Comenzó la carrera con una polémica que estuvo cerca de dejarlo fuera de juego. Y logró avanzar en un escenario que, según coinciden las encuestas del oficialismo y la oposición, prefigura una elección hiper-polarizada.
A menos de treinta días de las PASO, el economista José Luis Espert confía en consolidar a su espacio “Despertar” como el (lejano) tercero en discordia de la disputa de fondo entre el macrismo y el opositor Frente de Todos.
Aunque la mayoría de los sondeos de opinión ubican a la fórmula que integra con el periodista Luis Rosales detrás del exministro de Economía Roberto Lavagna con entre 2 y 3 por ciento de intención de voto, el equipo de Espert confía en lograr un enroque de posiciones.
Los ejes de la campaña ya están expuestos. Un mensaje ultraliberal, críticas empatadas a Mauricio Macri y al tándem Fernández-Fernández, y un guiño irreverente que, según los analistas, logró atraer a electores de la codiciada franja joven.
“Este año predominarán las ideas de libertad y de sentido común”, les dijo a sus seguidores el fin de semana durante el acto de lanzamiento en el club Ferro Carril Oeste en el porteño barrio de Caballito. Y prometió articular una propuesta político-electoral para “dinamitar un sistema que está armado para destruir a la gente”.
Tras ensayar algunos golpes de boxeo hacia la cámara, Espert concluyó: “No compren el discurso de la grieta”.
La adhesión de los electores jóvenes aparece como uno de los activos de la construcción de Espert. “Concentra el grueso de sus votantes en el sector juvenil”, explicó a Tiempo la investigadora Shila Vilker.
¿Cuáles son las razones de ese alineamiento? “Tiene un discurso algo irreverente y crítico del sistema, incluso antisistema. Desde allí, logra capturar a un votante joven y escéptico ante los discursos políticos”, amplió Vilker.
Las acciones tácticas que incluyen juegos con memes en redes hasta juntadas en bares contribuyeron a sostener esa conversación.
Para el sociólogo Carlos De Angelis, la adhesión juvenil a Espert está alimentada de las usinas liberales de la educación privada. “Es una derecha antisistema, resultante de un proceso de maduración de la educación privada universitaria. Jóvenes de clase media y media alta”, diagnosticó.
La empatía también encuentra explicación en el gesto de ¿rebeldía? que significó mantener la precandidatura tras la deserción del líder del partido Unir, Alberto Asseff, y su acercamiento con el oficialista Juntos por el Cambio a través de una gestión de Miguel Angel Pichetto. Luego de su acuerdo con la Casa Rosada, Asseff se integró a la oferta electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, primer distrito electoral del país.