En una semana en la que los canales de televisión replicaban el conflicto porteño al infinito, el presidente Alberto Fernández inauguró el programa Casa Propia, de 65 mil créditos para construcción y refacción de viviendas a tasa cero, junto con el ministro de Desarrollo y Hábitat Jorge Ferraresi. La noticia penetró el cerco mediático y llegó a la ciudadanía. En los tres primeros días se inscribieron 60 mil aspirantes a los créditos. En diálogo con Tiempo Argentino, el jefe de la cartera del área de vivienda criticó duro a algunos comunicadores y a la oposición: “El jefe de la oposición es Macri. Bullrich y Larreta son lo mismo”, disparó, a la vez que destacó que la decisión del presidente de implementar restricciones a la circulación es valorada y respetada por la ciudadanía.
–¿Cree que la oposición opaca los anuncios federales del gobierno con conflictos locales?
–Dejaron 11 mil viviendas del Procrear casi terminadas y 55 mil viviendas de los planes federales paralizadas. Los sectores trabajadores no están en la agenda de ellos, se les nota en la reacción de algunos comunicadores apologistas de la dictadura. La decisión del presidente ha sido muy acertada y la gente lo valora. Se nota cuando uno a las 8 de la noche sale a la calle y ve que todo el mundo está en su casa. El gobierno ha tomado una medida que tiene que ver con lo que ha pedido la gente, y la oposición se ha radicalizado de manera filosófica con su pensamiento único, de gobierno de minorías. Está totalmente claro que el jefe de la oposición es Macri, no hay matices ahí, todos proceden de la misma manera. Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta son lo mismo. Está bueno que muestren su naturaleza de minorías, como con la obscenidad de los recursos que recibía Rodríguez Larreta de parte de Nación, unos 44 mil millones en más de lo que costaba el traspaso de la policía, en detrimento de las políticas públicas de la gente de las provincias. Se nacionaliza la imagen de alguien que concentra riqueza en detrimento de la pobreza al resto de la Argentina.
–¿Qué van a hacer con las viviendas y los complejos habitacionales abandonados por el macrismo?
–Vamos a lanzar el programa Reconstruir para, justamente, reconstruir estas 55 mil viviendas de los planes federales abandonadas a lo largo y lo ancho de la Argentina. Pasabas por un barrio y veías las casas casi terminadas abandonadas. El Estado tenía que pagar para poner vigilancia, limpieza y el corte de césped. Además, con el Procrear reactivamos las obras que estaban, como la estación Buenos Aires, Córdoba y Paraná. Firmamos con los gobernadores acuerdos por 62 mil viviendas para que las provincias construyan, que es lo que quiere el presidente, un programa federal.
–¿Los créditos que lanzaron esta semana son para refacción y construcción?
–En pandemia queremos promover el trabajo local y el consumo de corralones locales. Los “Casa Propia” Son 65 mil créditos automáticos de 100 mil pesos y de 240 mil pesos destinados a toda la Argentina, que va a generar un trabajo. Además, con el Procrear lanzamos nuevos proyectos. Los créditos no tienen que ver con los sistemas financieros sino con el trabajo, que es el único ordenador de clase social ascendente. A tres días de inscripción ya hubo más de 60 mil inscriptos. Nos da información sobre cuántos argentinos tienen un lugar donde construir, porque hasta hoy la Argentina tuvo falta de planificación. Generar la posibilidad de tener una vivienda propia es clave para el arraigo y el no hacinamiento. La participación de las provincias en la distribución federal de la construcción de viviendas es a través de la ejecución. Aplicamos el concepto de recupero detrás del salario, que llamamos fondo recupero solidario, donde la cuota a pagar es un 25% del salario y se ajusta por el índice salarial, nunca más por la inflación, como fueron los UVA. La política de vivienda no la debe definir el sistema financiero sino el Estado nacional. Por eso Alberto decidió crear este ministerio, para resolver un problema estructural. Creo que este es el único ministerio al que vienen todos los y las gobernadoras y las y los intendentes, muchos de la oposición. Me parece bárbaro que vengan todos, pero después no nos acompañan en el Presupuesto o con la ley del aporte de las grandes fortunas. Esto lo aprendí siendo intendente: no hay proyectos locales, hay proyectos nacionales.
–¿Y qué va a pasar con la gente que quedó atrapada en los créditos UVA y los inquilinos, sectores medios a los que la pandemia también perjudicó?
–Habrá anuncios del presidente la semana que viene. Desde nuestra política, estamos convencidos de que para resolver y mejorar el tema de los alquileres no tenemos que subir la oferta sino disminuir la demanda, o sea, que muchos que antes alquilaban ahora puedan tener su casa.
–¿Y para esos sectores habrá créditos para compra, el tradicional crédito hipotecario?
–Aspiramos a que el sistema financiero empiece a resolver algunas cuestiones a partir de nuestra política. La compra no genera producción, nosotros queremos mover la economía a partir del trabajo, la producción y el consumo. Construir una vivienda lleva entre ocho meses y un año. Estamos construyendo 120 mil viviendas más, recuperando 55 mil viviendas que están paralizadas y otras 20 mil más del Procrear, más los 65 mil nuevos créditos, suman un universo de 240 mil viviendas que en los próximos tres años van a ser habitadas por gente de carne y hueso. A 75 mil viviendas por año, en un período de 12 a 15 años vamos a tener el tema muy encaminado.
–¿No es un plazo muy largo?
–Las cuestiones estructurales se resuelven en 20 años. Algunas medidas del gobierno de Cristina, como las 53 mil viviendas, disminuyeron en 2016 a 16 mil, en 2017 fueron 18 mil, en 2018 seis mil y en 2019 cuatro mil. Estamos hablando de un cambio que empieza a generarse ahora, pero para eso necesitamos que la gente se apropie de las políticas públicas y que siga gobernando un proyecto popular. Aspiramos a que cada vez se conozca más gente que acceda a un crédito, un compañero de trabajo o un familiar que le toca, y se empiece a percibir que eso se convierte en política de Estado, o sea, la sociedad se apropia, porque cuando no hay organización para la conquista de un derecho, no hay organización para la defensa. Si no, volvemos a un gobierno neoliberal como el que tuvimos hasta hace un año y medio y chau política de Estado.
–¿Pero eso ya depende de la militancia política?
–Siempre la política está primero y la gestión después. Antes están los objetivos políticos y después las herramientas. Si no, sería muy fácil poner a un presidente como concursar gerentes. Cuando nosotros definimos que la vivienda es para todos, es una política universal. Si no lo planifica en Estado, pasa lo que pasó en los últimos años, que las tierras buenas se las quedaron los ricos para barrios cerrados y los pobres fueron a la vera de los arroyos. Es prepotencia y no planificación cuando un barrio cerrado se desarrolla en un terreno que no tiene la zonificación ni servicios. El Estado tiene que tener claro que la zonificación es una herramienta espectacular para la plusvalía. Está bárbaro que haya inversión privada pero siempre depende de la plusvalía que otorga el Estado nacional, que es el que implementa la zonificación junto con el intendente. Hasta ahora se trabaja por prepotencia, el privado ocupa y después presiona para tener la zonificación. Tiene que ser al revés, primero distribuimos la tierra y después viene la inversión privada. Los intendentes tienen una herramienta fuerte que es la posibilidad de zonificación. Del lado de afuera de esos barrios, está la gente que pregunta por qué estuvo cinco años esperando una vivienda que estaba lista y cerrada, deteriorándose. Ahora nos toca pintar de vuelta, arreglar, cambiar el termotanque que no funciona. Nos toca reconstruir. Y mientras tanto, todo este tiempo nos cuida el presidente, cuida la salud de los argentinos pero no descuida las cuestiones de inversión productiva. «