La mirada algo extrañada que suele facilitar la distancia fijó las prioridades. A principios de septiembre, el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, regresó de una fugaz gira por España con una decisión tomada: convergir todas las propuestas de su espacio para hacer frente a la emergencia alimentaria en una plataforma transversal de políticas públicas. La iniciativa vio la luz este lunes en una cuidada puesta en escena que dejó también las primeras señales firmes sobre los actores y resortes que el postulante opositor imagina para llevar ese andamiaje -y de algún modo su plan de gobierno- a la práctica en caso de llegar al poder.
La exposición detallada de los cinco ejes del proyecto quedó en manos del diputado Daniel Arroyo. Se trata del dirigente que, desde principios de 2018, intercambia con Fernández ideas posibles para hacer frente a la crisis social. Con experiencia en el área -fue viceministro en la primera etapa kirchnerista y luego ministro en la provincia de Buenos Aires-, es mencionado como potencial candidato para ocupar la cartera de Desarrollo Social. Su rol en la presentación en la Facultad de Agronomía de la UBA pareció dar pistas claras sobre su futuro.
Aunque ya venía trabajando un paquete de medidas -de hecho fue el redactor del capítulo social y alimentario de la plataforma del Frente de Todos-, Arroyo recibió un llamado apenas el candidato opositor pisó suelo argentino tras aquella incursión europea. Fernández le comentó sobre una charla “inspiradora” que había mantenido en Madrid con el escritor y periodista Martín Caparrós sobre su libro “El Hambre” y le pidió articular las ideas e iniciativas en circulación con otra jerarquía, en los términos de una política de Estado.
Ya hacía varios meses que ambos coincidían en el diagnóstico que diferenciaba a la fase final del gobierno de Mauricio Macri de la crisis del 2001: los alimentos eran cada vez menos accesibles para los sectores más vulnerables y el endeudamiento comenzaba a ser moneda corriente entre las familias humildes. “Si no se modifica, el endeudamiento va a generar el futuro conflicto social en la Argentina. El precio de los alimentos terminó de configurar un cóctel explosivo que el gobierno no quiso ver o al que no le dio importancia por falta de sensibilidad”, advertía Arroyo en una entrevista publicada por Tiempo 30 días antes de las PASO.
La suba sostenida de la canasta básica a raíz de la devaluación post Primarias terminó de posicionar a esa agenda entre las prioridades de la coalición opositora.
Este domingo, Fernández se reunió con Arroyo para definir los términos de la presentación: el legislador quedó a cargo de la explicación didáctica, se privilegió una comunicación institucional antes que de campaña, y el estilo de conversación “de igual a igual” desplazó a la clásica tarima o atril.
La elección de una universidad pública no fue casual: un fin de semana por mes, Agronomía es sede de una feria de la economía y agricultura familiar, una dimensión que el frente opositor aspira a sumar al debate sobre cómo hacer frente al problema del hambre y la mala calidad alimentaria.
Presencias y gestos
En línea con la propuesta de articular un acuerdo económico social por 180 días en caso de ganar las elecciones del 27 de octubre, Fernández hizo una minuciosa selección de invitados para el anuncio del programa “Argentina contra el Hambre”. Flanqueado por la titular de la Abuelas de Plaza Mayo, Estela de Carlotto; y el Premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el candidato intercaló en delicado equilibrio a referentes sindicales, líderes de organizaciones territoriales y sociales y representantes de diferentes credos religiosos. También hubo un guiño especial a los gobernadores con la presencia de los ministros del área social de cada distrito.
En el Frente de Todos imaginan un rol clave de la Iglesia -tanto católica como evangélica- y de grupos empresarios del rubro alimentario para la futura posible implementación de la fase inicial del plan.
Este lunes, llegaron hasta el predio de Agronomía, el titular de Caritas, Carlos Tissera; junto a los denominados “curas villeros” José María ´Pepe´ Di Paola; Francisco ´Paco´Olveira; y Lorenzo ´Toto´de Vedia, entre otros.
También recibieron una invitación especial los pastores Guillermo Fernández (Aciera); Bernardo Affranchino (Cristo para Todos); y Carlos Pauer (Ceb).
Además, Fernández mencionó especialmente al CEO de la multinacional semillera Syngenta, Antonio Aracre, por su propuesta de donar el 1 por ciento de la producción de la compañía para sostener un programa de asistencia urgente. El empresario escuchaba dos filas por detrás del diputado Felipe Solá y el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis.
El candidato también nombró como pieza fundamental a Daniel Funes de Rioja: el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL) tiene previsto reunirse con Arroyo esta misma semana para avanzar en la discusión y detalles de la iniciativa y perfilar la integración de la esfera empresaria privada.
Otro de los subrayados fueron para el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois; y la diputada Victoria Donda, mencionada como posible futura ministra del Ministerio de Mujer, una de las seis carteras que Fernández prometió crear en caso de que los resultados del domingo 27 confirmen la tendencia que las PASO dibujaron a su favor.
Por fuera de los actores vinculados al trabajo territorial o la producción de alimentos, el elenco habitual del frente opositor sumó dos ¿llamativas? presencias: Gustavo Béliz -exministro de Justicia y Seguridad y hoy funcionario del BID- se dejó ver por primera vez en un acto público de la coalición kirchnerista-peronista en medio de las versiones sobre su integración a un eventual gabinete de Fernández. Muy cerca, también se ubicó José ´Pepe´Scioli, hermano y asesor político clave del exgobernador y fallido candidato presidencial, Daniel Scioli.