Javier Noguera, intendente de la ciudad tucumana de Tafí Viejo, asumió como nuevo presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM) hasta octubre del año próximo, en el marco de la partida de su anterior titular, la exjefa comunal matancera Verónica Magario, quien pasó a desempeñar sus funciones como vice gobernadora de la Provincia de Buenos Aires.
Abogado y periodista de 49 años, Noguera además resultó reelecto en forma categórica como alcalde en los comicios provinciales tucumanos del 9 de junio pasado, para gobernar por segunda vez la ciudad conocida como “Capital Nacional del Limón”, por ser la “mayor región productora y exportadora” de ese cítrico a nivel mundial. El alcalde logró su reelección con el partido provincial Acción Regional, el cual está acoplado al Partido Justicialista y contenido en la alianza Frente Justicialista por Tucumán, encabezada por gobernador reelecto Juan Luis Manzur.
En diálogo con Tiempo, Noguera repasó ejes del municipalismo argentino de cara a la articulación con la nueva gestión de gobierno en Nación.
-¿Cómo evolucionó el municipalismo argentino en los últimos años y cómo llega de cara a esta nueva gestión nacional?
-Por el hecho de que Verónica asume la vice gobernación, se produce el corrimiento, por el cual soy presidente de la FAM hasta octubre del año que viene. Estos últimos cuatro años fueron tiempo de resistencia desde el municipalismo argentino en términos generales.
-¿Cómo lo ejemplificaría?
-El Fondo Sojero puede sintetizar una serie de vulneraciones a los derechos de los municipios, y al desfinanciamiento de las comunas en general. Ahora estamos frente a una nueva realidad, donde tenemos un presidente como Alberto Fernández, a quien hemos votado y buscado, que plantea que va a gobernar con los 24 gobernadores, y con capitales alternas, que serán municipios. Esa visión es esperanzadora para todos nosotros.
-¿Cómo pueden llegar a plantear, desde la FAM, el tema del Fondo Sojero?
-A los municipios se les cortó el Fondo Federal Sojero, que era una herramienta de distribución verdaderamente federal. Representa uno de los golpes más importantes que ha recibido el municipalismo, el federalismo y la autonomía municipal. Por supuesto que queremos que se restituya, es una lucha de la FAM, que tiene planteos desde el punto de vista jurídico que no se resolvieron.
-¿Cómo proyecta plantear la articulación con los otros estamentos distritales?
-Más allá de la distribución desde el punto de vista federal, también desde cada municipio, con sus particularidades, hay que establecer una agenda municipal de demandas concretas a Nación y a las provincias. Donde pongamos cuáles son las cosas que necesitamos de manera concreta. Que no venga enlatado desde Nación, sino que seamos nosotros, desde los municipios, quienes ordenemos la demanda concreta que necesita nuestra gente.
-¿Cuáles son los ejes comunes con Nación?
-Cada ciudad, cada municipio es diferente. Pero en términos generales, cada uno coincide con el diagnóstico que tiene el Presidente. En ese sentido el enfoque, la mirada de resolver el problema de la pobreza, recibe apoyo, acompañamiento, aliento del municipalismo argentino, para que esas acciones se cristalicen rápidamente. Me refiero a los temas del hambre, la vivienda, el empleo, que son los tres tópicos en el cual el gobierno nacional ha venido haciendo anuncios.
-¿Hay espacio para una agenda superadora?
-Además de la agenda urgente, también hay una que es importante y trasciende el día a día. Tiene que ver con cómo vamos resolviendo los desafíos de un mundo global, que afecta a todos, especialmente a quienes gerenciamos ciudades, los intendentes. Buena parte del calentamiento global lo producimos desde las ciudades, y en consecuencia, también la mitigación del cambio climático forma parte de la agenda municipalista.
-Hace unos meses, usted mantuvo un recordado cruce con el expresidente Mauricio Macri, quien lo tildó de “remolón”. ¿Cómo analiza en perspectiva lo que ocurrió aquella vez?
-Ese cruce personal que tuve con Macri no pasa de ser una cuestión anecdótica, pero que también pinta de cuerpo entero una gestión lamentable, de cuatro años, de la cual hemos tenido un presidente más preocupado por cuestiones personales, por sus negocios con sus amigos, por descansar. El macrismo representó para nuestro país una enorme frustración colectiva. No tenía ninguna expectativa con ese gobierno, pero aspiraba a que no le vaya mal. Fue un gobierno que generó enormes dificultades a la gente en general y al Estado nacional en particular, con una deuda gravosa y una administración decepcionante desde todo punto de vista.