Una insólita pelea en sordina estalló entre el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. ¿La razón? El estacionamiento callejero situado ente la Plaza Lavalle y la calle Talcahuano, justo enfrente del Palacio de Tribunales.
Históricamente en ese lugar, al que se accede por la calle Tucumán, donde empleados judiciales accionan una barrera que permite el acceso de los vehículos autorizados, dejan sus autos jueces y secretarios judiciales, y tienen cocheras especiales asignadas la Corte Suprema.
Pero en el marco del plan de maquillaje de la Capital Federal que encaró el gobierno porteño, y que incluye la construcción de vías de Metrobus por todas partes, bicisendas, veredas y remodelación de plazas y parques, la Plaza Lavalle parece hoy el escenario de un bombardeo. El lugar está siendo completamente remodelado y según trascendidos que llegaron a la Corte, el plan incluye «peatonalizar» calles laterales, y ello podría incluir la desaparición de la playa de estacionamiento descubierta.
Lorenzetti no está dispuesto a ello, según todo parece demostrarlo. Después de las 17 horas, cuando muy poca gente queda en tribunales, la playa quedaba sin vigilancia y si bien no tenía acceso libre, lo cierto es que los controles se flexibilizaban. Lo propio ocurría los fines de semana.
Desde que comenzaron las obras en la Plaza Lavalle, la barrera de acceso permanece cerrada con candado y si algún juez necesita acceder al lugar debe ir personalmente al puesto de guardia adentro del Palacio de Tribunales para que un funcionario vaya, abra la cerradura y permita el acceso. Y luego vuelva a cerrar con candado.
Además, todo el perímetro de la playa fue vallado con rejas pintadas de amarillo con la identificación del Poder Judicial, de modo tal que si una topadora los volteara podría estar cometiendo un delito.
Los jueces que están de turno con habeas corpus o los que tienen que concurrir en fines de semana porque tienen audiencias por «flagrancia» se encontraron con los obstáculos para el acceso y preguntaron por qué. Les respondieron: «por orden de la Corte».