Fue el punto de inflexión en la tensión interna del Frente de Todos. Ocurrió cuando la Cámara de Diputados aprobó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el 11 de marzo de 2022. La mayoría de los votos en contra salieron de la propia coalición oficialista. Hasta ese momento había zancadillas, diferencias de visión, disputas por cuotas de poder. El acuerdo con el FMI terminó de complicar una situación que ya se había tensado por la derrota electoral de octubre de 2021.
El argumento de los diputados que no acompañaron a su propio gobierno se plasmó en un documento de La Cámpora que se titulaba: “La vuelta del FMI a la Argentina: ¿cómo llegamos hasta aquí»? El escrito hacía un repaso por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina. Luego cuestionaba el modo en que se había encarado la negociación y sostenía que se había basado en la creencia de que había “un nuevo Fondo”. Y -este es el quid de la cuestión- remarcaba que los resultados serían los opuestos a los planteados. Es decir que el acuerdo, presentado como el mal menor para evitar que el dólar y la inflación se desboquen, tendría el efecto inverso. El índice de inflación de marzo, cercano al 8%, por ahora, le estaría dando la razón a quienes se opusieron a lo firmado por Martín Guzmán.
Del otro lado del FdT ofrecen explicaciones válidas. Dicen que el gobierno tuvo que enfrentar la pandemia, un hecho inédito que generó escenas propias de una película de ciencia ficción. Un recuerdo: los pasajeros que cruzaron en ferry desde Uruguay, el 20 de marzo de 2020, y no se los dejó bajar del barco hasta que se consiguió aislarlos en un hotel. La Historia le reconocerá a Alberto Fernández que tuvo que pilotear una situación extraída de un libro de H. G. Wells.
La relación entre el Fondo y el kirchnerismo tiene su historia. Se suele destacar la decisión que tomó Néstor en diciembre 2006, cuando pagó el total de la deuda. Se recuerda menos que en septiembre del 2004 suspendió el stand by que el país había firmado con el organismo. Ese acuerdo tenía puntos de contacto con el actual: no implicaba recibir dólares frescos. El organismo prestaba para cancelar la deuda con él mismo. ¿Qué hizo Néstor tras suspenderlo? Empezó a pagar con reservas. De ese modo no tenía que aceptar los condicionamientos. Tal maniobra permitió encarar la negociación con los acreedores privados sin el Fondo soplándole la nuca. Argentina tenía el default más grande de la historia del capitalismo. ¿Qué logró? Algo inédito hasta ese momento en deudas soberanas: que el deudor le impusiera las condiciones a los acreedores.
Quienes defienden el pacto alcanzado en 2022 dicen -quizás con cierta razón- que hacer eso ahora era imposible porque la magnitud de la deuda con el FMI es muy distinta a la de 2004. Que eso vuelve impracticable pagar con reservas y sacarse de encima las “recomendaciones”, que terminan generando un cogobierno de la política económica. La deuda que dejó Mauricio Macri con el organismo es cuatro veces mayor a la que había cuando asumió Néstor la presidencia.
El entrañable filósofo y escritor José Pablo Feinmann dijo una vez que el pensador alemán Georg Hegel sostenía que la tragedia se producía cuando todos tenían razón. A lo mejor hubo algo de tragedia en lo que le ocurrió al FdT con el Fondo. También está la frase de Juan Perón: la única verdad es la realidad. Esa realidad indica, por ahora, que la inflación no para. «