marcelo D’Alessio pasó a Comodoro Py, ¿qué opina?
-También va a ir la causa de los 44 tripulantes del ARA San Juan y otras. Todo va a venir a Comodoro Py y determinará Ercolini, Stornelli, Irurzun, Bruglia, Bertuzzi, Llorens. Más arriba, Hornos, Borisnky, y después llegaremos a la Corte y no va a pasar nada. Si no actuamos no va a pasar nada. En Argentina tenemos un golpe de Estado blando. Antes se usaban bayonetas, ahora togas. Lo dijo muy bien Cristina
-¿También deberían pedir la renuncia a los jueces de Comodoro Py?
-Por supuesto, pero primero hay que empezar por la Corte porque si no se van hay que sacarlos con los mecanismos institucionales. Porque cuando llegan a la Corte van a ser rechazados, entonces es muy difícil. Por eso no funciona la democracia.
Luis Hector Barlatay | Socio
2 January 2021 - 12:06
El presidente debe decidir si renuncia a su cátedra en la UBA y ejerce como Presidente en un país en emergencia social, política y económica que requiere medidas de excepción o bien sigue dando su cátedra y renucia como presidente ya que no puede dejar de ser un constitucionalista.