El arco político nacional inició esta semana el sprint final de una campaña protagonizada por las internas y las rivalidades. Los candidatos despliegan todas sus estrategias comunicacionales para enamorar a propios y ajenos para alcanzar así la deseada tapa de los diarios proclamándolos ganadores.
Sin embargo, a siete días de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), existe una variante que preocupa por igual a todos los espacios políticos y ninguno, aún, pudo resolver. Lejos de la extrema polarización que comanda la política nacional desde hace varios años, existe entre un 5 y 8% (algunas encuestas arriesgan hasta un 15%) de votantes «indecisos» que no se sienten atraídos, en primera instancia, por ninguna de las dos grandes coaliciones.
La socióloga y consultora Analía del Franco explica que este fenómeno se da «porque la mayoría de los candidatos no genera empatía ni enamoramiento entre estos votantes. Sin este factor es muy difícil construir la motivación para ir a votar». Ante esta situación, y a diferencia de otras elecciones, los votantes que logre convocar cada espacio responderán, en su mayoría, a la tradición de voto y no así a la expansión de la base de cada coalición.
Este grupo selecto de personas se camufla en la heterogeneidad de las masas. Los formatos de medición que proponen las diferentes consultoras no permiten profundizar en su estilo, origen y calidad de vida, por lo que este porcentaje de electores puede estar compuesto por sectores sociales diametralmente opuestos entre sí. Sobre esto, el sociólogo y analista Artemio López explica: «Son un sector difícil de medir porque, por lo general, decide su voto según la coyuntura de los últimos días de gestión».
A pesar de la resolución tardía que pueda tener este votante, Del Franco y López concuerdan en que, en su mayoría, terminan depositando su voto entre Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.
Si bien la baja convocatoria a las urnas implica una falla en la tradición democrática, en el ámbito político puede presentarse como una ventaja. Del Franco expone: «En estos casos se benefician quienes tienen el aparato político suficiente para movilizar a sus votantes. Patricia Bullrich, quien cuenta con menos armado que el resto de sus contrincantes, podría ser la más perjudicada por esta baja. El peronismo, por su tradición, podría beneficiarse».
Descontento: ¿la salida es no votar?
Existe, además, otra variable que se vuelve una contingencia. Desde su aplicación en 2011, y a pesar de contar con un régimen de obligatoriedad, en las PASO siempre se registra menor participación que en las elecciones nacionales. Por lejanía, incomodidad o simplemente desgano, mucha gente opta por no sufragar en las primarias y termina de definir su voto cerca de las generales. Sin embargo, este año los índices arrojaron datos altamente preocupantes.
En las últimas elecciones que se desarrollaron, la participación en 15 de 17 provincias no superó el 70%, una caída que no se registraban desde inicios de la década del 2000.
Artemio López explica que, en la mayoría de los casos, este porcentaje de ausentes es directamente proporcional al descontento que provocaron los últimos ocho años de gestión. Según el sociólogo, quienes deciden no sufragar no son necesariamente apolíticos, sino más bien se encuentran decepcionados de la misma y no encuentran en la oferta electoral un candidato que los convoque y les proponga soluciones que respondan a sus necesidades y exigencias.
Atentos a este escenario de creciente apatía, los equipos de campaña de los diferentes espacios viraron su discurso en los últimos días y fijaron como nueva estrategia salir a la calle a buscar «voto por voto». A esto, también, se sumó la Universidad de Buenos Aires que lanzó la campaña #YoVoto, una iniciativa para que la comunidad educativa y social en general defienda el valor de asistir a las urnas, en el marco de la conmemoración de los 40 años del retorno de la democracia.
Si bien los sondeos no pueden computar con exactitud el porcentaje real que representan los indecisos y los ausentes, ambos consultores coinciden que en esta elección representarán un número importante, aunque no lo suficiente como para definir la elección. Según explican, el objetivo que deberán poner todos los espacios que superen el 1.5% necesario para participar de las generales de octubre será concentrar su mensaje en todos aquellos indecisos y descontentos, quienes serán un eslabón clave para la suma de votos final en la presidencial. «
Las propuestas de Libres del Sur
El precandidato a presidente por Libres del Sur, Jesús Escobar, presentó sus propuestas para estas elecciones entre las que se destacan la suspensión del pago al Fondo Monetario Internacional (FMI), «utilizar todos los recursos del Estado para cuidar el bolsillo de la gente» y el congelamiento de los precios de alimentos y servicios bajo la premisa de que «si alguien aumenta, va preso».
«Lo primero que propongo es suspender el pago al FMI y que esa plata que hoy se envía a Estados Unidos se quede en Argentina y sea la base para un proceso de industrialización que genere trabajo».