A los 96 años, falleció este lunes Delia Giovanola, una de las 12 fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y referente de la lucha por los derechos humanos en Argentina. Tras una búsqueda de casi 40 años, pudo abrazar a su nieto, Martín, quien recuperó su identidad en 2015.
“Una mujer luchadora, militante de la memoria, la verdad, la justicia y la alegría”, la describió Abuelas en un comunicado en el que anunció «con profunda tristeza» la partida de la última de las fundadoras que quedaba.
La vida de Delia dio un vuelco en la madrugada del 16 de octubre de 1976: su hijo, Jorge Oscar Ogando, fue secuestrado en La Plata junto a su pareja, Stella Maris Montesano, que estaba embarazada de ocho meses. Ambos militaban en el PRT ERP y tenía una hija pequeña, Virginia, de tres años, quien quedó en su cuna. A partir de ese día, Delia, quien era directora de escuela y tenía 50 años, cuidó de su nieta y comenzó una búsqueda que le llevaría el resto de su vida. “Pensé que por el embarazo de Stella la iban a devolver. Nunca pensé que esto iba a ser para siempre”, relató el año pasado al declarar como testigo en el juicio Brigadas en el que se juzgan crímenes de lesa humanidad en el Pozo de Quilmes, donde estuvo cautiva su nuera y nació su nieto.
Delia había comenzado a concurrir a las rondas de la Plaza de Mayo junto a otras madres que reclaman la aparición con vida de sus hijos e hijas y en octubre de 1977 formó parte del grupo fundador de Abuelas, entre quienes se encontraban María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, Alicia “Licha” Zubasnabar de De la Cuadra, Mirta Acuña de Baravalle, Beatriz Aicardi de Neuhaus, María Eugenia Cassinelli de García Iruretagoyena, Eva Márquez de Castillo Barrios, , Clara Jurado, Leontina Puebla de Pérez, Raquel Radío de Marizcurrena, Vilma Sesarego de Gutiérrez y Haydee Vallino de Lemos.
“A mí me parieron las Madres. Yo salí como Abuela de la ronda de las Madres un jueves en que una de ellas se puso a orillas de la ronda y dijo: ‘Si hay alguna madre o suegra de embarazada que salga de la ronda’, y ahí salí yo. Ahí nací como Abuela de Plaza de Mayo”, contó durante el juicio de Las Brigadas, y añadió: “Ahora teníamos que buscar un nieto y tampoco había un manual que nos enseñara eso. Visitamos casacunas, maternidades, guarderías, presentamos hábeas corpus en juzgados de menores, pero nuestras hijas parían en cautiverio, no tuvimos noticias. Cuando llegamos a ser 12, fundamos Abuelas Argentinas con Nietos Nacidos en Cautiverio que fue nuestro primer nombre”.
Todavía en dictadura, una foto suya recorrió el mundo. Fue durante una ronda en Plaza de Mayo y aparecía con un cartel que decía: “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”.
La búsqueda de Jorge, Stella Maris y su hijo la realizó junto a su nieta Virginia, quien falleció en 2011. “Quiero decir que me siento acompañada por mi nieta Virginia. Está conmigo en todo momento, estuvo conmigo durante 35 años acompañándome en todo lo que ocurrió desde el 16 de octubre de ‘76 hasta que falleció, como una víctima más de este genocidio”, dijo al comenzar a declarar el año pasado.
Esa lucha por encontrar a su nieto fue muy dura, contó: “Cada vez que veía un chiquito lo seguía con la vista pensando ‘¿será mi nieto?”. A fines de 2015 lo logró: “¡Te encontré!”, le dijo por teléfono a Martín, quien tenía 39 años y vivía en el exterior. “Tras un silencio, Martín comenzó a hacerle preguntas, la empezó a llamar “abuela” y desde ese día mantuvieron una relación de abuela y nieto como si se conocieran de siempre”, contaron desde la institución.