Hubo chori, bombo, mensaje de unidad y un estadio repleto. No faltó nada en el acto en la cancha de Defensores de Cambaceres, en Ensenada, con el que Unión por la Patria largó oficialmente la última etapa de la campaña bonaerense en la que Axel Kicillof se juega la reelección en la Provincia y Sergio Massa el ingreso al balotaje presidencial.

El acto congregó a todos los sectores del frente electoral: intendentes, funcionarios, sindicatos y movimientos sociales, quienes buscaron mostrar músculo para el sprint final de la campaña y la militancia casa por casa, que ya está en marcha, para convencer a los ausentes y desencantados. «Todos y unidos», la consigna de la convocatoria, reunieron en total cincuenta mil personas: 30 mil adentro y 20 mil en los alrededores de la cancha ubicada en el municipio de Ensenada. «Todos y Unidos», como el slogan de la convocatoria.

«Hoy arranca en la Provincia esta fotografía unidos para dar vuelta estas elecciones», arengó el intendente anfitrión, Mario Secco, en el arranque del acto que lo tuvo de orador junto a Kicillof y Massa. Admitió que no fue «nada grato» el resultado de las PASO. Aseguró que el peronismo está en la calle y pronosticó que el 22 de octubre Unión por la Patria pondrá «un presidente y un gobernador» en la provincia. Y cerró: «La Provincia se para de pie para mandarle un mensaje a todo el país: unidos y hasta la victoria siempre».

La militancia siguió el acto desde el campo de juego, donde se posicionaron las banderas, paraguas y dirigibles del Movimiento Evita, Barrios de Pie, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), de la CTA de los Trabajadores y de la Autónoma, del Peronismo 26 de Julio, de Sipreba, del Frente Patria Grande, de la UOM, del SUPEH, de La Bancaria, Frente Grande, Peronismo Militante y Kolina, entre otros. En las afueras hubo puestos de choripán y del clásico merchandising peronista: pilusos de CFK y La Cámpora y banderas argentinas a 2 mil pesos.

La dirigencia siguió los discursos a metros del escenario, ubicados en sillas: hubo funcionarios del gabinete bonaerense y nacional, intendentes del Conurbano y el interior, sindicalistas, referentes de movimientos sociales y legisladores. Estuvieron en primera fila, la titular de AySA, Malena Galmarini, y su hijo Tomás; el jefe de Gabinete y candidato a vicepresidente, Agustín Rossi; la vicegobernadora y compañera de fórmula de Kicillof, Verónica Magario; los ministros Gabriel Katopodis (Obras Públicas), Jorge Taiana (Defensa), Daniel Filmus (Ciencia y Técnica) y Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social); el titular del PJ bonaerense y diputado nacional, Máximo Kirchner, y el ministro de Gobierno bonaerense, Martín Insaurralde. Tambiéndijeron presentes el dirigente de Camioneros y la CGT, Pablo Moyano; el titular de Smata, Mario «Paco» Manrique; el secretario General de la Asociación Bancaria y diputado nacional, Sergio Palazzo; y el secretario general de Canillitas, Omar Plaini.

Kicillof fue el segundo orador. «Es un acto peronista en un día peronista», lanzó, en el arranque de su mensaje en el que profundizó en la misma línea discursiva de las últimas semanas: confrontó modelos de país, habló de las propuestas de la oposición. No mencionó casi a sus rivales provinciales y llamó a militar «sin descanso» para ganar la elección. «50 mil militantes en un acto que pone inicio a la recta final de la campaña que va a dejar en el sillón de Rivadavia a Sergio Massa», dijo, y aseguró que en la Provincia «se construirá la locomotora del triunfo».

El gobernador remarcó que lo que está en juego son los derechos y el futuro de la patria y consideró que la mayoría de los que votaron al candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, y de Juntos, Patricia Bullrich, «no votaron contra la salud, la educación, la industria y la obra pública». Sin embargo, aclaró que es necesario que la militancia vaya puerta por puerta a -«no con gritos ni insultos»- a explicarle a los electores que «atrás de esos personajes» hay ideas y propuestas que ya se usaron y fracasaron. «Si hay enojo, si hay decepción, vamos a entusiasmarlos con lo que pensamos hacer en la provincia y en la argentina», les dijo.

Después de enumerar y detallar cada una de las políticas públicas que se terminarán en caso de que gane la oposición como la entrega de netbooks, los viajes de egresados, la construcción de escuelas, Kicillof parafraseó a la vicepresidenta Cristina Kirchner. «Cristina dijo que ésta era una elección de pisos, vamos a ponerles un techo para que todos los laburantes, pibes y pibas no voten a los que vienen a entregarla», le propuso a la militancia que lo interrumpió varias veces con los cánticos.

También llamó a militar y votar la boleta completa de UxP, recordó que eligió «no desdoblar» la elección provincial para empujar la boleta presidencial y habló así de lo difícil que significaría gobernar la Provincia con un gobierno nacional de otro signo político. «Vamos juntos con Sergio. Sin la Nación no hay oportunidades para una provincia que necesita más obras y más recursos», subrayó.

A tono con la estrategia nacional y con la ventaja que le dio el triunfo en las PASO, no se refirió a sus rivales en la carrera por la Gobernación. Sólo mencionó a Néstor Grindetti, el postulante de Juntos por el Cambio, cuando lo culpabilizó junto al ex presidente Mauricio Macri y a Bullrich, por la vuelta del FMI a nuestro país. A Carolina Piparo, la candidata libertaria, no le dedicó ni una línea.

Sergio Massa cerró el acto. En el comienzo hubo amplios agradecimientos, especialmente para los intendentes bonaerenses, quienes tienen el desafío de traccionar votos de abajo hacia arriba para empujarlo al balotaje, pero también para los sindicalistas y organizaciones sociales. Y hubo una mención implícita a la vicepresidenta que, aunque estaba invitada, no participó del relanzamiento. «Cada uno de ustedes, con el orgullo herido con la pasión de saber qué país representamos y queremos, agarró su bastón de mariscal y salió casa por casa con lo cual hoy podemos decir que gracias al esfuerzo estamos empezando a construir el camino del triunfo para el 22 de octubre», dijo.

Luego habló de los dos caminos que se abren para los argentinos y argentinas el 22 de octubre de acuerdo al voto que pongan en la urna. Como Kicillof, habló de las diferencias cruciales que dividen al peronismo de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza en derechos laborales, educación, salud, jubilaciones, soberanía, trabajo y producción.

Hizo un mea culpa por las promesas no cumplidas y los errores del gobierno de Alberto Fernández. «Sabemos que algunos sienten la frustración de que hay cosas que a lo largo de estos años no se hicieron. No cumplimos con la esperanza que construimos en 2019», admitió. Y siguió: «Es cierto generamos empleo, pero también es cierto que el salario no alcanza». Pero les pidió mirar «a los ojos» a cada bonaerense y prometió que, si es electo presidente, dará vuelta la página. «Tengo el coraje para cambiar los funcionarios y empezar un nuevo gobierno y una nueva etapa en la política argentina», aseguró en uno de los pasajes que más aplausos se llevó de la tribuna.

Como una muestra de lo que será su gobierno, sólo mecionó la reforma del impuesto a las Ganancias. «Mañana miren al Senado porque en mi gobierno ningún trabajador va a pagar impuesto a las Ganancias para que no vuelvan a sufrir la estafa que sufrieron hace 8 años», le advirtió a los presentes antes de pedirles que militen barrio por barrio y casa por casa. «Gracias por el fervor de esta tarde, que este fervor sea el combustible que nos ponga en marcha para construir la victoria el 22 de octubre», cerró en medio de un gran aplauso y tirando unos pasos al ritmo de Los Palmeras, que sonaba de fondo.