El ministro de Justicia, Germán Garavano, consiguió apartar al juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, de una causa indirectamente vinculada con el expediente en el que se investiga una asociación ilícita cuya cabeza visible es el falso abogado Marcelo D’Alessio. El titular de la cartera de Justicia plasmó en los hechos lo que Tiempo anticipó en su edición del domingo último. La carambola (golpear una causa para herir la continuidad del juez en el expediente principal) tuvo éxito hasta ahora. La Cámara Federal de Mar del Plata resolvió que en esa causa relacionada Ramos Padilla no podrá continuar interviniendo.
No se trata del expediente principal sino de una denuncia penal que el propio Garavano formuló ante el fiscal federal de Dolores, Juan Pablo Curi, contra el exjuez Carlos Rozanski, quien –a su vez– sostuvo que el ministro lo había presionado para obtener su dimisión porque no era bien visto por el gobierno. Rozanski intentó probar esa situación con el aporte de una grabación que efectuó de esa reunión, que ocurrió en el despacho del ministro el 19 de octubre de 2016. Garavano contragolpeó y lo denunció penalmente en Dolores, pero pidiendo que no interviniera el juez de Dolores. Lo consiguió.
¿Por qué sospechaba Garavano que Ramos Padilla podía no ser imparcial? Él mismo lo explicó en su recusación: «Ordené, como Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, que se le promueva juicio político con anterioridad a la presente denuncia, lo que configura tanto una causal de excusación como, en su caso, de recusación». «