El Índice de Precios al Consumidor (IPC) a nivel nacional, subió en diciembre 3,1 %, siendo claramente el peor mes del 2017, que terminó así con una inflación acumulada del 24,8 %, según datos oficiales dados a conocer por el Indec.
La suba, mayor incluso a la prevista por los consultores privados, estuvo impulsada básicamente por los tarifazos en los servicios públicos, que el gobierno guardó estratégicamente para luego de las elecciones de octubre con el objetivo de no pagar costo político en las urnas.
Lo cierto es que el 24,8 % representa casi el 8 % más que la meta establecida por el Banco Central.
Al mismo tiempo que se conocieron los números a nivel nacional, se informó que en la Ciudad de Buenos Aires la suba del IPC de diciembre fue aún mayor: 3,3%, totalizando 26,1% en el año.
Ahora bien, si de influencia de tarifazos se trata, los analistas ya proyectan un nuevo fracaso del gobierno en su política anti inflacionaria para el 2018. A la luz, el gas y el agua, habrá que sumarle el impacto de los aumentos en el transporte público, combustibles, prestadoras privadas de salud, telefonía celular y colegios, además por supuesto del alza en los alimentos.
La recordada conferencia de prensa de Federico Sturzenegger y los principales ministros del gobierno, brindada el 28 de diciembre, es ya definitivamente catalogada por los especialistas como un mal chiste por el Día de los Inocentes. Cuando proyectan a lo largo de 2018 los aumentos del mes de enero más los programados de aquí en adelante, todos coinciden que la meta recalibrada del 15% volverá a ser un fiasco rotundo. Quien más quien menos, nadie apuesta por una inflación por debajo del 21%.