“Basta de reformas inconsultas y de persecución política a los centros de estudiantes”, resume la consigna de la marcha estudiantil cuyo recorrido unió al Congreso Nacional con la Legislatura porteña en la tarde del viernes. Un recorrdio que no es casual. En un Parlamento los diputados oficialistas avalaron el desfinanciamiento educativo universitario decretado por Javier Milei; en el otro, los legisladores del PRO y aliados acompañarán la reforma educativa de Jorge Macri.

Una vez más, miles de estudiantes de secundarios porteños salieron a las calles para rechazar la reforma educativa de la administración macrista y la persecución política que viene realizando el Ministerio de Educación contra las y los pibes que reclaman por sus derechos.

“Estudio en uno de los pocos colegios piloto que hay en la ciudad para implementar la reforma, porque la mayoría de las escuelas rechazaron ser colegios piloto, pero en nuestra escuela la dirección está de acuerdo con la reforma de Macri”,  señaló a Tiempo Sofía Aljanati, estudiante del Lengüitas y ex secretaria general del centro de estudiantes.

A mediados de octubre, tras una asamblea estudiantil, funcionarios del Gobierno de la Ciudad estuvieron encerrados durante más de cinco horas con las y los alumnos para intentar que den de baja las medidas de fuerza que fueron aprobadas. En esa ocasión, los amenazaron con tomar acciones judiciales contra sus padres si llegaban a realizar las jornadas de protesta en los edificios escolares.

“Estamos en contra de esta reforma por muchos puntos, por ejemplo: a partir del segundo cuatrimestre dividen a los cursos por clases, algo semejante al sistema educativo norteamericano, eso hará perder la identidad de los colegios; y por el otro, intentan convencernos que los profesores no se van a quedar sin trabajo, ni van a perder horas, lo cual es falso. Estuvimos hablando con profesores que tienen muchos años en el colegio y efectivamente les han sacado horas, por lo tanto, van a cobrar menos y no les importa la cantidad de experiencia ni la cantidad de tiempo que lleven en el colegio”, agregó Aljanati.

Los secundarios porteños no sólo centraron sus reclamos en las políticas de coyuntura que lleva adelante el macrismo, muchas de las reivindicaciones estudiantiles son históricas. El reclamo más fuerte que se suma a la ausencia de insumos, la falta de profesores y la mala calidad de las viandas escolares; son las pésimas condiciones edilicias provocadas por el ajuste en mantenimiento e infraestructura escolar.

Juan Pablo Asís, presidente de la Escuela Normal Superior Nro. 11 «Dr. Ricardo Levene», de Parque Patricios, apuntó en ese sentido: “la situación de nuestro colegio no es muy buena. Desde el 2022 venimos reclamando que haya ascensores. En nuestro edificio hay planta baja, primer y segundo piso y tenemos el caso del compañero Maxi que está en silla de ruedas, y no pueda acceder a los demás pisos debido a que no hay ni siquiera a rampas que le permitan subir”.

El delegado estudiantil apuntó a la ausencia de políticas de inclusión por parte de la cartera educativa que conduce la ministra Mercedes Miguel. “Porque esto afecta no solamente a los compañeros que están en silla de ruedas o que tengan problemas de movilidad, sino también a la gente mayor, a profesoras embarazadas, y a cualquier compañero con problemas de salud determinados”.

El Normal 11 es un colegio que tiene todos los niveles educativos: primario, secundario y terciario. Todos comparten el mismo edificio. Por la tarde el nivel primario está en planta baja, quiere decir que un estudiante que esté en sillas de ruedas no puede cursar a la tarde en el secundario porque las aulas de planta baja pertenecen a primaria. “En general la infraestructura de nuestro colegio es malísima”, remata el estudiante.

Amenazas y persecución política

Durante la semana, decenas de colegios secundarios que integran la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), estuvieron armando un plan de lucha para rechazar la reforma educativa de Jorge Macri. Una de las medidas incluía pernoctes en diferentes escuelas, pero el gobierno de la Ciudad inició varias instancias de amedrentamiento y persecución contra los menores.

“Lo que más nos impactó es la cantidad de amenazas que recibieron un montón de centros de estudiantes, especialmente los colegios artísticos, que fueron amenazados por la supervisión, donde los amenazaron con bajar las instancias de exámenes o les censuraban las muestras importantes que tienen la mayoría de las escuelas artísticas a fin de año”, contó a Tiempo Catalina, vocera de la Escuela Técnica Nº 6 Fernando Fader del barrio de Flores.

“Por eso en esta marcha”, sigue, “nos acompañaron también centros de estudiantes de universidades y un par de gremios que se suman al reclamo por más presupuesto para la educación pública”, agrega la estudiante.