Un mes después de que empezaran a registrarse los primeros casos positivos de coronavirus en Italia, y luego de reiterados pedidos de auxilio de este país, incluso después de ver cómo China, Venezuela y Cuba ofrecían ayuda médica, la Unión Europea (UE) mostró sus primeros signos vitales: “Hoy, es la primera vez que sucede, hemos activado la cláusula de escape al Pacto de Estabilidad”, dijo mirando a cámara la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, en un video difundido a través de Twitter el viernes pasado. Se trata de la habilitación para los Estados nacionales de introducir los niveles de dinero en circulación “que ellos necesiten”, ampliando el margen de maniobra presupuestario en el intento por responder a la emergencia sanitaria y económica del coronavirus.
Las primeras pulsaciones ya se habían sentido un día antes de ese anuncio, cuando la misma CE, el organismo de gobierno de la UE, había decidido destinar 50 millones de euros a la creación de “la primera reserva común” de equipos médicos de cuidados intensivos (ventiladores, protección personal, barbijos, vacunas y suministros de laboratorio) para ayudar a los países como parte de los Mecanismo de Protección Civil de la unión.
Las estrategias individuales habían primado en un primer momento, en el que incluso Alemania y Francia habían restringido –luego dieron marcha atrás- la exportación de elementos esenciales de prevención del Covid-19, y la UE había olvidado por completo su propio Tratado de Funcionamiento en el que contempla que en casos de “dificultades graves en un Estado miembro, ocasionadas por catástrofes naturales o acontecimientos excepcionales” que no pudieran controlar, el Consejo de la Unión podrá acordar “una ayuda financiera” al Estado en cuestión. La UE tuvo varias semanas para evaluar una estrategia más flexible y asumir que el caso de un país como Italia, con una población apenas superior a los 60 millones de habitantes, y que registra más de 4.000 muertes en menos un mes por los efectos de un virus hasta entonces desconocido, califica como una “dificultad grave”.
En términos de equipamiento, Alemania está mejor posicionada que sus pares del oeste, ya que tiene 25 mil camas en cuidados intensivos con asistencia respiratoria, y anunció que quiere duplicar esta cifra, en tanto que Francia cuenta con unas 7000 e Italia, 5000 camas.
En Estados Unidos
Europa, con todo, mantiene a pesar de recortes presupuestarios de hace décadas, el estandarte de la salud pública. La situación es bien diferente en Estados Unidos, donde como registró Michael Moore en Socko, hace 13 años, tiene un modelo sanitario donde se disputan los paradigmas neoliberales.
Esto es tan así que a la ley de salud que hizo Richard Nixon en 1971, para darle preminencia a las empresas privadas, hubo dos propuestas de reforma, una de Hillary Clinton cuando su esposo era presidente, y otra de Barack Obama. Era simplemente una ampliación de los servicios, con apoyo estatal, pera los ciudadanos de menores recursos. El primer objetivo de Donald Trump en la Casa Blanca fue derogar el Obamacare, y lo logró parcialmente.
Se dio el caso en estas semanas de una persona que tenía síntomas compatibles de coronavirus al volver de un viaje de trabajo a China, se internó en el servicio médico prepago que había contratado. Le llegó una cuenta de 3000 dólares. Era una simple gripe. La cuenta sumaba los días de internación y aislamiento, que debía abonar su seguro. Pero su empresa de salud le anunció que iban a estudiar si lo suyo no sería consecuencia de una condición preexistente. Esa figura legal sirve para que las compañías esquiven el pago por las atenciones que se realizan.
Una internación completa con aislamiento de 14 días puede trepar a los 20 mil dólares de promedio. No son muchos los que se pueden dar el lujo de un plan médico que se haga cargo 100% de esa suma. Las últimas cifras hablan de más de 41 mil casos positivos de coronavirus en Estados Unidos, con más de 400 fallecidos. Pero nadie aventura que los números no sean mayores, teniendo en cuenta que quien no tiene un servicio médico adecuado podría no tratarse como corresponde.