Los gendarmes llegaron mucho antes que el presidente. Desde la noche del sábado, cientos de efectivos de la fuerza de seguridad que conduce Patricia Bullrich se desplegaron en los alrededores del comedor comunitario Los Piletones, en Villa Soldati. Lo vallaron varias cuadras a la redonda y dispusieron de un lugar especial para que aterrice el helicóptero presidencial.
Con esa escenografía tan poco compatible con alguien que es esperado como un Papa Noel viviente, Macri llegó finalmente en la mañana del 24 de diciembre para desayunar con Margarita Barrientos, acompañado de la primera dama, Juliana Awada, su hija Antonia, y de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.
La llegada de Macri fue precedida por un operativo de seguridad que comenzó anoche con efectivos de Gendarmería, que reforzaron la guardia en el lugar.
Macri, su esposa -con Antonia alzada- y la ministra Stanley caminaron por las estrechas calles que conducen a Plumerillo 3995, donde está el comedor de Barrientos, que se destaca por su colorida fachada con dibujos del artista plástico Milo Lockett.
Barrientos los recibió y caminó con ellos los cien metros que llevan desde la entrada, donde estaba estacionado el auto que los trasladó, hasta la puerta del comedor.
«Vengo como siempre, todos los años, ya son 11 ó 12 años que venimos acá el 24, y espero que nada cambie», dijo Macri al abandonar el comedor, en el único contacto con la prensa que aceptó, en el que deseó a los argentinos «juntar fuerzas» para encarar con optimismo el año que comienza.
Luego de la visita a Los Piletones, el jefe del estado pasará Nochebuena y Navidad en su quinta familiar Los Abrojos, en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, y mañana viajará a Villa La Angostura, en Neuquén, para descansar junto a su familia y pasar el Año Nuevo.