El de las computadoras es un mercado perdido”, lamentó el presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Terminales de Electrónica (AFARTE), Federico Hellemeyer, consultado sobre un contundente dato de la actualidad: de cada 10 computadoras que se venden en el país, 9 son importadas.

Las fábricas no venden al público pero sienten la retracción de la demanda en tanto proveedores del comercio minorista.

En diálogo con Tiempo, Hellemeyer apuntó contra el Decreto 117, que levantó el arancel a las importaciones de electrónicos, y advierten que el 2017 va a terminar a un ritmo estable pero “sin un boom” de crecimiento. Además, señaló la “ineficiencia” de los controles aduaneros, que hoy permiten el ingreso de 3 millones de teléfonos celulares de contrabando.

-Las importaciones están afectando a la industria nacional. En el rubro de las computadoras, 9 de cada 10 ventas son producción extranjera. ¿Cuán grave es la situación?

-Hoy el mercado de las computadoras está completamente perdido como consecuencia del Decreto 117, que lo liquidó. Para los socios de AFARTE la producción de computadoras es secundaria (las empresas específicas del sector están nucleadas en la cámara CADDIEL) pero tenían una porción. Hoy no se están fabricando computadoras en el país.

-¿Para lo mismo con la producción de teléfonos celulares?

-Sí. La producción de las fábricas de Tierra del Fuego es de 9,5 millones anuales a la par de una importación legal de entre 500 mil y 750 mil teléfonos anuales que este año puede aumentar un poco. El problema es que también hay un alto nivel de contrabando, que este año puede llegar a las tres millones de unidades. La información es de las operadoras y de las marcas, que registran cada celular que se enciende en el país, y la tendencia es creciente porque en 2016 se habían contrabandeado 2.650.000 equipos.

-Por poner dos casos, los empresarios jugueteros y los autopartistas denuncian la misma problemática y apuntan contra la administración de la Aduana. ¿A quién responsabiliza AFARTE?

-La situación es preocupante porque los controles aduaneros son un problema pero también hay deficiencia en los controles comerciales a las cuevas que venden ese contrabandeo. Tampoco se controla a los sitios web que comercializan los productos, como Mercado Libre o Amazon. Además del empleo, el contrabando conlleva un perjuicio fiscal, además de que el comprador no tiene la misma garantía que en la compra legal ni la misma cobertura para reparaciones.

-Bueno, pero la importación es un problema en sí, al margen del contrabando.

-Absolutamente.

-¿Qué panorama ve a nivel interno?

-Es un momento de escasez y una coyuntura muy apretada. No por medidas puntuales del gobierno sino porque hay una caída muy fuerte del poder adquisitivo, una retracción muy importante de la demanda. La producción de televisores está estable pero el segmento de los aires acondicionados viene mal. En 2015 fabricamos 1.800.000 unidades y en 2016 hicimos 700 mil unidades menos. En el primer semestre de este año llegamos a 400 mil. Si bien el grueso de la producción está en el segundo semestre, este año el problema tarifario es clave porque desalienta las compras.

-Dice que la situación no es mala por medidas del gobierno pero ya habló de las importaciones y de los aumentos de tarifas…

-En realidad esas son medidas generales. La variable que pega específicamente en esta industria es el Decreto 117.

-¿Pudieron acercar esa demanda al gobierno? ¿Qué les objetan?

-Sí, con la Secretaría de Industria venimos trabajando el tema del contrabando y las trabas a la competitividad. En la negociación ellos piden que nosotros bajemos los precios de los productos pero nosotros decimos que no solo hay costos operacionales y laborales sino que además está el tema aduanero, que es muy importante. Para nosotros, en este contexto inflacionario, si los precios no suben de alguna manera bajan. Pero somos más caros comparados con otras economías y nosotros tenemos que trasladar nuestros costos de insumos al precio final.

-¿Cuál es la situación del empleo en las fábricas de Tierra del Fuego? ¿Van a seguir los despidos?

-Estrictamente hubo 700 personas despedidas por el cierre de Informática Fueguina, en Río Grande. Después hay gente que está suspendida por los vaivenes de la producción. En esos casos el reingreso se está haciendo muy lento pero el empleo formal se mantiene. Los empresarios nos preparamos para un 2016 de ajuste pero para este año esperábamos una reactivación que no sucedió. Los tiempos son muy lentos y no hay ningún boom.

-¿Cómo viene la agenda para el resto del año?

-Esperamos que la situación revierta. Con la UOM tenemos dos mesas abiertas con los ministerios de Producción y Trabajo donde tratamos una agenda abierta. Es una mesa de competitividad similar a las que se abrieron en la industria automotriz y otros sectores. Esperamos que sirvan para reactivar la situación general.