Desde muy temprano, decenas de miles de manifestantes chavistas salieron a las calles de Caracas a festejar el día de la Independencia. La mayor concentración se produjo frente mismo al Palacio Legislativo, donde puertas adentro los diputados realizaban un acto conmemorativo, encabezado por el vicepresidente Tareck El Aissami.

Los festejos continuaban en otro lugar de la ciudad, con un desfile cívico militar, y hacia allí marchó la inmensa mayoría de la gente. Sin embargo, un grupo no sólo se quedó frente al parlamento sino que ingresó por la fuerza, provocando graves destrozos e hiriendo a un grupo legisladores, opositores y oficialistas.

Como todos los hechos de violencia que suceden en Venezuela, pronto comenzaron las acusaciones cruzadas. Los primeros en denunciar fueron los miembros de la oposición, que acusaron directamente al gobierno por lo sucedido.

Hasta que el propio Nicolás Maduro tomó la palabra: “Condeno absolutamente estos hechos, hasta donde los conozco en este momento. Yo no voy a ser nunca cómplice de ningún tipo de violencia. Los condeno, y he ordenado su investigación y exijo que se haga justicia», afirmó el jefe de Estado.