Si la semana próxima los pronósticos que se respiran en la Residencia de Olivos y en la Costa Atlántica se confirman, el canciller Santiago Cafiero se reunirá en Washington con su par norteamericano Anthony Blinken cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, haya concretado la postergada cita con la primera línea de Juntos por el Cambio. El objetivo de la reunión es para explicarles el estado de la renegociación de la deuda con el FMI y la foto con los jefes opositores podría resultar un respaldo significativo en la gira diplomática que protagonizará Cafiero.
El jefe del Palacio San Martín se encontrará con el secretario de Estado de Joe Biden el próximo martes, en una gira que durará hasta el miércoles 19 y podría incluir a otros funcionarios de alto nivel del gobierno norteamericano. Para llegar con la foto opositora en el álbum diplomático faltan pocos días. Podrían transformarse en una eternidad por las especulaciones que giran en torno al encuentro de Guzmán con la oposición y a los resultados que obtenga la misión en Washington.
En esa corta línea de tiempo el oficialismo tiene hasta el miércoles para realizar el encuentro con los cuatro gobernadores y los jefes parlamentarios de la coalición opositora. Podrían ser recibidos en el Congreso por el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, aunque pasa esta semana aislado por ser contacto estrecho de su esposa, Malena Galmarini, que dio positivo de covid.
La escena legislativa es uno de los reclamos que hizo la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio la semana pasada, entre otras exigencias que casi hacen naufragar la negociación entre Alberto Fernández y el titular del radicalismo, Gerardo Morales. En este round el gobernador jujeño quedó como el interlocutor más firme que tiene el Gobierno dentro de la coalición opositora y por ahora sigue siendo una de las garantías para concretar el encuentro.
El próximo lunes 17 aparece como la fecha que sobrevivió a los tironeos de la semana pasada. Algunas fuentes oficiales arriesgan que sería el martes 18, cuando quede un día para que termine la gira del canciller. En la postergada cita con los dirigentes opositores Guzmán hará la misma exposición que hizo con los 13 gobernadores peronistas la semana pasada. Posiblemente entregue el mismo informe. Sin mencionar a Washington, buscará dejar claro que la negociación con el Fondo está virtualmente estancada. Es por la posición de Estados Unidos dentro de directorio del organismo financiero, uno de los temas que Cafiero abordará con Blinken, en una etapa de la negociación donde tanto el FMI como la Casa Blanca aguardan amplios respaldos locales del Gobierno para afrontar los ajustes que hasta ahora se mantienen en reserva.
La realidad en Buenos Aires es otra. Hasta ahora la mayor coalición opositora ni siquiera se ha sentado a una reunión informativa y viene de votar en contra de la aprobación del Presupuesto 2022 en la Cámara Baja. No lo hizo en soledad sino con el apoyo de bloques provinciales y del lavagnismo, que se negaron a votar en tiempo récord un texto que estuvo tres meses sin tratamiento en la Comisión de Presupuesto. Los aliados esquivos del oficialismo que se plegaron al rechazo que de JxC, como el lavagnismo y el cordobesismo, son factores clave en la negociación legislativa que se viene, pero que hasta ahora no han sido invitados a la foto que el Gobierno quiere concretar, si es posible, antes del round Cafiero – Blinken.
El canciller no sólo abordará el costado diplomático de la relación con el FMI y el rol que tiene Estados Unidos. También escuchará los intereses nortamericanos sobre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC, que preside Fernández desde la semana pasada hasta fines de este año. La Argentina no sólo quedó al frente de ese organismo mutilateral, que podría reemplazar en sus atribuciones a la Organización de Estados Americanos (OEA), también tiene la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Cuando asumió el cargo, el mandatario argentino aclaró que no buscará suplantar ni competir con la OEA, pero en febrero viajará a China para participar de la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno. Las relaciones sinoargentinas están en el foco de las presiones nortamericanas. Lo mismo pasa con las incógnitas de la Casa Blanca respecto al acercamiento de la CELAC con el gigante asiático.
La próxima reunión en Washington fue anticipada por Tiempo en su última edición dominical. Al día siguiente Fernández dijo en una entrevista radial que Estados Unidos hasta ahora “no ha tenido una posición clara” respecto a la Argentina porque el tema nunca ha sido puesto a consideración del directorio del FMI “en su plenitud”. “Con lo cual no sé qué va a hacer Estados Unidos. Lo que sí sé es que es que el préstamo que recibió la Argentina en 2018 fue absolutamente político, con el único propósito de sostener a Macri en un gobierno que se estaba cayendo a pedazos y en una economía que estaba virtualmente quebrada”, aseguró.
El último planteo público del gobierno de Biden lo hizo su consejero para América Latina hace un mes. Juan González dijo que quería un acuerdo sostenible para la Argentina y que aguardaba un plan con “fundamentos sólidos y razonables” para renegociar el crédito de 44.000 millones de dólares que recibió la administración de Mauricio Macri. Lo mismo repitió el abogado texano Marc Stanley cuando defendió su pliego como embajador en Argentina ante el Senado norteamericano. Fue aprobado antes de fin de año y arribará en las próximas semanas con la misma prédica, salvo que su jefe Blinken diga otra cosa el próximo martes.
Por todos esos componentes la reunión de la semana próxima en Washington también será un examen para la coalición opositora, que hasta el jueves pasado se debatió entre asistir o no al convite con Guzmán. El ministro realizó el encuentro con los gobernadores peronistas y dejó más luces que sombras. El mandatario bonaerense, Axel Kicillof, le dijo que había que replantearse la estrategia ante el FMI y el puntano Alberto Rodríguez Saá le enumeró sus históricas críticas respecto a la legitimidad de la deuda para no pagarla.
Los cuestionamientos pueden repetirse en el encuentro con los dirigentes de JxC, pero en clave de los reclamos que ya retumbaron en la última reunión de la Mesa Nacional de la alianza opositora antes de acordar una posición. “Esta deuda la contrajimos nosotros, lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar” había dicho Morales para diferenciarse del PRO. Lo repitió en el encuentro de urgencia realizado el jueves pasado. No se desdijo este lunes cuando se reunió con el alcalde porteño para definir una tregua antes de la reunión con Guzmán.
Rodríguez Larreta se había mimetizado con la posición de la titular del PRO, Patricia Bulrich y de Macri. Se resistió al convite porque consideraba que el encuentro era para sólo para la foto y sin nada nuevo para informar. El alcalde está seguro que la negociación con el FMI encalló pero finalmente asistirá. Esos puntos fueron ordenados en la mesa de socios de JxC y sintetizados en el reclamo de realizarlo en el Congreso, con más información para saber hasta donde llegó la negociación y, cuando se escriba, también quieren ver la carta de intención del preacuerdo.
Cada planteo fue interpretado en la Casa Rosada como un condicionamiento para que el encuentro fracase. Aún así, el encuentro sigue a flote con amplias chances de realizarse el próximo martes. También siguen firmes las desconfianzas del oficialismo sobre el interés de JxC de sentarse a la mesa que servirá Guzmán.
Los más reacios a un acercamiento creen que tarde o temprano el sector más duro de esa dirigencia opositora buscará dinamitar los acuerdos posibles. Para empezar podrían aprovechar las falencias que exhibió el ministro en su última exposición. Ese giro podría alejarlos de la hoja de ruta que teje Morales para la UCR, ahora que detenta la presidencia de su Comité Nacional hasta 2023. Un sendero que también pasa por Washington o, al menos, por la embajada en Buenos Aires, donde ya habló de las aspiraciones presidenciales que construye con ambición.