Institutos de investigación de informática y Departamentos de Computación de universidades nacionales, encabezados por el de la Facultad de Exactas de la UBA, lideran una solicitada donde manifiestan su rechazo al voto electrónico y su preocupación por las consecuencias que puede generar su implementación en las próximas elecciones.
Como expertos en informática, como docentes e investigadores que dedican su tiempo, su pasión y su energía a esta disciplina creemos que la tecnología tiene mucho para aportar a la sociedad. Sin embargo, también conocemos sus limitaciones y por eso somos conscientes de que es prácticamente imposible construir sistemas que brinden máximas garantías de inviolabilidad como las que requiere un sistema de votación, inicia el texto titulado Decimos NO al Voto Electrónico, que difunden los diferentes establecimientos públicos en sus páginas web y redes sociales.
El proyecto de ley actualmente en debate en el Congreso de la Nación pena con años de cárcel el estudio o análisis de estos sistemas para encontrar vulnerabilidades, paso sin el cual no es posible mejorar ninguna implementación. De ser aprobada esta ley no tendremos posibilidad de investigar su funcionamiento y podríamos llegar a ser tratados como criminales sólo por hacer nuestro trabajo, alertan.
La idea del Gobierno Nacional es sacar cuanto antes la ley que establece la Boleta Única Electrónica, para llegar a implementarla en las elecciones legislativas del año próximo. Tras la aprobación en Diputados, esta semana será el turno del Senado, donde comenzará a tratarse este martes. La intención del FpV (en negociaciones con el Peronismo Federal) es realizar cambios en el proyecto, centrados en la eliminación del chip RFID de la boleta el cual diferentes informáticos demostraron que puede ser fácilmente leído y modificado a la distancia, incluso desde un smartphone y que en su lugar el conteo sea manual; la aplicación gradual del nuevo sistema (como sucedió en todas las experiencias anteriores, ejemplo Salta y Brasil); la exhibición de la lista completa de candidatos; y el establecimiento de un plan de contingencia que incluya la utilización de boletas de papel, en caso de que la Cámara Nacional Electoral no apruebe la idea electrónica del Ejecutivo.
Al ser legislación en materia electoral, las modificaciones generarían que el texto vuelva a Diputados. Si Cambiemos quiere aprobar la iniciativa en Senado tal cual llegó desde la Cámara Baja, necesitaría de dos tercios de los votos, algo que parece improbable.
Este sistema fue cuestionado por personalidades mundiales en el área de la informática y los datos. Desde Bill Gates hasta el fundador de Wikileaks, Julian Assange, que sentenció: Es un suicidio para las elecciones. Los especialistas apuntan a la poca transparencia para que el voto siga siendo secreto y a la vulnerabilidad del sistema, que sería muy similar al aplicado por el macrismo en la Ciudad. En el distrito porteño, un programador, Joaquín Sorianello, demostró las fallas y manipulaciones que puede traer esta metodología (en ese caso implementada por la empresa Magic Software Argentina), lo que le valió detención y allanamiento en su domicilio.
Aun los sistemas más auditados del mundo tienen fallas que permanecen sin detectar durante muchos años. En un sistema de votación, estas fallas podrían permitir adulterar los resultados (especialmente en elecciones reñidas) o identificar a los votantes. Una auditoría de seguridad del software y del hardware involucrados en un sistema electoral requiere largos períodos de tiempo a manos de un grupo de expertos y luego algún mecanismo electrónico que permita verificar que en cada cuarto oscuro tanto el software como el hardware se corresponden exactamente con el que ha sido auditado, ya que cualquier pequeño cambio podría alterar su comportamiento de forma maliciosa. Este tipo de verificación resulta inviable en la práctica, expresan los especialistas informáticos en su solicitada.
Sostienen que cualquier máquina de votación, incluso una simple impresora, es un dispositivo programable que cuenta con memoria, lo que podría permitir múltiples mecanismos de identificación de votantes o adulteración de resultados, algo sobre lo que hay sobrada evidencia internacional. Y enfatizan: por estos motivos son sólo una minoría los países del mundo que utilizan dispositivos electrónicos en su sistema de votación, ya que la complejidad que tiene la tecnología por sí misma elimina la posibilidad de control que debería poder ejercer cualquier ciudadano. En consecuencia, solicitamos al Congreso de la Nación que no autorice la utilización de equipamiento informático para emitir los sufragios.
Los departamentos de computación de la Universidad Nacional de Córdoba, de la UBA, de Rosario, de Río Cuarto, de Comahue, del Instituto UBA/Conicet y del Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas, son algunos de los firmantes del documento, que se puede leer en: http://www.dc.uba.ar/solicitada-voto-electronico.
También podés leer:
> «En una maratónica sesión, Diputados aprobó el voto electrónico»