El pacto social genera debate al interior del movimiento obrero. Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, le dijo a Tiempo que es «prematuro» arrojar una opinión.
Con todo, Yasky adelantó que la CTA-T hará su congreso nacional el 3 de octubre en el que se votará una propuesta en favor de un «contrato social en oposición a la dictadura del mercado en la etapa financiera del neoliberalismo».
El dirigente agregó que «vamos a reivindicar el tripartismo que consagra la Organización Internacional del Trabajo y la necesidad de redefinir un contrato social en la Argentina para garantizar el empleo digno, la producción, la educación, la salud y la defensa de los jubilados».
Por su parte, Héctor Amichetti, titular de la Federación Gráfica Bonaerense e integrante de la Corriente Federal de los Trabajadores, expresó su respaldo al pacto social. «Estamos de acuerdo en que se convoque un ámbito buscando el acuerdo entre todos los sectores nacionales, que incluya a los trabajadores a través de sus organizaciones y que incluya al sector de empresarios y las pymes, las cooperativas y la economía popular», dijo.
En ese sentido, Amichetti agregó que ve al pacto social «con muy buena perspectiva en la medida en que sea amplio e incluya a todos los sectores».
El dirigente sindical gráfico observó que esos sectores son los que «están siendo afectados por una economía destruida. Hay que generar un ámbito para encontrar un camino de salida a esta situación. El futuro gobierno necesita el apoyo de los sectores productivos y del mundo del trabajo porque lo que va a tener que tomar como medidas inmediatas requiere un gran apoyo popular y nacional».
Agregó que el pacto social «implica sostener un respaldo al gobierno para desdolarizar las tarifas».
En tanto, Alejandro Crespo, secretario general del sindicato del Neumático y referente del Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) aseguró que «el Pacto Social nunca funcionó. En el gremio del neumático lo conocemos muy bien. En FATE uno de los socios era José Ver Gelbard. El pacto trajo penuria para los trabajadores».
Crespo observó que tras la pérdida de poder adquisitivo el pacto «sería intentar que los trabajadores mantengan una situación económica que haría que sus familias bajen su calidad de vida. El resultado no puede ser positivo y generará una gran resistencia de los trabajadores». «