Horas frenéticas se viven en el Partido Justicialista porque el reloj de los vencimientos para elegir autoridades establece plazos para inscribir listas y presentar avales. Queda una semana que será determinante en la reorganización de la principal fuerza opositora. La cuenta regresiva profundiza un escenario de tensión y de incertidumbre que se vertebra alrededor de tres nombres: la exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador riojano, Ricardo Quintela, ambos dispuestos a presidir el partido, y el gobernador de la provincia más grande y poblada del país, Axel Kicillof.
La definición, por si faltara un ingrediente cuasi teatral, coincidirá con una nueva conmemoración del Día de la Lealtad, por lo que la fecha emblemática del 17 de octubre podría tener dos o más actos en paralelo, lo que reflejaría la fragmentación -el estado de debate- en el que está inmerso el justicialismo.
En la discusión que atraviesa el PJ están en juego, de modo explícito pero también larvado, cuestiones de fondo sobre el programa o la doctrina (desde el entorno de CFK se plantea que ella busca encarnar un blindaje contra el riesgo de una “deriva neoliberal”) pero también metodológicas (en los últimos meses se acumulan cuestionamientos a las decisiones tomadas y comunicadas unilateralmente a través de la red social X (ex Twitter), al igual que a los criterios adoptados para la selección de los nombres en las listas, “el dedo”, “la lapicera” y otras metáforas que suelen mencionarse en conversaciones y discusiones de dirigentes, cuadros intermedios y meros simpatizantes de base).
En suma, argumentos, críticas, réplicas y contra-réplicas abundan entre las distintas vertientes de la galaxia panperonista, incluyendo una observación sobre la necesidad de que el PJ construya colectivamente una propuesta que pueda reconciliarse con franjas del electorado de la zona núcleo del centro del país, donde pesa el complejo agroindustrial. También, bajo invocaciones al federalismo, circulan voces que exigen analizar por qué se perdió de forma nítida en casi todas las provincias del Norte (tanto NOA como NEA) en el último balotaje presidencial.
En este panorama dinámico y volátil, la semana clave del peronismo arrancará con un gesto que Quintela había adelantado el viernes, a través de una serie de entrevistas: mañana, según confirman dirigentes que hablaron con él en las últimas horas, devolverá el llamado que le había hecho el secretario privado de CFK, Mariano Cabral, para conversar desde La Rioja con la dos veces presidenta y exvicepresidenta. La agenda del gobernador continuará luego con un viaje y estadía en Buenos Aires para el martes y el miércoles, de acuerdo a información oficial de sus colaboradores.
Una conversación entre Cristina y Quintela alimenta algunas expectativas que circulan entre la dirigencia partidaria que busca mediar y que aspira a que el peronismo encuentre a último momento una síntesis para evitar una confrontación interna en las urnas. Mucho más cuando las preocupaciones de la franja social que ve al gobierno de Javier Milei con aprensión, bronca y dolor, están claramente por otro lado. Sin embargo, nada está dicho.
Y los movimientos en el Instituto Patria y en la gobernación de La Rioja -por sintetizar dos lugares que simbolizan la puja, aunque hay otras locaciones en juego- siguen de modo acelerado, cual aprestos para la disputa: ayer por la tarde, desde las redes de dirigentes y militantes camporistas se difundían sistemáticamente fotos con la tarea de recolección de avales en apoyo a la intención de CFK de encabezar el justicialismo, con planillas firmadas en distintos puntos del país.
Uno de los dirigentes que se encargó de tal tarea fue el senador nacional y exministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, quien compartió por la red social X imágenes de esa actividad realizada en el local central del PJ de Santiago del Estero. Tal partido es encabezado por su par del Senado José Emilio Neder, un hombre muy allegado al gobernador local Gerardo Zamora y a su esposa Claudia Ledesma Abdala, también integrante de la Cámara alta.
De Pedro, hace diez días, había tenido un rol protagónico en la instalación del llamado “operativo clamor” que propuso a la exvicepresidenta como futura titular del PJ: “Ella puede encender una luz de esperanza”, fundamentó entonces, también desde (el ex) Twitter. Aquella comunicación, por el rol de De Pedro en la cúpula del kirchnerismo, terminó de despejar toda duda sobre cuál era la opinión de la misma Cristina.
La forma en que se hizo pública la postulación de CFK, por otro lado, se convirtió en un obstáculo para iniciar una negociación con quien ya se había propuesto para presidir el justicialismo: el propio Quintela, que llevaba meses recorriendo el país.
“Lo quieren bajar con un tuit”, fue uno de los cuestionamientos que circuló pronto entre sus allegados y que incluso el propio riojano reprochó públicamente, en un mensaje por elevación a varias figuras de primer nivel del kirchnerismo. Sin embargo, Quintela combinó esas críticas -entre sus apoderados llegaron a hablar de verticalismo y gestos irrespetuosos- con palabras de reconocimiento a la “trayectoria riquísima” de Cristina y a su “mirada geopolítica”.
La vorágine que resta hasta la finalización del plazo para inscribir listas y presentar avales puede estar acompañada de sorpresas: toda una tradición de los cierres electorales, sea para cargos partidarios, legislativos o ejecutivos. Hasta entrada la tarde del sábado Quintela insistía en que no declinará su pretensión de competir.
Se lo transmitió tanto a sus hombres de confianza -los apoderados Leandro Busatto, yerno de Enrique Albistur; su ministro de Gobierno Jorge Yoma y el abogado con pasado radical y moyanista Daniel Llermanos- como también a dirigentes que buscan mediar, entre ellos el diputado porteño Eduardo Valdés y el formoseño José Mayans.
Una de las condiciones que puede contribuir a un acuerdo para no llegar a una puja en las urnas es, por otro lado, si al final se logra un entendimiento razonable entre la propia Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador Kicillof. Las tensiones que emergieron en esa relación, que tuvieron un capítulo difícil de empardar con el acto platense en el club Atenas, pueden o no retroalimentarse con las palabras de los sectores más duros de ambas partes.
Según información de los dos campamentos, el próximo 17 de octubre, Día de la Lealtad, coincidirán dos actos: uno en el Kilómetro 0 del peronismo, en Berisso, donde hablará Kicillof; otro probablemente en la Federación de Box, en CABA, que reunirá a sectores del peronismo que quieren a CFK al frente del PJ. Habrá que ver qué canciones se cantan y qué discursos se escuchan. «