En un reciente encuentro organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el tema Cultura y Desarrollo, el jefe de Gabinete Marcos Peña, afirmó muy suelto de cuerpo que Valoramos nuestra industria nacional, entendida como las fábricas, y el campo que produce alimentos, pero entendemos que las industrias culturales son tan valiosas como las otras, y sin embargo fueron muy desatendidas.
Es difícil discernir si afirmaciones como estas son producto de la malicia o de la más supina ignorancia.
Desde luego, la malicia existe, y es lo que a los funcionarios de la actual administración les permite afirmar, con inusual cinismo y desparpajo, que antes de ellos todo fue negativo, pero no es de menor importancia el absoluto desconocimiento de estos sujetos acerca de prácticamente la totalidad de los temas de los que hablan y, lo que es más grave aún, de aquellos que hacen a la función pública.
De lo contrario difícilmente alguien pudiera llegar a ser tan temerario como para decir que en los últimos años las industrias culturales fueron muy desatendidas.
Parece ser que al señor Peña nadie le contó que, desde el año 2011 en el ámbito de la Secretaría de Cultura de la Nación se desplegó una política nacional, federal, democrática, activa y eficaz de apoyo a las industrias culturales.
Seguramente nadie lo enteró de la existencia de los Mercados de Industrias Culturales Argentinas (MICA), que desde su exitosa edición inaugural en abril del 2011, fue repitiéndose en forma bianual, con la participación de miles de productores culturales de todo el país, quienes tuvieron oportunidad y facilidad de exhibir su producción, interactuar con otros productores, reunirse con más de mil compradores internacionales que vinieron para llevar a la cultura argentina al mundo.
Tampoco nadie tuvo a bien explicarle al señor Peña, a fin de evitarle caer en esta clase de ridículos, que durante el año 2012 tuvo lugar un para el señor Peña seguramente misterioso fenómeno que algún asesor del señor Peña habrá atribuido a la acción de seres extraterrestres llamado Pre-MICA, mercados regionales en los que se plasmaron el esfuerzo gubernamental (en todos sus niveles) de largos meses y la activa participación, compromiso e involucramiento de miles de productores culturales de TODAS las provincias argentinas.
Dichos encuentros, que por la calidad, nivel de participación y envergadura, sorprendieron hasta a quienes los impulsamos y llevamos a cabo, no sólo fueron útiles para la preparación y realización de un MICA 2013 auténticamente federal, sino que dieron herramientas, contactos, visibilidad y posibles compradores a miles de productores editoriales, musicales, audiovisuales, de diseño, artes escénicas o videojuegos, que pudieron así romper fronteras provinciales y nacionales.
Es evidente que, en tren de ignorarlo todo, el señor Peña también ignora que de esta política participaron prácticamente todas las áreas y ministerios del gobierno de Cristina Fernàndez de Kirchner: Cultura, Trabajo, Economía, Cancillería, Industria y Desarrollo Social. Vale decir, se trató de una política de Estado y no de la locura creativa de ningún CEO de cualquiera de las industrias culturales.
Sería bueno que alguien rescatara al jefe de Gabinete de la ciénaga de ignorancia en la que chapotea, contándole, por ejemplo, que a partir del éxito y eficacia de esta política de aliento, promoción, apoyo y protección de las industrias culturales, a pedido de la mayor parte de los gobiernos sudamericanos, en el año 2014 se realizó en nuestro país el primer Mercado de Industrias Culturales del Sur (MICSUR), del que participaron 2000 productores de diez países sudamericanos.
También podría instruirse viendo los apoyos a la producción audiovisual realizados por el INCAA que nos permitió producciones record del cine nacional. También podría desasnarlo el ministro Avelluto, si acaso tuviera a bien revelarle que durante el año 2014 la producción de libros llegó a un record histórico.
Por otro lado el Sr. Ministro podrá sugerirle al señor Avelluto que deje de decir tentarías con su cantinela del Libro Libre cuando en el primer semestre del gobierno en que dragonea de jefe de ministros se produjeron un millón (¡Un millón!) de libros menos que durante el primer semestre del 2015.
Tal vez el jefe de ministros pudiera hablar con las salas teatrales, tanto comerciales, como independientes, las que seguramente le van a contar el crecimiento sostenido de la última década con apoyos del Instituto Nacional de Teatro, que, dicho sea de paso (porque esto no se lo revelará ninguno de sus aCEOsores) están condenadas al cierre a causa del tarifazo implementado por su gobierno.
Por último, sé que esto le va costar digerirlo, pero el ministro debería comprender que la ley de servicios audiovisuales, además de democratizar la comunicación, era un instrumento formidable para el crecimiento de proyectos culturales PYMES, autogestionados, independientes, cooperativos.
Aunque cabe dudar de que estos temas desvelen al señor jefe de ministros.
Rodolfo Hamawi
Ex director nacional de Industrias Culturales