«Si suben los casos quiere decir que hay mayores contagios. La regla simple es que, cuanto mayor es la cantidad de contagios, más deben ser las restricciones. Es lo que funcionó en todo el planeta», sostuvo el gobernador Kicillof el lunes. Luego aclaró que esta semana harán la «evaluación fina» para decidir cómo seguirá la cuarentena después del 7 de junio.
La preocupación del gobierno está puesta en la cantidad de casos, la velocidad con que se multiplican, la dispersión en el AMBA y la ocupación de las camas en el sistema de salud. Tanto el ministro de Salud, Daniel Gollán, como su su vice, Nicolás Kreplak, remarcaron en las últimas horas que «no es momento de flexibilizar nada» y advirtieron que, si se mantiene el ritmo de contagios actual, el sistema podría saturarse en un máximo de 60 días.
La curva se disparó en las dos últimas semanas, pasando de un promedio de 80 casos diarios a picos de 300 y el récord de 488 que se registró este martes. Hace 15 días, el 19 de mayo, había 2594 casos confirmados en toda la provincia y hoy ya se contabilizan 6458 casos.
En los distritos del Conurbano, se registraron 1.519 casos nuevos en la última semana. Todos los partidos registraron casos nuevos, en especial La Matanza, Quilmes y Avellaneda. El foco que encendió el alerta fue el de Villa Azul -el barrio que comparten Quilmes y Avellaneda- donde el tiempo de duplicación de los casos es de apenas 12 horas y el porcentaje de positividad del 70%. También hubo operativo especial en Villa Itatí y el barrio José Luis Cabezas, entre los distritos de Berisso y Ensenada.
Además de los barrios populares, la atención del gobierno bonaerense está puesta en los geriátricos y en los centros de salud, donde se viene registrando la mayor casos de los contagios. Allí hay distintos tipos de testeos para intentar desactivar los focos antes que se conviertan en incendios imposibles de controlar.
El ascenso de la curva impacta de manera directa en la ocupación del sistema de salud público y privado. Si bien se duplicó la cantidad de camas críticas (de terapia intensiva) que existían antes de la pandemia, las autoridades advierten que a este ritmo el sistema podría estar saturado en un lapso de dos meses. «Ahora estamos en un 43 o 44% de uso del sistema de Salud; con la cantidad de casos que tenemos ahora, faltarían entre 40 y 60 días para la saturación del sistema», advirtió Kreplak.
Aunque todavía es bajo el número de pacientes internados por COVID-19, el dato que alarma es que en 15 días se pasó de una ocupación del 35 al 42% de las camas críticas. Según datos oficiales, del total de 4712 camas de terapia intensiva en toda la provincia hoy están ocupadas 314 por pacientes con COVID y 1955 por otras patologías. En tanto, sobre las 2494 camas de cuidados intermedios, 196 están con pacientes de coronavirus, mientras que de las 15.089 camas de cuidados mínimos hay 959 ocupadas por COVID y 5753 por otras afecciones.
Gollán explicó hoy por qué el sistema se saturará si los contagios siguen creciendo a la misma velocidad. «De cada mil personas que se enfermen por día 200 van a ir a hospitales y 50 van a necesitar terapia y respirador. Y cada uno se esos pacientes se queda entre 14 días y 20 días internado, por eso se satura el sistema», explicó y agregó: «Es lo que hay que evitar. Hay que regular para que no suceda».
Kreplak coincidió: «Hay que hacer algo para que la tendencia cambie. No es momento de flexibilizar nada sino de intentar que bajen los casos». Y señaló incluso que «hay tareas que no son indispensables que hay que medirlas también» con el objetivo de aminorar los contagios y evitar el colapso.