El economista ultra liberal José Luis Espert se volvió un precandidato presidencial clave por el “daño” que el gobierno nacional supone que le hace a la carrera por la reelección de Mauricio Macri. El oficialismo hizo todo lo que estaba al alcance de su mano por debilitarlo y sacarlo de la competencia. Desde arrebatarle a un aliado clave, en términos legales, Alberto Asseff, que dejó al Frente Despertar sin candidatos bonaerenses, hasta presiones de empresarios y medios afines a la Rosada para que deponga su postulación.
Una de las formas que encontró el economista para neutralizar-minimizar en realidad-las presiones fue comparar el accionar del ejecutivo macrista con algunas de las prácticas de Nicolás Maduro en Venezuela. Ante este contraataque, el gobierno nacional bajó los decibeles contra el precandidato.
Espert se instaló popularmente por su participación en distintos programas de televisión en los que opinaba sobre la situación económica, difundiendo una mirada que mayormente está a la derecha del macrismo. Su autodefinición como “libertario”, su origen por fuera de las estructuras políticas y su mensaje conciso, le sirvieron para calar sobretodo en el electorado más joven. Esto es al menos lo que indican la mayoría de los focus group.
El desafío de Espert es mostrar que su instalación mediática, la que tenía antes de postularse y que incrementó después, entre otras cosas por las estrategias de proscripción en su contra impulsadas por el oficialismo, tienen algún tipo de traducción electoral, si pone votos en las urnas.
Los últimos sondeos que circularon antes de la veda ponían un interrogante sobre este elemento fundamental. Lo mostraban como una figura que difícilmente pueda desequilibrar la polarización, aunque sí arrancarle un puñado de votos al presidente por derecha y quizás pelear el tercer puesto con Roberto Lavagna.
La campaña del economista fue directa. Apuntó contra “los políticos tradicionales” y a seducir a los votantes que no quieren optar entre Macri y la fórmula Alberto Fernández-CFK. Es el mismo grupo a que apostó Lavagna. ¿Cuántos electores había realmente buscando una tercera opción? Es otro de los interrogantes que se develarán cuando se abran las urnas y quedé cuál de los dos economistas se quedó con la medalla de bronce.