El fiscal penal José María Campagnoli quedó bajo investigación por presuntamente haber presionado a un policía detenido para que involucrara en un delito grave a sus jefes. La causa lleva el número 68.383/16 y está a cargo del juez de instrucción Omar Peralta, quien delegó la investigación en la fiscal Graciela Gils Carbó, sobrina de la procuradora general de la Nación y amiga de Campagnoli.
Alfredo Gonzalo Orbe Carmona era hasta hace algunas semanas cabo primero de la Policía Federal. De 36 años de edad, ocupaba el cargo desde junio de 2000. Hasta que fue detenido, acusado de integrar una «asociación ilícita» junto con otros uniformados que protegía a prostíbulos y comercios en los barrios de Núñez y Saavedra a cambio de dinero. Cuando fue indagado por el juez de instrucción Alberto Baños, primero se negó a declarar. Pero poco más tarde pidió hacerlo y brindó un relato con imprecisiones. Orbe Carmona estaba asistido en ese momento por la abogada María Victoria Pía Tarulla.
El 11 de noviembre pasado pidió comparecer nuevamente ante el juez. «Una vez que en la primera declaración me niego declarar momento en el que se dispone mi traslado, el Dr. Campagnoli me dice que me esperan 30 años de cárcel por los delitos de asociación ilícita coacción, extorsión y que existía la figura del arrepentido, desconociendo yo totalmente a lo que se refería. Yo no estaba totalmente lúcido, estaba encerrado en una habitación de 3 metros por 1 y llevaba 40 horas detenido, sin poder tener diálogo con nadie. En un estado de shock y miedo que si en ese momento me decían que yo había matado a Bin Laden le decía que sí y se lo firmaba con tal de irme en libertad», relató entonces.
Campagnoli estaba presente en esa declaración que significó una grave acusación en su contra. «Me quedé hablando con el Dr. Campagnoli a quien le dije: ‘yo no tengo nada que decir, que quiere que le diga’ y él me decía ‘son muchos años de cárcel, pensá que tenés una hija y que cada policía que está cuidando la Ciudad corre peligro, decime nombres y lugares así yo puedo librar el secreto de sumario’, siempre haciendo mención a la cantidad de años de cárcel que por la pena me podían dar. Mi abogada nunca me dijo que declarase o no, me llevaron a una habitación con mi abogada y siempre con alguien de la fiscalía donde realizaron un acta para luego decirme ‘firmá acá’. Después de varias horas que estuve en estas oficinas, me trajeron nuevamente hacia adelante, en la oficina principal, y el Dr. Campagnoli dijo: ‘bueno, vamos a declarar'», completó el uniformado.
Un clima de extrema tensión se adueñó del juzgado de instrucción número 43. Orbe Carmona relató que Campagnoli le recomendó que la declaración «sea cortita, nombra a una persona y un lugar para poder hacer que siga el secreto de sumario».
«Yo no entendía nada de lo que estaba pasando y lo que estaba haciendo y diciendo, sólo por el estado de pánico que tenía en ese momento quería salir de esta situación e irme en libertad, luego pregunté cómo sigue esto y me dice que no le diga nada a mis compañeros, que no le comente nada, que no hable absolutamente nada, que el día viernes yo venía a declarar nuevamente, porque entraba en vigencia la ley del arrepentido el día viernes y el lunes estaba en libertad con una excarcelación. Que el proceso seguía pero yo ya estaba afuera».
Nada de eso ocurrió: Orbe Carmona todavía está preso. Ahora lo defiende otra abogada, Valeria Corbacho. «